La Carnada del Problema es la Carne

Por Ezra Klein

The Washington Post, Julio 29 del 2009

[Nota del editor: La OCA cree en comer carne de res orgánica, alimentada con hierbas, y criada en humanas condiciones, si Ud. cree que no puede vivir sin carne. Pero también aplaude a los vegetarianos, veganos y a todos aquellos que están ayudando a la reducción de las emisiones y están dejando su huella ecológica reduciendo o evitando el consumo de carnes. Este articulo esta simplificado en relación a esta opción, pero la OCA felicita a Washington Post por la buena cobertura a esta relación entre el cambio de clima y la agricultura industrial]

El Debate sobre el cambio de clima ha alcanzado insólitos niveles de medidas abstractas en estos meses. ¿Impuestos al carbón o limites y comercio?, ¿seguimos la corriente o contra la corriente? ¿Subastamos permisos? Rascarse la cabeza es permitido. Pero básicamente estas medidas simplísimas tienen un simple objetivo: persuadirnos a realizar menos actividades que son malas para la atmosfera haciendo que estas actividades sean más costosas. Manejar un SUV va a ser más costoso. Igual el proveer calefacción de carbón a una casa enorme y proveer electricidad de una planta ineficiente. Pero hay una actividad que no está en esta y debería de estar en esta lista y es: comer una hamburguesa.

Si le sirve de consuelo, no me ha gustado escribir tanto como a Ud. no le ha gustado leerlo. Pero la evidencia es enorme. La carne no es un simple contribuyente del calentamiento global, es un monumental contribuyente, con un significativo margen más grande que toda la transportación global.

Según un reporte de las Naciones Unidad del 2006, el ganado vacuno es el responsable del 18% de las emisiones globales. Algunas de las razones de las causas de los cambios climáticos son obvias, Es más eficiente cultivar granos para alimentar a la población que para alimentar a becerros que se convertirán en adultos y se mataran para alimentar a la población. Otras razones son grotescas, “lagunas de estiércol” por ejemplo, es el nombre que evoca extensos depósitos de excremento animal que expuestos al sol expelen oxido nítrico en la atmosfera. Los gases de las vacas, no los pedos, son factores reales, algo que le haría reír mucho a Bart Simpson.

Pero el resultado no es para reírse: Dos investigadores de la Universidad de Chicago consideran que cambiar a una dieta vegana tendría un mayor impacto que cambiando su carro por un Prius. Un estudio de la Universidad Carnegie Mellon concluyo que si cada estadounidense comiera una dieta de alimentos producidos localmente y vegetariana una vez por semana, le harían menos daño al planeta. Esto ha hecho que Rajendra Pachauri quien preside el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas, haga la recomendación universal de dejar de comer carnes por lo menos una vez por semana para dejar descansar a la atmosfera. “Que conveniente para él, si justamente es vegetariano” fue la respuesta incomprensible de un columnista de Pittsburgh Tribune Review.

La reacción visceral de quien quiera que cuestione el derecho que Dios nos ha dado de bañarnos en tocino ha sido suficiente para ahuyentar al movimiento ambiental de estas recomendaciones. El Concejo de Defensa de Recursos Nacionales tiene una gran pagina de sugerencias de cómo Ud. puede combatir el calentamiento global. Hasta endorsan carros híbridos, recomiendan aclimatar su casa comprando electrónicos más eficientes, hasta comprando secuestradores de carbono. Pero la palabra CARNE ni siquiera aparece.

¡Y no es un descuido! Decirle a la gente que deje de comer carne no es aplaudido. Ben Adler un escritor urbano sondeo esto en Diciembre del 2008 en un artículo de American Prospect. El hizo un llamado a grupos ambientales e indago por sus normas en relación al consumo de carnes. “The Sierra Club no se opone al consumo de carnes” respondió cortante un vocero. Ese es el fin de la historia, y sin la presión de debatir los costos de la carne los políticos andan olfateando el asunto. La Ley de negociación y limitación de emisiones Waxman-Markey no toma en cuenta las emisiones del ganado vacuno.

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