COLOMBIA: Coca Nasa no Es Mata que Mata, sino Planta de Vida
Por Nasa-ACIN, 9 Septiembre, 2009
Coca Nasa es un proyecto económico generado por comuneros indígenas Nasa, pertenecientes al resguardo de Calderas, en la zona de Tierradentro, Cauca en Colombia. Es una iniciativa que surge de la necesidad de mostrar a la sociedad mayoritaria que los pueblos indígenas tienen en la hoja de Coca un valor cultural de la mayor importancia, que es una planta que puede ser industrializada dados los enormes beneficios que tiene como alimento y como planta medicinal ancestral, cuyo uso intensivo no se limita a los pueblos indígenas, sino que se extiende en sectores campesinos y urbanos de buena parte del subcontinente.
El uso de la hoja de Coca tiene un amplio historial de uso en las sociedades de la América Andina y Amazónica, tanto en las grandes civilizaciones amerindias como en las sociedades que se constituyen durante y con posterioridad a la invasión y colonización española. La hoja de Coca es descrita por los cronistas españoles como una planta maravillosa que los indígenas aprecian más que el oro y la plata y su uso no se limitó a la práctica tradicional del mambeo, sino que hizo parte de la farmacopea de generaciones enteras que encontraron en ella alivio a diferentes dolencias, desde la cura la los dolores estomacales hasta la aplicación de emplastos para tratar dolencias de tipo inflamatorio y dolores propios de enfermedades asociadas al aparato musculo esquelético.
El uso amplio que se hace de la hoja de Coca, enfrenta todo tipo de limitaciones, desde las del fanatismo religioso que decide, desde 1.617, en cabeza de la iglesia católica, que acompaña las acciones de expoliación de la corona española, que la Coca es el talismán del diablo, hasta la legislación internacional que fundada en un concepciones moralistas y raciales, señala que esta planta es la responsable del atraso social y económico que padecen los pueblos aborígenes al ser consumida cotidianamente por sus integrantes.
Pese a lo anterior la industrialización y reconocimiento de la hoja de Coca se hace en Europa luego de que Albert Nieman alrededor de 1860, sintetizara el clorhidrato de cocaína a partir de la sustancia metil ecgonina presente en ella. El padre del sicoanálisis Sigmund Freud publica un estudio que demuestra las propiedades favorables del clorhidrato de cocaína, por lo que fue común que posteriormente e incluso hasta nuestros días se generalizara una inadecuada comparación entre hoja de Coca y clorhidrato de cocaína, como si fueran una sola sustancia e incluso que la primera fuera una versión suave de esta última pero con los mismos efectos, lo cual por supuesto ha sido desdeñado por los estudios diversos que se han hecho de la planta.
La producción masiva de alimentos de hoja de Coca se reconoce a partir del vino Marianni, que tuvo una importante recepción entre las poderosas élites eclesiales y políticas de los regímenes monárquicos que detentaban el poder por la época, en la década de 1880. Con posterioridad surgen otros alimentos, pero en especial bebidas que finalmente tienen su culmen en la conocida Coca Cola, que luego de la persecución legal que se hace desde organismos multilaterales reemplaza el clorhidrato de cocaína por hojas de Coca, de las cuales extrae un saborizante que sigue siendo usado a la fecha. Paradójicamente en medio del clima de persecución en contra de las hojas de Coca y en especial de su uso por los pueblos indígenas, se expide un tratado multilateral que permite el comercio de hojas de Coca para una específica actividad industrial, como es la obtención de una sustancia saporífera, [1] que claramente establece esa posibilidad con el ánimo de favorecer la empresa en cuestión.
La experiencia colombiana de Coca Nasa.
En el contexto expuesto surge la iniciativa de los indígenas Nasa del Resguardo Indígena de Calderas con objeto de desvirtuar no solamente la falacia propagandística que equipara hoja de Coca con clorhidrato de cocaína y claro la recuperación de su uso masivo, sino también generar un proceso productivo sostenible que mostrara la posibilidad que tienen las comunidades indígenas de plantear proyectos y llevarlos a efecto en el marco de procesos autonómicos y de reivindicación política.
Vale la pena mencionar que el momento político en el que se lanza la iniciativa no es el más favorable, pues en Colombia se discutía una propuesta de los Estados Unidos, para hacer una experiencia de guerra biológica con la introducción del hongo fusarium oxysporum, que sería un agente biológico a usar contra los cultivos de hoja de Coca en medio de la gran diversidad de flora y fauna con que cuentan las regiones geográficas en las cuales existen cultivos de Coca. Esto por supuesto significaba la violación de convenciones que prohíben el uso de armas biológicas y un grave atentado contra los enormes recursos de la biodiversidad que existen en Colombia, por fortuna esta propuesta no se llevó a cabo o al menos no se hizo público y masivamente.