Cuba: Devolviendo Vida a Un Río
De Cuba a la Mano, Abril 2010
El río Almendares, que atraviesa la capital cubana, se está despojando de decenas de años de contaminación gracias al proyecto urbanístico y ecológico denominado Gran Parque Metropolitano de La Habana, que abarca 700 hectáreas dentro del corazón de la ciudad.
El programa comenzó antes de la actual crisis económica y en medio de no pocos inconvenientes, sobre todo la carencia de una cultura ambiental entre los principales contaminadores del río, sobre todo numerosas industrias que vertían sus residuales al afluente. Esa práctica se remontaba incluso a varias décadas atrás, antes de 1959.
El Almendares se había convertido con el tiempo en un gran basurero acuático. El parque que lleva su nombre tenía las huellas del abandono y la desolación.
El financiamiento otorgado por el Estado cubano y la colaboración internacional se unieron para revitalizar el proyecto. Sus primeras acciones se constatan ya en la reforestación de sus márgenes, en la instalación de plantas procesadoras de residuales y en el retorno de su fauna habitual.
Un río y un parque
El río tiene su origen en el territorio rural de Tapaste, un lugar situado cerca de la periferia capitalina. Su desembocadura se encuentra en la zona costera al noroeste de la ciudad, conocida con el nombre de La Puntilla, en el municipio de Playa.
El Gran Parque Metropolitano abarca unos 10 kilómetros de las márgenes del Almendares, antes de unirse al mar Caribe, y está considerado como parte del cinturón verde de La Habana, junto al Parque Lenin, el Jardín Botánico, el Zoológico Nacional y el recinto ferial ExpoCuba.
El proyecto surge dentro de una densa trama urbana de unidades industriales, poblacionales y militares. Sus 700 hectáreas se insertan dentro de los municipios capitalinos de Playa, Plaza, Marianao y Cerro.
Aunque el río es el centro de este programa ecológico, el proyecto brindará solución a otros problemas asociados al desarrollo industrial y la urbanización, que no han tenido en cuenta el cuidado de esa cuenca hidrográfica.
La deforestación capitalina en años anteriores causó negativos impactos en las márgenes de esa fuente hídrica. El arbolado sólo cubría 10 por ciento de la extensión demarcada para el Gran Parque Metropolitano.
La vegetación original que existía en las áreas del proyecto estaba constituida por bosques, una reserva calificada por expertos como semicaducifolio, de alto valor ecológico e histórico. Ceibas, algarrobos, pinos, cedros, aves migratorias, especies exóticas introducidas, reptiles, anfibios e insectos volverán al espacio robado durante etapas pasadas, cuando la urgencia por la industrialización y la urbanización no daban tiempo a otras cavilaciones ambientalistas.
Dragado del río
Por carencia de infraestructura de alcantarillado, las aguas albañales generadas por alrededor de 100.000 personas van a parar al río, situación que se revierte ahora con los programas de descontaminación que ya están en marcha.
Un estudio de esa fuente hídrica detectó 87 focos contaminantes, pero los principales agresores son, actualmente, la industria de materiales de construcción, conocida como concretera de Perdurit y el hospital Joaquín Albarrán. Este centro de salud está ubicado justo en el centro del Parque Metropolitano, donde antiguamente se encontraba el Jardín Botánico de La Habana.
Para eliminar la suciedad, sanear las riberas y aumentar el caudal se iniciará en este verano el dragado del río Almendares. Esas labores serán sufragadas, en parte, por la colaboración de un proyecto internacional, con un costo superior a 300.000 dólares.
El dragado se realizará desde La Puntilla, en la desembocadura, hasta el puente de la calle 23, una de las principales arterias de La Habana, mediante el empleo de equipos especiales. Esto redundará en una mejoría de las márgenes y evitará las inundaciones provocadas por las lluvias en el barrio conocido como El Fanguito.
Una empresa del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos se encuentra a cargo de la instalación y rehabilitación de plantas de tratamiento de residuales. Para este trabajo se emplean componentes de fabricación cubana y otros importados.
Recientemente se puso en marcha una moderna procesadora de residuales, situada en la circunvalación de la autopista este-oeste, en una zona conocida como María del Carmen. Otra planta de tratamiento de desechos se construirá en la barriada de Puentes Grandes, situada en el centro del Gran Parque Metropolitano de La Habana.