Investigación y consecuencias de los betaglucanos para combatir el COVID-19

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 03 de septiembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Los betaglucanos son un tipo de fibra soluble que podrían ayudar a reducir las citoquinas inflamatorias y prevenir la tormenta de citoquinas, que se relaciona con la gravedad y la muerte por COVID-19
  • Los betaglucanos también ofrecen una gran protección contra otras infecciones virales como el resfriado común y la gripe
  • Además de ayudar a estimular la inmunidad, los betaglucanos podrían mejorar la resistencia a la insulina, incrementar la diversidad bacteriana en el intestino, prevenir el cáncer y contribuir a la pérdida de peso
  • Otros nutrientes que pueden estimular la inmunidad y que podrían ayudar a combatir el COVID-19 incluyen la vitamina C, vitamina D y zinc

Cuando se trata del tema de COVID-19, parece que hay más preguntas que respuestas. Pero a medida que descubrimos más sobre la fisiopatología del virus, surgen más investigaciones sobre cómo combatirlo o prevenirlo.

Los investigadores de un estudio realizado en agosto de 2020 y publicado en Science of the Total Environment son los primeros en analizar los betaglucanos que son tipos de fibra soluble, y la forma en que lo podrían proteger contra el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID- 19.

Una de las principales complicaciones del COVID-19 es la neumonía, que también se acompaña de una rápida reproducción del virus. Durante esta rápida reproducción, su sistema inmunológico libera citoquinas proinflamatorias que provocan una reacción exagerada de la respuesta inmunológica llamada tormenta de citoquinas. La tormenta de citoquinas puede provocar lesiones pulmonares, síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) y la muerte.

En este estudio, los investigadores tomaron extracto de betaglucanos de un hongo shiitake llamado Lentinus edodes y lo combinaron con un modelo de lesión pulmonar in vitro.

Descubrieron que los betaglucanos reducían la interleucina 1 beta y la interleucina-6, dos citoquinas que pueden provocar la tormenta de citoquinas que causa el SDRA en casos graves de COVID-19. Los betaglucanos también redujeron el estrés oxidativo y activaron sustancias inmunológicas llamadas macrófagos que destruyen a los invasores potenciales como los virus.

De acuerdo con otros estudios, los betaglucanos también mejoran la actividad celular y la función de las células asesinas naturales (NK), un tipo de glóbulo blanco que desempeña un papel muy importante en el sistema inmunológico innato y actúa como la primera línea de defensa contra los virus. La investigación demuestra que el conteo y la función de las células NK disminuyen bastante con la infección por COVID-19, en especial aquellos que se enferman más grave.

Con base en esta información, los investigadores sugieren que impulsar la inmunidad innata a través de cosas como suplementos con beta-glucano podría ayudar a mitigar la infección por COVID-19 y aplanar la curva.

Los betaglucanos podrían ayudar a prevenir los resfriados y la gripe

La investigación sobre betaglucanos y COVID-19 es prometedora, pero como el virus aún es nuevo, existen pocos estudios disponibles en este momento. Sin embargo, varios estudios han confirmado que los betaglucanos ofrecen una protección poderosa contra otras infecciones virales, como el resfriado común y la gripe, que pueden dar lugar a respuestas inmunológicas similares. Por ejemplo:

•Un estudio realizado en 2013 descubrió que tomar 900 mg de betaglucanos en forma de levadura de cerveza durante 16 semanas redujo en un 25 % la tasa de infecciones por resfriado y alivió en un 15 % los síntomas en las personas que se enfermaron.

•Los corredores que tomaron 250 mg de betaglucanos que contienen levadura de cerveza durante 28 días después de un maratón tuvieron un 37 % menos probabilidades de contraer un resfriado o síntomas de gripe comparados con los que tomaron un placebo.

•Las personas que tomaron 250 mg de betaglucanos por día durante 90 días reportaron que la duración de sus síntomas de infección del tracto respiratorio superior fue 43 menos que en las que tomaron un placebo.

•Un estudio en animales realizado en 2015 descubrió que alimentar a los ratones con betaglucanos durante dos semanas “redujo los efectos de la infección por influenza en la mortalidad total”. De acuerdo con los autores, “estos efectos son el resultado de estimular de la reacción tanto celular como humoral, lo que da como resultado una carga viral más baja”.

Otros beneficios de los betaglucanos

Además de ayudar a combatir el COVID-19 y otras enfermedades virales, los betaglucanos también tienen otros beneficios que incluyen los siguientes:

•Mejor resistencia a la insulina: se ha demostrado que los betaglucanos reducen las respuestas de glucosa e insulina después de los alimentos, mejoran la sensibilidad a la insulina en personas con o sin diabetes y ayudan con el control glucémico. Aunque existen otros tipos de fibra soluble que tienen este efecto, se requieren menos cantidades de betaglucanos para lograr los mismos resultados.

•Mejor diversidad microbiana en el intestino: los betaglucanos podrían ayudar a promover el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino al actuar como un prebiótico. En un estudio, los betaglucanos mejoraron la tasa de crecimiento de Lactobacillus plantarum en el intestino tanto en circunstancias sanas como de estrés.

Quizás lo más importante es que los betaglucanos pudieron proteger a los probióticos del estrés gastrointestinal causado por los bajos niveles de pH, las sales biliares y las enzimas digestivas, lo que elevó su tasa de supervivencia a medida que se transportaban por el sistema digestivo.

•Prevención del cáncer: los betaglucanos se han utilizado como tratamiento contra el cáncer en Japón desde 1980. De acuerdo con un informe de Medicina de 2007, los betaglucanos pueden prevenir la oncogénesis, el proceso en el que las células sanas se convierten en células cancerosas al proteger contra carcinógenos que dañan el ADN celular.

El informe señala que los betaglucanos también han demostrado inhibir el crecimiento tumoral al activar los macrófagos y células NK. Los betaglucanos también ayudan a reducir la inflamación relacionada con el cáncer y combaten la metástasis, la recurrencia del cáncer y la resistencia a los medicamentos de los tumores.

•Disminuyen el apetito y contribuyen a pérdida de peso: en un estudio con animales realizado en 2018 en PLOS One, los investigadores dividieron a los ratones en dos grupos. Un grupo fue alimentado durante 12 semanas con una dieta alta en grasas con betaglucanos, mientras que el otro con una dieta alta en grasas con celulosa, otro carbohidrato rico en fibra.

Después del período de prueba, los ratones que recibieron betaglucanos tenían menos peso y menos masa grasa en comparación con el grupo que comió celulosa. También incrementó la producción de ácidos grasos de cadena corta, en especial butirato, y tuvieron mayor secreción de las hormonas intestinales péptido YY y GLP-1, que ayudan a reducir el apetito y mejoran la sensibilidad a la insulina.

Puede encontrar betaglucanos en forma de suplemento, pero, como siempre, es mejor obtener este tipo de fibra de fuentes de alimentos enteros como hongos (Reishi, Shiitake, Maitake), levadura de cerveza o algas marinas. Ciertos cereales como la avena, la cebada, el sorgo, el centeno y el arroz también lo contienen.

Otros nutrientes que refuerzan el sistema inmunológico

Aunque los betaglucanos son inmunomoduladores importantes, existen otros nutrientes que también mejoran la inmunidad, por ejemplo:

•Vitamina C: la vitamina C es un potente antioxidante y uno de los nutrientes más poderosos involucrados en el sistema inmunológico innato y adaptativo. La vitamina protege contra el estrés oxidativo, ayuda a matar microbios y apoya la barrera epitelial de su piel, lo que evita que los patógenos entren en su cuerpo. La vitamina C también ayuda a eliminar los glóbulos blancos de los sitios de infección y ayuda a disminuir el daño potencial a los tejidos.

En un estudio realizado en 2020 publicado en Pulmonology, los investigadores analizaron si las dosis altas de vitamina C administradas por vía intravenosa podrían ayudar a tratar a los pacientes con COVID-19 en estado crítico. 54 pacientes se dividieron en dos grupos. Un grupo recibió 12 gramos de vitamina C cada 12 horas durante siete días y el otro grupo recibió un placebo.

Los pacientes del grupo de dosis altas de vitamina C tenían niveles más bajos de interleucina-6, una citoquina proinflamatoria que es uno de los factores de la tormenta de citoquinas, y notaron una reducción significativa en la mortalidad a los 28 días.

Como regla general, no recomiendo dosis altas de vitamina C a menos que sea en forma liposomal. Tampoco recomiendo suplementos de vitamina C a largo plazo o en dosis altas, ya que esto podría provocar desequilibrios nutricionales. Por ejemplo, tomar grandes dosis de vitamina C (ácido ascórbico) de forma regular reduce su nivel de cobre, por lo que, si ya tiene deficiencia de cobre y toma altas dosis de vitamina C, puede comprometer su sistema inmunológico.

•Vitamina D: la vitamina D, que se produce en la piel en respuesta a la exposición a los rayos del sol, es una hormona esteroide con actividad antimicrobiana capaz de combatir bacterias, virus y hongos. La evidencia demuestra que cuanto más bajo sea su nivel de vitamina D, mayor será su riesgo de contraer un resfriado o gripe.

Una revisión científica confirmó que los suplementos con vitamina D mejoran la inmunidad y reducen las tasas de resfriado y gripe. Los investigadores creen que la vitamina D ofrece protección al incrementar los péptidos antimicrobianos en los pulmones, y que “ésta podría ser una de las razones por las que los resfriados y las gripes son más comunes en el invierno, ya que es cuando la exposición a los rayos del sol (y, por lo tanto, la producción natural de vitamina D del cuerpo) está en su punto más bajo”.

De acuerdo con un informe realizado en 2020 por The Lancet Diabetes & Endocrinology, la vitamina D se ha utilizado para prevenir o tratar infecciones respiratorias agudas desde la década de 1930. Las similitudes entre la deficiencia de vitamina D y los factores de riesgo de infección grave por COVID-19 han llevado a los investigadores a analizar si los suplementos con vitamina D podrían ser beneficiosos para prevenir o tratar el nuevo virus.

En un estudio de Indonesia, los investigadores descubrieron que la mayoría de los pacientes con COVID-19 grave y niveles inadecuados de vitamina D o insuficiencia de vitamina D murieron, lo que los llevó a concluir que el estado de vitamina D está muy correlacionado con la mortalidad por COVID-19.

En otro estudio publicado en Aging Clinical and Experimental Research, investigadores británicos analizaron datos de 20 países europeos diferentes y compararon las tasas de COVID-19 con las tasas de mortalidad y el nivel promedio de vitamina D de la población.

Descubrieron que países como España e Italia que reportaron tasas de mortalidad más altas, también tenían más personas con deficiencia de vitamina D. Por el contrario, los países con menos casos de COVID-19 y tasas más bajas de mortalidad, como Suecia y Noruega, también tenían tasas más bajas de deficiencia de vitamina D.

•Zinc: el zinc afecta a varias partes de su sistema inmunológico. El nutriente es muy importante para el desarrollo y el funcionamiento adecuado de los neutrófilos, las células NK y los macrófagos. El zinc también funciona como un antioxidante y ayuda a prevenir el daño de los radicales libres durante la inflamación relacionada con enfermedades virales.

También se ha demostrado que el zinc inhibe la reproducción viral de virus dependiente de ARN, incluyendo el COVID-19, rinovirus (que causan resfriados comunes) e influenza. Debido a esto, los investigadores de un informe de 2020 en Medical Hypotheses afirman que el zinc podría ser beneficioso para prevenir y tratar el COVID-19.