Reservas-de-agua-dulce

Grandes reservas de agua

En el primer caso, buena parte de las inundaciones que padecen las áreas ribereñas de las cuencas se debe a que ya no tienen la capacidad de conducir el agua que cada año se agrega a sus caudales, especialmente en la temporada de lluvias y huracanes: la han ido perdiendo por la tierra que se desprende de las partes altas, carentes de árboles. Y en cuanto a la contaminación, numerosos estudios muestran que los ríos del país son el basurero de las ciudades, la industria y los servicios; que reciben los residuos de sustancias químicas aplicadas en los campos de cultivo. Sonora, Tamaulipas, Sinaloa son tres ejemplos de ello.

Mientras se conocen mayores detalles de cómo se logrará establecer y garantizar el funcionamiento de las 19 reservas de agua, cabe preguntar sobre el programa para resolver el deterioro de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, en estado crítico desde hace lustros por el mal manejo hidráulico en los estados de México, Guanajuato, Michoacán y Jalisco, y por la contaminación proveniente de la industria y las poblaciones. Hasta una comisión especial para devolverle su salud ambiental funcionó sin éxito la legislatura pasada en la Cámara de Diputados.

Uno de los tributarios de la cuenca, el río Santiago, sigue con la nada honrosa distinción de ser el más contaminado de Jalisco, con plomo, cromo, mercurio, arsénico y otras sustancias tóxicas. En él depositan sus desechos unas 250 industrias. También Guadalajara, con más de 800 litros de aguas negras por segundo.

En otra ocasión referiremos la falta de atención de las instancias oficiales a la cuenca más contaminada de México: la del Coatzacoalcos. Su pésimo estado se origina fundamentalmente en la industria petrolera y petroquímica existente en el sur de Veracruz.