El agua de México, botín de empresas privadas, denuncian ante el Tribunal Permanente de los Pueblos

La Coordinadora por un Atoyac con Vida relata que el Río Atoyac, en Puebla y Tlaxcala es uno de los diez ríos más contaminados del país. Su olor repulsivo y tóxico invade las comunidades aledañas y se intensifica por las noches, creando una atmósfera casi irrespirable.

Desde los años 80 operan tres parques industriales en la región, con fábricas de pisos cerámicos, hilados y tejidos y elaboración de colorantes para alimentos industrializados. Hay presencia de los ramos textil, refresquero, farmacéutico, agroindustrial y el complejo petroquímico Independencia de PEMEX.

La organización local documenta que las dependencias federales incurren en omisiones y francas violaciones en la aplicación de leyes y privilegian el uso industrial del agua sobre el agrícola y doméstico. No inspeccionan la aplicación de la normativa ambiental, no desarrollan programas sanitarios y preventivos ni atienden a las víctimas.

El resultado es el despojo del agua a las comunidades y la desvalorización de los cultivos campesinos que tienen que ser irrigados con aguas contaminadas.

Ante los altos niveles de daño toxicológico, la proliferación de diversas enfermedades y alteraciones precursoras de cáncer, los denunciantes demandan clausurar las industrias altamente tóxicas y anuncian que se mantendrán en la lucha porque “no habrá justicia social mientras no hay justicia ambiental”.

Contaminación mortal

Quizás el caso más grave de contaminación de agua presentado en la pre-audiencia fue el del Río Santiago. Un breve video mostraba un rio blanco por la espuma química que lleva, víctima de la descarga de desechos industriales del estado de Jalisco y aguas negras de la zona metropolitana de Guadalajara que vierten en el cauce fluvial más de mil contaminantes, incluidos metales pesados.

En el Salto, Jalisco, viven unos 120 mil habitantes, 20 mil de ellos en la cabecera municipal. La población es víctima de múltiples enfermedades y ha sufrido la pérdida de actividades agrícolas y el deterioro de tierras cultivables.