Contaminantes ambientales, posible causa del incremento de casos de asma en el DF

Por Boletín UNAM-DGCS-101, 19 de febrero de 2015

Al menos 300 millones de personas en el mundo la padecen y se estima que para 2025 habrá unos 100 millones más de asmáticos, apuntó en la UNAM Patricia Segura, jefa del Departamento de Investigación de Hiperreactividad Bronquial del INER

  • México ocupa, aproximadamente, el lugar 70 por la incidencia, pero en mortalidad por esa afección es el número siete

Por los altos índices de contaminación de la ciudad de México, existe el riesgo de que su población desarrolle asma o se exacerben los cuadros asmáticos en quienes padecen esta enfermedad, alertó en la UNAM Patricia Segura Medina, jefa del Departamento de Investigación de Hiperreactividad Bronquial del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

Al exponer los resultados de la investigación que realizan conjuntamente el INER, el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), el Departamento de Toxicología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad de Alberta en Canadá, la especialista señaló que como parte del protocolo se concluyó que el material particulado del norte de la urbe es capaz de generar asma de novó (ocupacional).

En su conferencia ¿La contaminación genera asma?, Segura Medina indicó que esta afección respiratoria es una de las más frecuentes en la población mundial. Se conoce que al menos 300 millones de personas la padecen y se estima que para 2025 habrá unos 100 millones más.

En cuanto a la incidencia, nuestro país ocupa, aproximadamente, el lugar 70, pero en mortalidad es el siete. “No es que se atienda mal a los pacientes, el asunto es que presentan crisis severas que en ocasiones conducen a decesos por una enfermedad que no debería causar la muerte”, apuntó.

Como parte de este estudio, el grupo de investigación se ha ocupado de buscar si la exposición a contaminantes atmosféricos de la ciudad de México podría estar asociada al incremento de la presentación de exacerbaciones asmáticas.

“Son muchas las causas que provocan que una vía aérea (parte superior del aparato respiratorio) normal se convierta en hiperreactora, las más comunes son las enfermedades alérgicas, en particular las de pulmón, y cuando existen agentes desencadenantes ocurren las crisis”, explicó.

Los principales alérgenos son el polvo casero, los pólenes y hongos, mientras que entre los predisponentes a hiperreactividad y de las crisis de asma, están el ozono, humo de tabaco, partículas de diésel, medicinas como la aspirina y otros agentes como el ejercicio a la intemperie y el aire frío.

En la metrópoli, debido al considerable parque vehicular se emiten grandes cantidades de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y de azufre, así como compuestos volátiles orgánicos; “los contaminantes más importantes son el ozono y el material particulado (PM10 y PM2.5), que continuamente sobrepasan las concentraciones permitidas para la salud.

Ozono y partículas PM2.5 coexisten en el ambiente casi todo el tiempo, sobre todo en la época seca (abril y marzo), antes de la temporada de lluvias y en temporada fría. Sin embargo, pocos se han ocupado de estudiar los efectos en la salud de la combinación de ambos.

El material particulado está constituido por aerosoles de diferentes compuestos sólidos y líquidos condensados, que forman suspensiones en el aire. De acuerdo con su diámetro aerodinámico se divide en PM de 10 micras, de 2.5 y las ultrafinas –menores a 2.5–; el tamaño sí importa porque la dinámica con que ingresa al cuerpo determina la cantidad y en que parte del aparato respiratorio se depositará.

Lo que ocasiona su toxicidad es la composición, lo cual varía de acuerdo con la época del año, las fuentes que las emiten y el tiempo de exposición.

Para que se establezca la alergia como tal es necesario tener en el ambiente al alérgeno (hongos, esporas o pólenes) y muchos compuestos adyuvantes como partículas de diésel, óxidos de nitrógeno y formaldehidos, entre otros.

En laboratorio, los especialistas desarrollaron un modelo animal con un método de exposición in vivo, único. “Encontramos que sí existe un riesgo real a la exposición de una alta concentración de contaminantes y a quienes ya la padecen les va peor por estar expuestos, además, a material particulado”, concluyó.