Día Mundial de la Alimentación: Cocina lo orgánico, no al planeta

Por Ronnie Cummins, Common Dreams, 16 de octubre de 2013, Traducción de Mariana Escalante, Vía Orgánica AC

“Aquí te presentamos lo que necesitas saber sobre el reporte del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés): No es demasiado tarde. Todavía tenemos tiempo de hacer algo para detener el cambio climático. La ciencia estima que podemos limitar el calentamiento causado por la contaminación humana con carbono a menos de 3.6 grados Farenheit – si actuamos ahora. En resumen: Nuestra casa está en llamas. En vez de discutir sobre lo rápido que se está quemando, necesitamos vaciar cubetas de agua.” – Michael Brune. Director del Club Sierra. 27 septiembre de 2013.

Michael Brune tiene razón. Nuestra casa está en fuego. Debemos empezar a vaciar cubetas de agua.

Hoy, en el Día Mundial de la Alimentación,  apremio a quienes deseen apagar el fuego que observen el tipo de comida que consumen. ¿De dónde vino? ¿Cómo fue cultivada o criada? ¿Qué se necesitó para traerla de la granja a tu mesa?

Estas preguntas raramente son incluidas en el debate del cambio climático, pero deberían estarlo.

La transportación y manufactura de alimentos, con los grandes consumos energéticos contribuyen a la contaminación de gases de efecto invernadero. Los científicos que estudian el clima están de acuerdo en que si queremos enfriar a la tierra, necesitamos construir paneles solares y generadores de viento, en vez de hacer fracturaciones en los pozos y plantas de carbón. Tenemos que mejorar nuestros hogares, edificios comerciales, fábricas, transportación y cuadrículas eléctricas. Necesitamos caminar, viajar en coches compartidos, usar bicicletas, trenes y autobuses, en vez de conducir por las autopistas sin que nos importen los coches, camiones y camionetas que escupen gases.

Muy poca gente entiende que el peor emisor de gases de efecto invernadero en E.U.A. y en el mundo es la “Comida Incorporada”. El sistema global de alimentos ysu forma de cultivarlos, tiene una  intensa dependencia de la biotecnología, químicos y combustibles fósiles; destruyendo la capacidad natural de las plantas, árboles y suelos para absorber el exceso de los gases de efecto invernadero que están quemando al planeta.

La mejor ruta para evitar un desastre climático es reducir drásticamente las emisiones de la agricultura industrial y la silvicultura, y dejar que nuestras plantas, bosques y suelos empiecen a consumir billones de toneladas de gases de efecto invernadero.

Esta “Gran Transición” debe ser impulsada por un rechazo de los consumidores hacia alimentos creados en fábricas o genética-industrialmente modificados; demandando productos orgánicos, sustentables y amigables con el clima.