El maíz criollo no transgénico está ayudando a mantener el patrimonio y la vida de agricultores de México

Por Ken Roseboro, EcoWatch, 12 de julio de 2016, Traducción equipo de Vía Orgánica, A.C

Que exista una conversación que inspire una idea que a su vez se convierta en un proyecto que mejore las vidas de las personas y transforme potencialmente a una industria no pasa muy seguido. Pero eso es lo que le sucedió a Jorge Gaviria, fundador de Masienda.

Mientras trabajaba como huésped y traductor en la Reunión de Chefs G9 en Blue Hill en Stone Barns en Pocantico Hills, Nueva York en el año 2013, Gaviria escuchó a chefs discutir sobre diferentes ingredientes obtenidos de manera responsable.

Esto lo inspiró a viajar a México y aprender sobre las inusuales variedades de maíz nativo del país. Allí decidió trabajar con productores y comprarles su maíz, importarlo a los Estados Unidos y proveer a restaurantes para la elaboración de deliciosas tortillas.

En 2014, Gaviria fundó Masienda, la cual es una combinación de las palabras “masa” y “tienda”.

Buscó variedades de maíz no transgénicas nativas

“Empecé a interesarme cada vez más en la fascinante historia del maíz,” dice Gaviria. “A media que aprendía, quería crear oportunidades para agricultores, quería relacionarlos con chefs.”

México, particularmente el estado al sur, Oaxaca, es conocido como el lugar de nacimiento del maíz.

“México ha estado produciendo maíz por 12,000 años,” explicó Gaviria.

El país tiene hasta 59 variedades de maíz nativas o adaptadas localmente, de acuerdo a Martha Willcox, Coordinadora de Mejora de Maíz Nativo en el CIMMYT (Centro Internacional de Mejora de Maíz y Trigo), quien ha ayudado a Gaviria con su proyecto.

“El maíz es la cultura en México,” dijo. “Todo el mundo come maíz diariamente y hay 2,000 aplicaciones culinarias.”

Dentro de esas 59 razas nativas, Gaviria dice que hay “muchísimas variedades” de maíz, incluyendo muchos colores como blanco, azul, rojo y amarillo.

“Existe una variedad muy grande de diversidad en las razas nativas,” dijo Willcox.

Masienda consigue su maíz de Oaxaca, cuyas variedades de maíz están entre las más raras y diversas en México. Gaviria compra el maíz de pequeños agricultores de la región que han estado cultivando estas variedades de maíz por generaciones.

“Los agricultores custodian un producto muy especial,” afirma Alan Tank, ex vicepresidente auxiliar de la Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz y consejero de Masienda. “El valor que representa para ellos y el mundo es espectacular.”

Como agricultor originario de Iowa, Tank aprecia el valor de la herencia de maíz mexicano. “Al ser parte de una familia agricultora, entiendo la necesidad de preservar la biodiversidad,” die.

Da ingresos necesitados por agricultores

El tamaño promedio de las granjas de agricultura a pequeña escala van de 2 a 12 acres. En Oaxaca, aquellos que se dedican a la agricultura son pobres y un 62 por ciento de la población vive debajo de la línea de pobreza.

La compra del exceso de maíz de los agricultores de parte de Masienda – la mayoría del maíz es necesitada para comida – provee a los agricultores de un ingreso que de otra manera no recibirían.

“Estamos dándoles un precio justo a los agricultrores por cultivar el maíz y por tener un gran impacto en las comunidades rurales de la zona,” dice Gaviria.

“Es una manera de darle a los mercados buenos precios para los agricultores que han seguido cultivando estas variedades,” afirma Willcox.

Este año Masienda está trabajando con 1,200 agricultores después de comenzar con 100 en el 2014. Willcox y CIMMYT le ayudaron a Gaviria a identificar las mejores variedades de maíz, a conectarlo con agricultores, con los proveedores de maíz y a pagar a los agricultores.

Masienda importa de 10 a 15 razas nativas. De acuerdo al sitio web de la compañía, esta es la primera vez en la historia que estas variedades de maíz han estado disponibles fuera de las remotas comunidades indígenas de Oaxaca.

Masienda provee de maíz a alrededor de 100 restaurantes, la mayoría en los Estados Unidos y unos cuantos en Canadá.

Uno de esos restaurantes es Taquiza en Miami, Florida. El dueño y chef Steve Santana usa variedades de maíz bolita azul y blanco para hacer la harina para la masa, la cual después es convertida en tortillas y totopos.

Santana está entusiasmado con el maíz de Masienda. “Visualmente se ve muy bien y el sabor es inimitable,” dice.

Santana podría comprar maíz estadounidense mucho más barato pero prefiere las variedades nativas.

“Me gusta saber que se está tratando bien a los agricultores a través de la cadena de suministro,” afirma. “Estamos preservando un poco de historia; esta es comida pura en su estado natural.”

Oportunidad para el mercado de los no transgénicos

Masienda está creciendo exponencialmente. En sólo dos años, las importaciones de maíz de la compañía crecieron de 40 toneladas en el 2014 a 80 toneladas el año pasado y 400 este año.

La compañía también está compartiendo una marca de productos de tortilla con el restaurante localizado en Chicago, Frontera Grill y planea vender sus nuevos productos de marca.

Gaviria dice que el mercado potencial para el maíz nativo es gigante. De acuerdo a la Asociación de la Industria de la Tortilla, el mercado de tortillas estadounidense vale $12.5 mil millones de dólares.

La mayoría de las tortillas en los Estados Unidos probablemente están hechas de maíz genéticamente modificado debido a que más del 90 por ciento del maíz cultivado ahí es OGM. Pero con la creciente demanda de alimentos no transgénicos, existe un gran mercado potencial para el maíz no transgénico nativo de México.

México no ha aprobado la producción de maíz OGM, pero en agosto pasado un juez mexicano anuló una prohibición de septiembre del 2013 de cultivo de maíz OGM, abriendo el camino para las pruebas experimentales del controversial cultivo.

La preocupación es que en la producción de maíz OGM podría haber polinización cruzada que contamine las variedades nativas de maíz en México. En el 2001, el científico de la Universidad de California Ignacio Chapela, publicó un artículo documentando la contaminación OGM de algunas de las variedades nativas de Oaxaca. Willcox piensa que esto podría haber ocurrido cuando trabajadores migrantes mexicanos trajeron semillas OGM de los Estados Unidos y las plantaron.

Sin embargo, dice: “No he visto evidencia (de contaminación OGM). No me preocupo por eso. Todavía no es legal en México.”

Gaviria ve a los OGMs como una amenaza a la biodiversidad de maíz mexicano. “Los OGMs podrían tener un impacto fundamental en la tradición, alterando la preservación,” dice.

Sirve de vehículo para preservar al maíz nativo

Gaviria tiene planes ambiciosos para Masienda. “Queremos educar a nuestros consumidores para que sepan cómo puede y debe saber el maíz y ofrecer una cadena de suministro alternativa a la que durante los últimos 50 años ha sido utilizada en los E.U.A.,” dice.

En el proceso Masienda tiene como objetivo apoyar a pequeños agricultores, la sustentabilidad y biodiversidad.

“Lo que Masienda hace y representa es esencial, “ dice Tank. “Provee un vehículo para asegurar que la genética nativa pueda ser preservada y protegida. Le permite a los agricultores capturar valor. Qué mejor forma de preservar las razas nativas que crear un mercado para ellas y que sean preservadas para la historia.”

Willcox dice que Masienda es un proyecto emocionante con mucho potencial: “Es un esfuerzo de conservación, un esfuerzo de desarrollo y un esfuerzo de investigación.”