Fundamental para la salud del mexicano la medicina tradicional

El embarazo es un estado transitorio de calor. Al momento del parto, la mujer pierde temperatura, y para que este proceso no sea abrupto, se recomienda caldo de pollo o guajolote, que son calientes; no comida de cerdo, que es fría, indicó el universitario.

La hidropesía y los males reumáticos son fríos. Están asociados al mundo de Tláloc (a la lluvia, la humedad, la parte inferior del mundo). En cambio, el sarampión, que trajeron los españoles, es considerado caliente.

Lo caliente o lo frío no necesariamente está relacionado con la temperatura. El granizo, por la sensación quemante que tiene al tacto, se clasifica dentro del calor.

Campo ritual

La medicina tradicional participa también en un campo ritual que va desde ceremonias en la milpa para obtener buena cosecha para la sobrevivencia, hasta rituales de limpia de personas y lugares (la casa de los recién casados para una vida feliz en pareja).

Hay, asimismo, mitos instalados en relación a un consejo terapéutico. Zolla refiere un caso: en Chiapas, después de una sudorosa jornada de trabajo, es mejor pasar por un puente, aunque esté más alejado de la población, y no cruzar el río, porque “los chaneques te pueden dañar y enfermarte”. El mito juega, propicia una conducta preventiva.

En la tradicional, como en la práctica de la alópata, el sistema de creencias no es irracional. En ambos casos, para el universitario hay mecanismos de eficacia simbólica. Algunos consultorios médicos tienen toda una escenografía que incluye diplomas de la UNAM, de Harvard y/o Princeton, cuya eficacia simbólica (este soy yo, el de los títulos) incita al paciente a tenerle confianza al médico.

La primera es “de bajísima tecnología” frente a la que se ejerce en cualquier hospital, que cuenta con tomografía, resonancia magnética nuclear, espectrometría de masas y pruebas de ADN.

El temazcal, ejemplificó, tiene una serie de méritos terapéuticos pero es bastante sencillo tecnológicamente. “Dentro de una pequeña habitación se calientan piedras y se les echa agua para producir vapor”.

No hay “buenas estadísticas” sobre cuántos mexicanos recurren a la medicina tradicional (utilizan plantas para curarse o consultan al curandero). Sin embargo, para dar una idea, se refirió a dos encuestas que realizó por encargo del ISSSTE a fines de la década de los 80 en Magdalena Contreras y Coyoacán.

Más del 50 por ciento de los derechohabientes que concurrían a la consulta de medicina familiar, tenía algún tipo de contacto con la tradicional. Además, en áreas rurales el médico más importante era el curandero o la partera; en zonas urbanas, el curandero-huesero. Las mujeres se atendían del parto en las unidades hospitalarias alopáticas.

Finalmente, apuntó que debido a los fenómenos migratorios que ha tenido México, el sistema real de salud de los chilangos tiene una fuerte influencia de la medicina tradicional, que trae la gente del campo a la ciudad.