Comida industrial: enfermando a la gente y el planeta

De los fertilizantes sintéticos usados en la agricultura industrial, la mayoría es justamente para producir forrajes, y la mitad que se aplica no llega a las plantas por problemas técnicos. A su vez, el escurrimiento de fertilizantes es factor fundamental de contaminación de aguas y de gases de efecto invernadero.

Adicionalmente, en la cadena industrial se desperdicia de 33 a 40 por ciento de los alimentos durante la producción, transporte, procesamiento y en hogares. Otro 25 por ciento se pierde en sobreconsumo, produciendo obesidad, entre otras cosas por la adicción que provoca la cantidad de sal, azúcar y químicos agregados.

En Norteamérica y Europa el desperdicio de alimentos per cápita es de 95 a 115 kilogramos por año, mientras que en África subsahariana y sudeste de Asia (con mayoría de agricultura campesina), es de 6 a 11 kilogramos per cápita, 10 veces menor.

Ante el desperdicio y la gravedad de los problemas de salud y ambientales que provoca la cadena industrial de alimentos, urge replantearse políticas que la desalienten y estimulen en su lugar la producción diversificada, sin químicos, con semillas propias y en pequeña escala, que además es la base de trabajo y sustento de más de 80 por ciento de los agricultores del país. En el extremo opuesto está la producción industrial con transgénicos, que exacerba todos los problemas mencionados, y además, al estar en manos de cinco trasnacionales es una entrega de soberanía nacional.

La siembra de soya transgénica ya está amenazando de muerte a los apicultores, tercer rubro de exportación nacional, que provee sustento a más de 40 mil familias campesinas. Las solicitudes de siembra comercial de maíz transgénico en millones de hectáreas, amenazan eliminar otros miles de familias campesinas y contaminar el patrimonio genético más importante del país.

Por si estos datos no fueran suficientes, los eventos climáticos extremos que ha sufrido el país –con daños exacerbados por políticas que aumentan la vulnerabilidad–, están directamente vinculados a ese sistema alimentario agroindustrial, que es una de las causas principales del cambio climático.

* Investigadora del Grupo ETC