La escasez de agua “amenaza el crecimiento y la estabilidad”: BM

Por Roberto González Amador, La Jornada, 4 de mayo de 2016

El cambio climático está agravando el problema en el mundo, añade en informe

La falta del recurso se agravará y la demanda sufrirá “un crecimiento exponencial”, señaló

La escasez de agua, un problema que afecta en mayor medida a la población pobre, tiende a agravarse y fue identificada por el Banco Mundial (BM) como “amenaza importante al crecimiento económico y la estabilidad global”.

Debido a los efectos combinados del crecimiento de la población, el aumento de ingresos y la expansión de las ciudades, la demanda del líquido sufrirá “un crecimiento exponencial” en los siguientes años, en un contexto en que el suministro se torna más errático e incierto, expuso el organismo.

La escasez de este recurso, que se ha visto exacerbado por el cambio climático, tiene el potencial de reducir en 6 por ciento el producto interno bruto (PIB) en algunas regiones, debido a que es esencial en varios procesos productivos; provocar migraciones de grupos de población en busca de mejores oportunidades económicas y de subsistencia, y generar conflictos, incluso violentos, señaló el BM en el informe Situación crítica: el cambio climático, el agua y la economía, publicado este martes.

Efecto diferenciado

El cambio climático tiene efecto diferenciado por regiones y estratos de ingreso. En América Latina y el Caribe, el calentamiento afectará “dramáticamente” los ecosistemas en toda la región, pero en especial la selva amazónica, lo que constituye una amenaza para aquellos que dependen de los ecosistemas para su subsistencia.

La menor disponibilidad de agua también tiene consecuencias sobre la oferta de alimentos, por lo que afectará en mayor medida a los pobres, indica el informe. En América Latina y el Caribe, la población de menor ingreso dedica poco menos de la mitad de su gasto a comprar alimentos y bebidas, en contraste con el estrato más alto, que canaliza a ese fin menos de 20 por ciento del mismo.

“A menos que se adopten medidas en el corto plazo, el agua comenzará a escasear en regiones donde hoy es abundante, como África central y Asia oriental, y esta falta se intensificará considerablemente en regiones donde el agua ya es un recurso limitado, como Medio Oriente y el Sahel”, una zona que cruza el continente africano al sur del desierto del Sahara, de acuerdo con el reporte.

En 2050 las tasas de crecimiento de esas regiones podrían tener una disminución de hasta 6 por ciento, debido a los efectos de la escasez de agua en la agricultura, la salud y los ingresos.

Setenta y ocho por ciento de la población en pobreza del mundo (alrededor de 800 millones de habitantes) vive en zonas rurales y tienen en la agricultura, la cría de ganado o la acuacultura los medios para sostener a sus familias, indica el reporte. Aquí interviene el factor del cambio climático y la escasez de agua: “Debido a que se espera que el cambio climático tenga efectos sensibles en el comportamiento de las lluvias en muchas regiones, los campesinos sufrirán impactos, más que cualquier otro grupo de personas.

En escenarios de altas cantidades de emisiones, los cambios en los patrones de lluvia afectarán negativamente el rendimiento de los cultivos a escala mundial, reduciéndolos en alrededor de 10 por ciento para 2030, respecto de su nivel actual, y cerca de 35 por ciento para 2080.

Si esas proyecciones se hacen efectivas, la crisis en la producción agrícola provocará aumentos significativos en el precio de los alimentos y mayor inseguridad alimentaria, tanto para habitantes de zonas rurales como urbanas. Toda vez que los hogares más pobres gastan mayor proporción de su ingreso en alimentos, ellos serán los más afectados. La magnitud de los cambios en los precios de alimentos debido al cambio climático es altamente incierta”, apunta.

El informe advierte que la menor cantidad de agua dulce y la competencia que generan otros usos, como la generación de energía y la agricultura, podrían llevar a que para 2050 la disponibilidad del líquido en las ciudades se reduzca en casi dos tercios respecto de los niveles de 2015.

La inseguridad hídrica podría multiplicar el riesgo de conflictos, además de que las alzas abruptas del precio de los alimentos provocadas por las sequías podrían avivar pugnas latentes y provocar migraciones, agrega. Cuando el crecimiento económico se ve afectado por las lluvias, los episodios de sequías e inundaciones generan olas de migraciones y brotes de violencia dentro de los países.

“Los impactos del cambio climático se canalizarán principalmente por medio del ciclo hídrico, suscitando consecuencias potenciales vastas y dispares en diferentes partes del mundo. Los riesgos climáticos relacionados con el agua se precipitan en cascada mediante sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. El crecimiento de la población, el aumento de ingresos y la expansión de las ciudades convergerán en un mundo donde la demanda de agua mantiene un crecimiento exponencial, en un contexto en que el abastecimiento se torna más errático e incierto”, añade.

Si persisten las actuales políticas de gestión del agua y los modelos del clima resultan correctos, la escasez de agua proliferará, afectando regiones donde no existe el problema, y se agravará en otras donde el agua ya escasea.

Según las proyecciones, las precipitaciones pluviales se harán más variables y menos previsibles, al mismo tiempo que el aumento de la temperatura de los mares provocará inundaciones más violentas y la intensificación de las tormentas.

El cambio climático incrementará las perturbaciones relacionadas con el agua, que se agregarán a tendencias de uso del recurso que ya requieren detenida atención, apunta el documento. “La escasez de agua constituye una amenaza importante al crecimiento económico y la estabilidad en el mundo, y el cambio climático está agravando el problema”, dijo Jim Yong Kim, presidente del BM, en una declaración que acompaña al texto.