Fidel Castro: La Grave Crisis Alimentaria
“La inquietud de estas últimas semanas es sólo el principio. Ya no se trata de un conflicto entre grandes potencias fuertemente armadas sino más bien de mayores escaseces de alimentos y precios ascendentes de los productos alimentarios (y del trastorno político a que esto conduciría) que amenazan a nuestro futuro mundial. A no ser que los gobiernos procedan pronto a revisar las cuestiones de seguridad y desvíen los gastos de usos militares hacia la mitigación del cambio climático, la eficiencia hídrica, la conservación de los suelos y la estabilización demográfica, según toda probabilidad el mundo enfrentará un futuro de más inestabilidad climática y volatilidad de los precios de los alimentos. Si se siguen haciendo las cosas como hasta ahora, los precios de los alimentos solo tenderán a subir.”
El orden mundial existente lo impuso Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial, y reservó para sí todos los privilegios.
Obama no tiene forma de administrar la olla de grillos que han creado. Hace unos días se derrumbó el gobierno de Túnez, donde Estados Unidos había impuesto el neoliberalismo y estaba feliz de su proeza política. La palabra democracia había desaparecido del escenario. Es increíble cómo ahora, cuando el pueblo explotado derrama su sangre y asalta las tiendas, Washington expresa su felicidad por el derrumbe. Nadie ignora que Estados Unidos convirtió a Egipto en su aliado principal dentro del mundo árabe. Un gran portaaviones y un submarino nuclear, escoltados por naves de guerra norteamericanas e israelitas, cruzaron por el Canal de Suez hacia el Golfo Pérsico hace varios meses, sin que la prensa internacional tuviera acceso a lo que allí ocurría. Fue el país árabe que más suministros de armamentos recibió. Millones de jóvenes egipcios padecen el desempleo y la escasez de alimentos provocada en la economía mundial, y Washington afirma que los apoya. Su maquiavelismo consiste en que mientras suministraba armas al gobierno egipcio, la USAID suministraba fondos a la oposición. ¿Podrá Estados Unidos detener la ola revolucionaria que sacude al Tercer Mundo?
La famosa reunión de Davos que acaba de concluir se convirtió en una Torre de Babel, y los estados europeos más ricos encabezados por Alemania, Gran Bretaña y Francia, solo coinciden en sus desacuerdos con Estados Unidos.
Pero no hay que inquietarse en lo más mínimo; la Secretaria de Estado prometió una vez más que Estados Unidos ayudaría a la reconstrucción de Haití.