El Cáncer y La Infertilidad Están Relacionados con Los Productos Químicos que Ingerimos con La Comida

Por Ana Tagarro, Finanzas.com, 5 al 11 de Junio 2009

En una extensa entrevista, el biólogo molecular Gilles-Éric Séralini, uno de los mayores expertos en transgénicos y asesor de la Unión Europea sobre el tema, afirma que se debe exigir a la industria que los transgénicos sean sometidos a las mismas pruebas que los fármacos. En su laboratorio de Caen, Francia, explica por qué deberíamos prestar más atención a lo que comemos. Al mismo tiempo derriba mitos sobre la “revolución verde”, los agrotóxicos y transgénicos, y expone con claridad los daños que causan en la salud y el medio ambiente. Esta entrevista, realizada por la periodista española Ana Tagarro, fue publicada en “XL Semanal” (Finanzas.com) en junio de 2009.

En 1980, la Corte Suprema de Estados Unidos aprobó por cinco votos contra cuatro el derecho a patentar “un microorganismo vivo hecho por el ser humano”. La decisión respondía a una solicitud de General Electric para explotar comercialmente una bacteria y abrió la puerta a una de las mayores revoluciones alimentarias y económicas de todos los tiempos: la patente de semillas. De hecho, sentó las bases para que ocho corporaciones de la industria farmacéutica y química iniciasen la conquista del suministro mundial de alimentos. Al margen de las consideraciones éticas sobre la manipulación de la naturaleza, esta actividad plantea una cuestión de salud. Y aquí es donde ‘desembarca’ el biólogo molecular Gilles-Eric Séralini, 49 años y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Nos recibe en la Universidad de Caen, Normandía, donde es profesor. Sus estudios sobre OGM (organismos genéticamente modificados) vienen avalados por las tres revistas científicas más prestigiosas de Estados Unidos que los han publicado y por ser uno de los cuatro consultores de la Unión Europea sobre transgénicos.. Habla en un tono didáctico, de maestro, pero también con la vehemencia de quien está acostumbrado a las críticas. Empieza la clase.

XL Semanal. Para ubicarnos: si yo le digo que acabo de desayunar café con leche, tostadas, jamón de york y fruta, ¿he comido ya algún alimento transgénico?

Gilles Séralini. No directamente. En Europa, hasta ahora, se han evitado los transgénicos en la comida humana. El OGM más extendido es la soja importada del continente americano (especialmente de Estados Unidos, Argentina y Brasil) para alimentar el ganado: terneros, cerdos y pollos. No es que el jamón o la leche sean transgénicos, sino que los animales de donde salen son alimentados con pienso transgénico. La soja representa el 65 por ciento de los cultivos transgénicos (y me gustaría aclarar que no tiene nada que ver con la soja de los restaurantes chinos) y, además de para pienso, se usa para hacer lecitina, un emulgente de las grasas que se encuentra en el 80 por ciento de la comida ‘industrial’, como la bollería, las salsas, las harinas… Luego está el maíz, que sirve para alimentar animales y para extraer un azúcar que puede ser utilizado como edulcorante en bebidas gaseosas. Es decir, estamos ingiriendo residuos de transgénicos.

XL. Visto así, parece que es un peligro menor, que nos afecta ‘relativamente’…

G.S. Pues no es así. Todo lo contrario. Mire, es la primera vez en la historia de la humanidad que somos capaces de modificar el patrimonio hereditario, genético, de las especies vivas. Y esto se ha producido en un escenario industrial a una velocidad industrial. El problema con los transgénicos y la razón de que no sea un mal menor es que el salto que se ha dado del laboratorio al supermercado se ha hecho sin los plazos ni las pruebas adecuadas.

XL. ¿Pero se puede afirmar que los transgénicos son un riesgo para la salud?

G.S. Yo creo que sí y voy a explicarle por qué, pero la pregunta no es si son un riesgo, sino ¿por qué se modifican las semillas? ¿Por qué hacemos soja transgénica? Y la respuesta es que se modifican para contener plaguicidas.

XL. Querrá decir para resistir a los plaguicidas.

G.S. No. Digo “para contener pesticidas”. Está probado que los plaguicidas son malos para la salud porque inhiben la comunicación entre las células y pueden provocar enfermedades nerviosas y hormonales. Entonces, ¿por qué los transgénicos son diseñados para contenerlos? Porque lo que buscan es absorberlo sin morir o, incluso, fabricar ellas mismas el plaguicida. El 80 por ciento de los transgénicos se hace para absorber un herbicida en concreto, el Roundup, que fabrica Monsanto, que a su vez es el mayor productor mundial de OGM.