La Dieta Mediterránea no solo para la Depresión

Por Ana María Quispe, dietista, ecóloga de Vía Orgánica

La Dieta Mediterránea, consistente en vegetales, frutas, nueces, legumbres, granos integrales y pescado, sin lácteos ni carnes, cada vez más conocida por sus enormes propiedades nutricionales, hace una vez más noticia en un estudio realizado por las Universidades de Navarra, de las Palmas de Gran Canaria y de Jaén en España. Según este estudio realizado en un lapso de más de 4 años en más de 10,000 personas participantes, esta dieta previene el riesgo de sufrir de depresión en más de un 30%.

Ya se sabía que la Dieta Mediterránea ayuda a proteger contra enfermedades cardiovasculares y cáncer y, aunque aun no son claros los mecanismos que protegen contra la depresión se presume que las propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias de las plantas agregado al consumo apropiado de grasas monosaturadas (aceite de oliva y nueces) reducen los sistemas inflamatorios, vasculares y metabólicos relacionados a la depresión clínica.

Lo lamentable de esta noticia es que se declare que es muy prematuro recomendar esta dieta para el tratamiento de enfermedades depresivas, cuando más bien todos los “expertos en salud” deberíamos estar endorsando sin excepción dietas sanas, nutritivas, curativas o no.

Ya hay suficientes pruebas que las dietas a base de plantas pueden revertir la diabetes, evitar o tratar enfermedades cardiacas, cáncer y hasta problemas de comportamiento. Claro que hay enfermedades avanzadas y existen factores genéticos y hereditarios. Pero, en momentos en que hasta el medio ambiente se beneficia del consumo de plantas, las dietas variadas como la Mediterránea deberían convertirse en la norma en un mundo intoxicado de sabores y colores artificiales, grasas plásticas, azúcares, transgénicos, aditivos químicos, tóxicos, etc.

Si los “expertos en salud” no recomendamos dietas sanas, nutritivas, ecológicas en general, entonces ¿de qué lado estamos?….