Impulso a proyecto de la UNAM para seguridad alimentaria en la sierra tarahumara

Ese sistema garantiza la reducción de 80 por ciento de consumo de agua y casi 99 por ciento de la energía no renovable, porque la que se aplica es la del propio horticultor. Se garantiza 100 por ciento de fertilidad. “Está pensado para el autoconsumo, para que las familias no dejen de tener una fuente de alimentos, pero un beneficio puede ser la venta de la sobreproducción”.

Ya se tiene un prototipo avanzado de cama elevada en la sierra. “Fue presentado con éxito a la comunidad, les gustó la producción de germinados, sobre todo de quintonil, y nos dieron la oportunidad de avanzar en la de plantas grandes”. Pero eso requiere otra infraestructura, como energía solar y captación de agua de lluvia.

Queremos lograr la integración de un huerto biointensivo, donde se mezclen camas elevadas de verduras, la zona de plantas medicinales y árboles frutales, precisó.

En tanto, Bye refirió que el agua se captará de los techos y contará con un sistema sencillo de limpieza y almacenamiento en cisternas. Servirá para uso doméstico, riego de las camas de cultivo biointensivo y el sistema de agricultura hidropónica.

Para mantener la disponibilidad de alimentos en la mesa de los tarahumaras, añadió Luz María Mera, también del IB, se emplean procesos de transformación: el primero es la deshidratación de las plantas, el secado de granos, así como el secado y molido de maíz para obtener pinole. Con la ayuda de los universitarios se han implementado otros, como el envasado.

Un tipo de quelite, la verdolaga, recién cosechada, se coloca en agua caliente; luego de “blanquearla” se envasa y así puede durar tres años en anaquel sin perder las propiedades alimenticias, dijo.

El proyecto continuará en las cinco comunidades de la Tarahumara alta, ubicadas en el corredor turístico, donde hay mayor seguridad, y se invitará a más gente de otras zonas para que aprendan el método. Hace año y medio asistieron a un taller 120 personas provenientes de los límites de Chihuahua con Durango y Arizona. Han participado tepehuanes, rarámuri y pimas.

Los tarahumaras quieren ser independientes y que el resto de los mexicanos aprecie su forma de vida, sus conocimientos y los elementos en su dieta. Viven en condiciones difíciles, pero no es por falta de capacidad, aclaró Robert Bye. Para ayudarlos, se necesita conocer sus recursos y trabajar con ellos.