El crimen más infame: COVID 2021

Por Ronnie Cummins, Vía Orgánica y Organic Consumers Association, 27 de abril 2021.

Hace casi exactamente un año (29 de abril, 2020), escribí lo que en ese entonces fue considerado por muchos un artículo controversial, titulado “El crimen más infame: Los perpetradores detrás del COVID-19.” El título de mi artículo estaba inspirado en la canción de Bob Dylan “Crimen más Infame,” la cual fue estrenada en febrero de 2020.

La poderosa y cautivante balada, retoma el asesinato del presidente John F. Kennedy en Dallas de 1963, un golpe de estado ejecutado por sus enemigos. El asesinato de Kennedy y el consiguiente encubrimiento por la Comisión Warren fue diseñado por una élite despiadada del Estado Profundo, incluyendo a la CIA, el FBI de Edgar Hoover, el ejército, contratistas de la industria militar, petroleros de Texas, el vicepresidente Lyndon Johnson, la mafia, exiliados cubanos y medios de comunicación serviciales. Este “Crimen Más Infame,” el Gran Reinicio de los años de 1960, fue bienvenido, apoyado e instigado por elementos estratégicos de la élite corporativa, incluyendo los halcones de guerra en las áreas conservadoras de los partidos Republicano y Democrático.

Desafortunadamente, un año después del advenimiento del COVID-19, estamos mirando otro Gran Reinicio, esta vez encabezado en Estados Unidos por liberales corporativos, billonarios de la industria tecnológica, promotores de la guerra biológica y la industria farmacéutica. Nuestro Gran Reinicio contemporáneo se está desarrollando rápidamente, con tecnócratas poderosos y zares médicos aprovechándose de la epidemia de COVID-19, controlando la información, generando pánico masivo, y mediante decretos de emergencia, implementando confinamientos, cierres de escuelas y negocios, aplicando restricciones sin precedente en las libertades civiles.

El bio-fascismo actual, usando el término acuñado por Naomi Wolf, en lugar de ser organizado por políticos conservadores, como en la era post-Kennedy, es promovido más fuertemente por liberales y progresistas en el Partido Democrático, billonarios de Silicon Valley y sus apparátchiks[1] científicos y de salud. Estos neoliberales y tecnócratas han dominado el arte del emplazamiento de armas, no sólo virus, sino también políticas de salud pública basadas en mentiras científicas y falsas estadísticas sofisticadas. Escondiéndose detrás de la fachada del liberalismo social, salud pública, justicia racial y económica, sustentabilidad ambiental, utilizando intimidación, censura de medios, sentimiento anti-Trump e impulsando el pánico; estos autoritarios modernos han sido capaces de concentrar el poder político, control social y la riqueza de una manera sin precedente. Como nos advierte Wolf:

“El terrorismo sirvió del 2001 hasta el inicio de la pandemia COVID para ser esa amenaza terrorífica interna y externa que fue usada por las administraciones, de Bush hasta Obama para quitarnos nuestras libertades. Pero finalmente eso no fue efectivo. Todavía había libertad en el mundo. La gente no decía, ‘Ok, ISIS existe por lo tanto voy a ceder mis libertades de la Primera Enmienda, mis libertades de la Cuarta Enmienda, mis libertades de la Segunda Enmienda etc…’ Estamos viendo una toma de control completa de los derechos y libertades y cuerpos estadounidenses por la industria tecnológica, la cual ha subido de dos billones de dígitos a tres billones de dígitos, desde que inició la pandemia. China, la cual se ha movilizado para solidificar la subversión de nuestra nación y establecer su rol como el super poder mundial bajo la apariencia de esta pandemia, y comprando grupos comunitarios, funcionarios electos, etc., así como la Fundación Bill y Melinda Gates [industria farmacéutica la CDC], la cual como lo mencioné, están inundando la educación desde preescolar hasta preparatoria… inundando universidades con dinero para involucrarse en la educación COVID, lo cual significa una línea de partido estricta que busca destruir lo que es humano de nosotros y lo que es libre. Eso es resumido. Es increíblemente aterrador.”

En “El Crimen Más Infame” expuse el creciente apilamiento de evidencia, incluso hace un año, de que SARS-CoV-2 definitivamente no era un evento natural, y por lo tanto una ocurrencia inevitable (un evento “zoonótico” o contagio animal a humano), sino una liberación de laboratorio accidental de un virus, modificado genéticamente para ser altamente transmisible para humanos, representando una seria amenaza para los ancianos y aquellos con mala salud. Aunque no existe evidencia convincente de que el COVID-19 fue liberado deliberadamente en lugar de accidentalmente, existe bastante evidencia de que la enfermedad había sido y planeada ampliamente, específicamente en una conferencia de planeación de simulación en octubre 2019 en la ciudad de Nueva York, llamada Evento 201, organizada por la Fundación Gates y el Foro Mundial de Economía, con participación de líderes corporativos y operativos de la CIA, entre otros. El evento 201 inquietantemente predijo y “simuló” el pánico que surgiría y las contramedidas draconianas que probablemente se implementarían cuando emergiera el COVID-19. Un enfoque principal de Evento 201 era discutir cómo la élite podría censurar y contrarrestar narrativas problemáticas sobre el virus, desacuerdos públicos con las medidas pandémicas y dudas sobre la seguridad de las vacunas.

Ciencia Loca y Asesinatos Masivos

En lugar de ser un fenómeno de evolución natural, inevitable e impredecible, SARS-CoV-2 fue creado en conjunto por científicos chinos y estadounidenses, (incluyendo Ralph Baric de la Universidad de Carolina del Norte, Vinett Menachery de la Universidad de Texas y Shi Zhingli del Instituto de Virología de Wuhan y otros) con financiamiento de los gobiernos y ejércitos chinos y estadounidenses, incluyendo al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), del Dr. Fauci.

SARS-CoV-2 fue creado en un laboratorio de “uso dual” (armas biológicas y biomédicas) en Wuhan, China. El cual, de acuerdo con inspectores del Departamento de Estado de los EU, tenía poco personal, mal manejo y tendencia a accidentes. Los fondos del gobierno de EU para la peligrosa transformación de virus en armas con ganancia de función, supuestamente detenidos por la Administración de Obama entre 2014-2017, donde simplemente se mudaron al otro lado del océano del NIH de Anthony Fauci y la Alianza EcoHealth al Instituto de Virología de Wuhan. Fugado de Wuhan, SARS-CoV-2 comenzó a expandirse a través de China y el mundo, con China y la Organización Mundial de Salud (cuyos fundadores dominantes incluye a China, Bill Gates, y los Estados Unidos) encubriendo e infravalorando la propagación rápida del COVID-19 por varios meses, al mismo tiempo trabajando horas extra para encubrir sus orígenes de laboratorio cada vez más obvios.

La mayoría del público sigue sin entender que el COVID-19 vino de una fuga de laboratorio y modificación de “ganancia de función” en un laboratorio. Paralizadas por el miedo, enojo y culpa, y bombardeadas con propaganda de medios masivos y ciencia corrupta, la mayoría de las personas, liberales y progresistas en particular, aún creen ingenuamente que la hipótesis del origen de laboratorio es una “teoría de conspiración” sin bases, inspirada por Trump. Aún menos conocido es el hecho de que esta experimentación científica peligrosa: convertir en armas a los virus y bacterias, sigue sucediendo – no sólo a través de China y los E.U., sino alrededor de todo el mundo. Mientras lees esto, una red internacional sombría de miles de virólogos, ingenieros genéticos, científicos militares y empresarios biotecnológicos están convirtiendo en armas a virus, bacterias y microorganismos en laboratorios civiles y militares básicamente sin regular y propensos a accidentes.

Hoy, los descuidados y criminalmente negligentes ingenieros de genes, empresarios de vacunas y bioguerreros -como sus predecesores nazis- se esconden detrás del disfraz de la investigación científica, biodefensa, biomedicina e investigación de vacunas. Pero como un reportero investigador y experto en bioarmas, Sam Husseini escribe: los científicos de ganancia de función/guerra biológica en laboratorios como en los de Wuhan, China y Fort Detrick, Maryland están evadiendo ley internacional deliberada e imprudentemente:

“Los gobiernos que participan en dicha investigación de armas biológicas generalmente distinguen entre ‘guerra biológica’ y ‘biodefensa,’ para pintar los programas de ‘defensa’ como necesarios. Pero esto es un truco retórico; los dos conceptos son en su mayor parte indistinguibles.

‘Biodefensa’ implica guerra biológica tácita, criar más patógenos peligrosos para el supuesto propósito de encontrar una manera de luchar contra ellos. Mientras parece que este trabajo ha tenido éxito al crear agentes mortales e infecciosos, incluyendo cepas de gripe más mortales, tal investigación de ‘defensa’ es impotente en su habilidad para defendernos de esta pandemia.”

Hasta ahora no existe evidencia de que el coronavirus fue liberado deliberadamente. Pero las agencias de inteligencia de los E.U. han informado repetidamente a las administraciones de Trump y Biden que la investigación secreta, incluyendo experimentos animales, deliberadamente aumentando la transmisibilidad y virulencia de los coronavirus de murciélago, (intentando simultáneamente desarrollar vacunas o antídotos a estos virus) han sido realizados junto con el ejército chino en el laboratorio de Wuhan (o varios laboratorios en Wuhan) desde por lo menos 2017, y tal vez desde 2012. Las agencias de inteligencia de E.U., también han informado a las administraciones de Trump y Biden que las primeras víctimas de COVID-19 fueron científicos del laboratorio de Wuhan.

Hasta ahora, ni la administración de Trump ni la de Biden han dado un seguimiento (más allá de retórica política) con una investigación seria de lo que realmente sucedió en Wuhan, prefiriendo mantener “negocios como siempre” con el socio económico e inversor estratégico en trillones de dólares en bonos del Tesoro más importante de Estados Unidos (i.e. deuda gobierno) Integrantes del Congreso (principalmente Republicanos y ahora incluyendo Demócratas) finalmente están dando un paso adelante para demandar una investigación real; sin embargo, con solicitudes de varios Comités de Senado y la Cámara -incluyendo la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado- pidieron una investigación integral de los orígenes del COVID-19, incluyendo el rol del Dr. Anthony Fauci y los Institutos Nacionales de Salud (no olviden al Pentágono) financiando estos experimentos controversiales, que desafortunadamente están en curso de “ganancia de función” en E.U., China y otros lugares del mundo.

En “El crimen más infame” del año pasado, señalé las imprecisiones obvias, de hecho, mentiras deliberadas, en la “historia oficial” que son lanzadas por los gobiernos chino y estadounidense, la industria farmacéutica, los medios masivos, virólogos financiados por el gobierno/ejército/industria farmacéutica, la OMS y los autonombrados zares internacionales de la salud como Bill Gates. La narrativa oficial, que ya no es creíble, es que un coronavirus no infeccioso encontrado en murciélagos evolucionó rápidamente en un virus altamente transmisible que infecta a humanos vulnerables, sin dejar rastro epidemiológico o genético al despertar. Aún más, este coronavirus emergió milagrosamente, en una coincidencia de uno en mil millones, en una ciudad densamente poblada, Wuhan, China (a cientos de millas de distancia de las cuevas de murciélagos más cercanas) donde miles de virus de murciélago fueron almacenados y donde experimentos de “ganancia de función” se realizaban (un número de los cuales fueron publicados en diarios científicos) para hacer a los coronavirus de murciélago más infecciosos y virulentos.

 Mucha gente ha notado que el virus SARS-CoV-2 parece ser algo distinto de la gripe española de 1918-1920, la cual mató a 50 millones de personas (jóvenes y viejas, sanas y enfermas, pero especialmente jóvenes); antes de mutar y morirse. El SARS CoV-2, con dos años en este otoño, parece expandirse fácilmente en ambientes a puerta cerrada, como hogares para ancianos, con gente exhibiendo síntomas de la enfermedad. Aunque fragmentos pequeños que parecen ser COVID-19 bajo súper-magnificación (pruebas PCR) generalmente son detectadas en los pasajes nasales o gargantas de personas, sólo una minoría de personas fracasan en combatir el virus y en experimentar síntomas.

SARS-CoV-2 es un “detonante viral” nanométrico, aerosolizado (demasiado pequeño para ser detenido por máscaras de tela, aunque dispersado ampliamente y aparentemente raramente transmisible al aire libre o en lugares bien ventilados); virulento en el sentido de magnificar y exacerbar comorbilidades preexistentes (obesidad, diabetes, cáncer, enfermedad del corazón, pulmón e hígado) en gente anciana y con mala salud; pero siendo una leve amenaza o no para jóvenes y adultos jóvenes con sistemas inmunes fuertes y niveles adecuados de vitamina D en su flujo sanguíneo. En 1918-20, en comparación incluso la juventud con sistemas inmunológicos fuertes, sucumbió a la gripe española. Se conjetura que adultos mayores podrían haber adquirido inmunidad de exposiciones previas a variedades relacionadas de la gripe.

Como nunca nos cansamos de repetir, la mejor defensa contra el COVID-19, es comer alimentos orgánicos sanos, realizar ejercicio en el exterior y recibir luz solar (o suplementos de Vitamina D durante los meses de invierno) para mantener un sistema inmune fuerte. Para aquellos que realmente exhiben síntomas, la mejor línea de acción recomendada por doctores independientes y sanadores de salud natural es quedarse en casa, tratar al virus con medicinas genéricas probadas (medicina para la malaria, ivermectina) o suplementos de salud natural (vitaminas, quercetina, zinc) y protocolos, y quedarse fuera del hospital, si es posible.

“El Crimen Más Infame” fue publicado en el boletín de circulación masiva, Organic Bytes, de la Organic Consumers Association, y circuló entre millones de seguidores del Facebook de OCA. (Subsecuentemente Facebook ha amenazado con dejar sin plataforma a OCA si continuamos desviándonos de la narrativa oficial de los orígenes, naturaleza, virulencia, prevención y tratamiento del COVID-19). El artículo generó mucha respuesta, tanto a favor como en contra. Recuerdo estar sorprendido cuando presenté “El Crimen Más Infame” para su publicación a varios sitios de noticias “progresistas” o de izquierda que siempre habían impreso mis artículos en el pasado, Common Dreams y Counterpunch, sólo para que se negaran a imprimir el artículo. También recuerdo sorprenderme al ver que Peter Daszak de la EcoHealth Alliance financiada por la NIH de Fauci, uno de los principales autores del COVID-19 y arquitecto principal del encubrimiento, destacado en el noticiario de Amy Goodman, Democracy Now, dijo a losprogresistas que el COVID-19 fue una pandemia completamente natural e inevitable, y que aquellos que plantearon la hipótesis “llena de patrañas” de una liberación de laboratorio no eran nada más que “adeptos a teorías de conspiración.”

Incluso hoy, cuando más y más organizaciones de medios masivos finalmente están admitiendo la probabilidad de una liberación de laboratorio y encubrimiento gubernamental/industrial/científico, la mayoría de los supuestos medios progresistas (junto con Google, Facebook y los gigantes del internet) con unas cuantas excepciones siguen censurando o difamando la información alternativa y regurgitando la historia oficial, engañando peligrosamente al público y destruyendo sus reputaciones como medios para la libre expresión, disidencia y fuentes alternativas de información.

Necesitamos aclarar que los experimentos de guerra biológica de ganancia de función, disfrazados como biomedicina, son actos criminales en violación de la ley internacional, representando una amenaza clara e inminente para todos. Necesitamos un Tribunal Internacional independiente, modelado en los Juicios de Nuremberg -post Segunda Guerra Mundial- para exponer a los científicos locos y financiadores de COVID-19. Estos científicos y financiadores incluyen a legisladores de alto nivel del gobierno y ejército chinos y estadounidenses.

Aquellos llevados a juicio público deben incluir, entre otros, científicos, “cazadores de virus”, y patrocinadores de experimentos de ganancia de función como Shi Zhengli, Ralph Baric, Vinett Menachery, Peter Daszak, Christian Hassell, Robert Kadlec, Anthony Fauci, Bill Gates, Scott Dowell y otros.

La comunidad internacional necesita llevar a esta gente y a sus colaboradores a juicio y pedirles cuentas por el COVID-19 y sus desastrosas respuestas gubernamentales a la pandemia que han destruido las vidas y modos de vida de miles de millones. Más allá de llevar a juicio a estos criminales y colaboradores COVID, necesitamos prohibir toda la creación de armas con virus, bacterias y microorganismos de “ganancia de función” y cerrar todos los laboratorios y experimentos de guerra biológica mundiales inmediatamente, antes de que el siguiente patógeno creado en laboratorio escape o sea liberado deliberadamente. Por favor firme y circule nuestra petición aquí.

Un año después

Un año después del inicio de la pandemia, mi nuevo libro, La verdad Sobre el COVID-19, co-redactado con el Dr. Joseph Mercola -con un prólogo de Robert F. Kennedy Jr.- acaba de ser lanzado. Puedes obtener el libro aquí.

Con nueva información y controversia emergiendo cada día, y con censura creciente por Facebook, Google, YouTube, Twitter, Instagram y otros, es importante ir directamente a los sitios web y boletines de las organizaciones de interés público proveyendo información objetiva. Mis recomendaciones principales son: www.Mercola.com, www.ChildrensHealthDefense.org, www.OrganicConsumers.org y https://usrtk.org/biohazards/origin-of-sars-cov-2-gain-of-function-readings/. Otros sitios web y boletines importantes, entre otros, incluyen www.MillionsAgainstMedicalMandates.org y www.NVIC.org.

Hace catorce meses, el Dr. Mercola realizó una entrevista al Dr. Francis Boyle, un experto en armas biológicas, quien señaló de manera convincente que el SARS-CoV-2 no era una ocurrencia natural, sino una liberación de laboratorio.

Desde ese entonces, ha habido un flujo de nueva información proveniente de investigadores, científicos, profesionales médicos independientes e incluso legisladores de gobierno señalando la preponderancia de evidencia de que el COVID-19 no fue un contagio natural de murciélagos a humanos, sino un accidente de laboratorio, un desastre trágico pero completamente predecible resultante de la modificación de “ganancia de función” y creación de armas con virus que suceden en laboratorios como el Instituto de Virología de Wuhan y el Laboratorio Militar estadounidense en Ft. Detrick, MD.

Esta experimentación descuidada de “ganancia de función” – la locura científica que hizo un arma al SARS-CoV-2- ha sido financiada y llevada a cabo por una sociedad entre los gobiernos chinos, estadounidenses y otros, sus ejércitos, la industria farmacéutica, incluso después de décadas de accidentes de laboratorios y liberaciones peligrosas de patógenos potencialmente pandémicos (PPPs) a través del mundo provenientes de una veintena de laboratorios biomédicos/guerra biológica mal manejados y relativamente sin regular que deberían haber sabido lo que iba a pasar.

Más recientemente incluso, los medios masivos (Washington Post, USA Today, CBS 60 Minutes, USA Today, Newsweek, New York Times, Times of London) están comenzando a reportar las deficiencias de la “investigación” del gobierno chino/OMS sobre los orígenes del COVID-19, señalando que incluso funcionarios gubernamentales de alto nivel, tanto de la administración de Trump como de la de Biden, están expresando sus puntos de vista de que estamos lidiando con una fuga de laboratorio, no una ocurrencia natural, y que debemos terminar los experimentos riesgosos de “ganancia de función”, no sólo en China y en EU, sino en todo el mundo.

En lugar de repetir lo que nosotros y otros ya hemos escrito sobre los orígenes de laboratorio del COVID-19, les insto a revisar regularmente usando los sitios web listados arriba.

Once Mentiras Mortales del COVID-19

La psicóloga Dianne Perlman describe el miedo masivo que fue engendrado deliberadamente en el cuerpo político y la consciencia pública. Este mensaje de miedo masivo y obediencia a la autoridad, repetido una y otra vez por los medios masivos, repetidos por científicos y políticos del sistema, ha debilitado la mente pública y predispuso a la mayoría a aceptar las mentiras mortales que están manejando esta pandemia y dictando las bases estilo 1984 para un Gran Reinicio. Pearlman escribe:

“Estamos inundados con miedo existencial debilitante. La gente es más peligrosa cuando tiene miedo y más vulnerable a la manipulación. La gente retrocede y pierde funciones cognitivas superiores, capacidad para la lógica, la habilidad de anticipar las consecuencias para entender la causa y efecto.

Demasiado miedo puede hacer de la gente vulnerable a la explotación. Muy poca permite la imprudencia. Con miedo sano, óptimo, podemos evaluar riesgos y tomar precauciones apropiadas y diferenciadas, incluyendo impulso inmune y profilaxis con dieta, suplementos y tratamientos efectivos a la mano. Las soluciones reducen el miedo.”

Por lo menos 11 grandes mitos (los cuales son mentiras deliberadamente cultivadas) alrededor el COVID-19 han impulsado pánico público, información alternativa suprimida, terapias alternativas suprimidas que se ha probado son efectivas para usar drogas patentadas de alto costo, (por lo tanto, aumentando las muertes prematuras desencadenadas por SARS-CoV-2 tanto como un 85%), la destrucción de los modos de vida de la clase trabajadora, clase media y dueños de pequeños negocios (especialmente minorías raciales), forzó la aceptación de confinamientos draconianos, censura y supresión de derechos constitucionales.

Estas Once Mentiras Mortales incluyen las siguientes: (1) COVID-19 representa una mayor amenaza a individuos jóvenes y sanos, así como a los ancianos y aquellos con mala salud. (2) No existe la “inmunidad de rebaño” entre aquellos que han estado en contacto con el COVID-19 y lucharon en contra de manera exitosa, o que exhibieron síntomas y después se recuperaron. (3) COVID-19 puede propagarse de aquellos que son asintomáticos (aquellos sin síntomas) a otros, por ejemplo, de niños sanos y estudiantes a maestros o padres. (4) Las mascarillas de tela pueden parar partículas de COVID aerosolizadas de tamaño nano, así como gotas de líquido macro (de toser o estornudar), y por lo tanto deberían ser usadas en todas partes, no sólo en hospitales u hogares para ancianos. (5) COVID se puede propagar en los interiores a menos que la gente use mascarillas todo el tiempo. (6) Las pruebas de laboratorio PCR, sin importar la calibración o magnificación, nos muestran una verdadera imagen de “casos”, individuos realmente infectados que pueden propagar la enfermedad. (7) Drogas de bajo costo y genéricas como la medicina para la malaria (hidroxicloriquina) o anti-parasíticas, antivirales como la ivermectina no son efectivas para prevenir COVID-19 o prevenir que individuos infectados terminen en el hospital o muertos. (8) Los suplementos naturales como la quercetina, zinc y Vitamina D no son efectivos para fortalecer nuestros sistemas inmunes para alejar al COVID-19 o reducir los síntomas si el virus sí entra en nuestras células y comienza a replicarse. (9) Muertes por COVID-19 (aproximadamente el 6% de víctimas donde no hay otras condiciones preexistentes serias o comorbilidades listadas en el certificado de muerte) son lo mismo que las muertes con COVID-19 (94% de todos los certificados de muerte listan COVID-19 como cofactor). (10) Vacunas nuevas de Uso de Emergencia COVID-19, las cuales de hecho son “vacunas sólo en su nombre” dado que ni previenen infecciones o la transmisión, o muerte, son seguras y efectivas. (11) Nuevas “vacunas mensajeras de RNA” genéticamente modificadas como aquellas producidas por Pfizer y Moderna (las cuales realmente son drogas de terapia de genes), diseñadas para forzar al cuerpo humano a producir proteínas spike, son seguras y efectivas. Para una revisión completa de la ciencia que refuta estas mentiras ve: https://www.organicconsumers.org/newsletter/beyond-propaganda/dr-peter-mccullough-media-censored-covid-19-early-treatment-options

Y también: https://cdn.greenmedinfo.com/sites/default/files/cdn/Position_Paper_v24_FINAL.pdf

Una de las cosas más importantes para tener en mente es que el virus diseñado SARS-CoV-2 no es una enfermedad mortal en sí misma como la Gripe Española de 1918 -capaz de matar a jóvenes y viejos, sanos y enfermos por igual- sino es un disparador viral que magnifica y exacerba enfermedad crónica preexistente y comorbilidades como la obesidad, diabetes, cáncer, hipertensión, demencia, enfermedad de corazón, hígado, riñón y de pulmón entre los ancianos y personas con deficiencias de salud importantes – especialmente focalizando a aquellos con sistemas inmunes naturalmente comprometidos fuertemente.

Lo que el COVID-19 ha expuesto a quienes no están cegados por el miedo es que el verdadero asesino debajo de la pandemia mundial no es tanto el virus en sí mismo, sino el daño colateral mortal “como de costumbre”, por alimentos convencionales, contaminación, trabajo, modo de vida (estrés, falta de ejercicio y luz solar, exposición a radiación de bajo nivel) y medicina de industria farmacéutica. SARS-CoV-2, a menos que se lancen protocolos de tratamiento adecuados, puede ser un disparador biológico peligroso para quienes sufren enfermedades crónicas y tienen sistemas inmunes dañados. Es por esto que los ancianos y la gente con salud comprometida, aquellos sujetos por décadas de comida venenosa, ambientes contaminados, condiciones de trabajo insalubres y una sobredosis de drogas farmacéuticas y vacunas con efectos secundarios acumulativos, tienen la necesidad de recibir, sin costo, alimentos orgánicos sanos y gratuitos (especialmente en escuelas, centros de cuidado diurno, hogares para ancianos, hospitales y entrega a domicilio para beneficiarios de Medicare y Medicaid) así como suplementos y drogas genéricas que han probado ser efectivas a través del mundo.

Las respuestas del gobierno basadas en una tergiversación deliberada de la naturaleza del virus y los grupos en mayor riesgo, constituye una forma de negligencia médica y negligencia criminal. Pero no mutilemos las palabras. Como los experimentos arriesgados de “ganancia de función”, la censura deliberada de la naturaleza y virulencia del COVID-19, y la censura de la prevención y tratamiento efectivo de esta pandemia constituyen asesinato masivo.

Ignorando prevención y tratamiento dietético, de salud natural y drogas genéricas, y en su lugar imponiendo medidas de confinamiento, cierre de escuelas, mascarillas obligatorias y distanciamiento social de “solución única”, y confiando completamente en terapia de genes experimental o drogas lanzadas apresuradamente al mercado “Vacunas sólo por su nombre”, para el COVID-19 con base en información fraudulenta forzada por intereses especiales (industria farmacéutica, industria tecnológica y empresarios de vacunas) no sólo no han protegido a los grupos más vulnerables (los ancianos y otros con comorbilidades preexistentes graves) sino que ha causado un enorme daño económico, político, sociológico, psicológico y de salud pública.

Poniendo al exceso de muertes por COVID-19 en perspectiva

El 20 de enero de 2021, los Centros para Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) reportaron que más de 400,000 estadounidenses han muerto ya sea de o con COVID-19, un promedio anual de 1,096 al día, con COVID-19 listado en sus certificados de muerte, junto con comorbilidades como la obesidad, diabetes, enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar, enfermedad renal, cáncer, demencia e hipertensión. Como se señaló antes, la información liberada de la CDC el 26 de agosto de 2020, mostró que sólo 6 porciento de las muertes en EU por COVID-19 listado como la única causa de muerte en el certificado de muerte. El restante, 94 porciento, tenía un promedio de 2.6 comorbilidades o causas de muerte adicionales. Las estadísticas preliminares US death muestran más de 3.1 millones de muertes totales en el 2020 – aproximadamente 11% más muertes que en el 2019.

La cuenta de muertos oficial de EU por o con COVID-19 suena trágica y alarmante y en efecto es, pero necesitamos mantener esas estadísticas en perspectiva. De la población de E.U., de 328.2 millones (2019), aproximadamente 2.8 millones murieron en el 2019. Esto resulta en 7,671 muertes promedio al día. Si la cuenta de muertes oficial de la CDC para el 2020 es correcta, entonces probablemente hubo en total 3.1 millones de muertes en EU en el 2020, un promedio de 8,493 al día, un aumento de aproximadamente 11% durante el 2019. Antes del 2020 y el COVID-19, aproximadamente 1.2 millones de muertes al año habían sido en personas de 80 años o más, con un promedio de 3,365 muertes al día de este grupo de edad.

Dos terceras partes de las víctimas de COVID-19 muy ancianas o con enfermedades crónicas probablemente habrían muerto por sus comorbilidades preexistentes durante los siguientes 1-2 años, aún sin el COVID-19 como detonante biológico.

Un antiguo reportero del New York Times, Alex Berenson señala en su libro, Verdades sin reportar sobre el COVID-19 y confinamientos:

“Desde un punto de vista práctico aquellas muertes [ancianos con comorbilidades múltiples] eran inevitables. Su momento es una función del coronavirus, pero su causa son condiciones subyacentes como el cáncer o enfermedad cardiaca o demencia. Mientras tanto, infantes y jóvenes adultos están en riesgo mínimo por el virus” … El coronavirus apunta a gente al final de sus días… muchas víctimas sólo tenían semanas o meses de vida. Para el momento que llegaron a los hogares de ancianos, la mayoría de las personas estaban muy frágiles. Un estudio de 2010, en el ‘Diario de la Sociedad Geriátrica Estadounidense’ descubrió que la mitad de todas las personas admitidas en hogares para ancianos murieron a los cinco meses de admisión…”

La abrumadora mayoría de las víctimas de COVID-19 en los EU (80 por ciento) han sido ancianas (65 años o más), casi todas sufriendo enfermedades crónicas o condiciones médicas preexistentes graves, y casi la mitad de todas las muertes que suceden en los hogares de ancianos. Las muertes globales en el 2020 por o con COVID-19 son un estimado de 2.8 millones, (5% de aproximadamente 55 millones de muertes totales), con un daño económico estimado en $16 mil millones. Somos afortunados porque lo que escapó de Wuhan fuera un coronavirus modificado de murciélago, con relativamente niveles de mortalidad bajos, en lugar de una versión convertida en arma, aerosolizada, de una gripe aviar mucho más mortal, la cual, científicos del mundo (con financiamiento por Bill Gates, la industria farmacéutica y el Pentágono) han estado produciendo de forma arriesgaa mucho más transmisible y virulenta a través de la modificación de “ganancia de función”.

Transmisión Asintomática

Un elemento clave en la creación de pánico por COVID-19 y una idea básica para el cierre de escuelas, confinamientos y vacunas obligatorias (incluso con niños y estudiantes) es que el COVID-19 puede ser transmitido a otros rutinariamente, incluso si una persona no muestra síntomas de la enfermedad. No existe ciencia revisada por pares indicando que esto es verdad. La transmisión asintomática, si es que llega a ocurrir, es excepcional, no es más que una preocupación sanitaria como la de la gripe estacional. Como testificó recientemente el altamente citado médico y profesor de la universidad de Texas A&M, Peter McCullough ante la legislatura del estado de Texas:

“Uno de los errores que escuché hoy como una razón para la vacunación es la propagación asintomática. Y quiero ser muy claro sobre esto: Mi opinión es que existe un escaso nivel, si es que hay, de propagación asintomática… Los chinos han publicado un estudio— [de] 11 millones de personas. Intentaron encontrar [evidencia de] propagación asintomática. No puedes encontrarla. Y eso ha sido, una de las piezas importantes de desinformación.”

Manía con las vacunas

Como señala la psicóloga Dianne Perlman previamente citada, los medios están impulsando una narrativa de pánico que dice que no hay manera de parar al COVID-19 sin la inyección obligatoria de drogas experimentales, las cuales llama “Vacunas sólo por su nombre” (VINOs, por sus siglas en inglés). Los medios, la industria farmacéutica y nuestros zares de la salud impuestos como Bill Gates y Anthony Fauci, difunden 24/7 una narrativa basada en “una creencia absoluta en la necesidad, seguridad y eficacia de VINOs.” Continúa Perlman, este aluvión sin fin de “Propaganda sobre la desinformación es magistral. La gente es bombardeada por información falsa todo el tiempo. Los miedos son validados por ilusiones creadas con infecciones positivas falsas, diagnósticos equivocados, sobre atribuciones de muertes al COVID-19, así como hasta por un 80% de muertes innecesarias al retener tratamientos anticipados y efectivos.

Existencialmente aterrorizados y mal informados, seducidos desde cada ángulo, la mayoría cree que sufrirán por siempre hasta que obtengan VINOs. La vida social y la supervivencia de la humanidad dependen en el Pasaporte de Vacunas. No están informados sobre rutas viables para la inmunidad, salud, libertad y supervivencia y cómo el Pasaporte de Vacunas es un Caballo de Troya para la vigilancia y control de la información personal.

A pesar de la creciente oposición a la VPP, la coerción será aplicada por negocios, industrias, escuelas, aerolíneas, etc., restringiendo libertades para ciudadanos de segunda clase sin resolver la pandemia. El objetivo continuará moviéndose. La presión será inescapable. Tenemos un reto sobrecogedor ante nosotros.”

La verdad inconveniente sobre el COVID-19

Como yo, ahora muchos otros, han aseverado:

La razón principal del por qué tantos consumidores están enfermos crónicamente y son susceptibles a virus como el SARS-CoV-2 es que la industria alimenticia y la industria agrícola en E.U. (y en el mundo) básicamente producen – y de hecho están subsidiadas por gobiernos para producir – lo que sólo puede ser descrito como productos básicos de comida chatarra. Estas comidas y bebidas chatarra, las cuales consisten en un 60 por ciento o más de las calorías en la dieta estadounidense típica, son altamente procesadas, llenas de azúcar y carbohidratos, envenenadas con residuos de pesticidas, antibióticos y químicos. En una combinación tóxica con el sobreconsumo de carne proveniente de la industria ganadera y productos animales típico estadounidense, las dietas de comida chatarra de E.U. son una prescripción literal para la enfermedad crónica y muerte prematura.

Mientras se reconoce que tenemos que parar la modificación genética arriesgada militar/científica que nos llevó a esta pandemia y derrumbamiento económico mundial, la censura de medios y suspensión de derechos democráticos fundamentales, también necesitamos defendernos y a nuestras familias al practicar el sentido común (quédate en casa si te sientes enfermo), y “protección enfocada” y “distanciamiento social enfocado,” de aquellos en riesgo extremo.

Pero también necesitamos cambiar nuestras dietas, limpiar nuestro ambiente, ofrecer retiro temprano pagado a aquellos trabajadores ancianos en las primeras líneas en mayor riesgo y alejarnos colectivamente de los sistemas alimentarios y agrícolas industrializados y degenerados que hacen a la gente víctima de muerte prematura y hospitalización por COVID-19.

La prevención y “cura” para la enfermedad crónica y muerte prematura, la prevención y cura para prevenir que un virus aerosolizado como el SARS-CoV-2 avance más allá de tu pasaje nasal o tu garganta a tus células, reproduciéndose masivamente y enfermándote fuertemente, no es probable que sea una vacuna patentada que genere ganancias o VINO, apresuradas al mercado, modificadas genéticamente para transformar tu ARN y probablemente peligrosas en términos de daños colaterales a tu salud.

Tu mejor apuesta para la prevención de enfermedades y promoción de la salud es alimentos orgánicos, regenerativos, sanos y un modo de vida sano, complementado por suplementos nutricionales apropiados, hierbas y remedios de salud natural.

Mantente conectado para más información y por favor suscribe y circula nuestra petición ciudadana para prohibir toda la experimentación de guerra biológica, incluyendo la transformación en armas de virus y bacterias utilizando modificación genética peligrosa y prácticas biológicas sintéticas.


[1]  Esta palabra, según Wikipedia, es “…un término coloquial ruso que designaba a un funcionario profesional, a tiempo completo del Partido Comunista o la administración soviética (por ejemplo, un agente del “aparato” gubernamental o del partido que tenía un puesto de responsabilidad burocrática o política)”.