“Coexistencia” con Monsanto: De Ninguna Manera!

No se puede coexistir con una industria monopolista y despiadada que daña la salud humana, destruye la biodiversidad, lastima el medio ambiente, tortura y envenena animales, desestabiliza el clima y devasta económicamente a los 1.5 billones de pequeños productores que salvan las semillas. Suficiente plática sobre coexistencia. Necesitamos un nuevo régimen que dé poder a los consumidores, a los pequeños agricultores y a la comunidad orgánica. Necesitamos nuevas reglas, basadas en “veracidad al etiquetar” y del “principio de precaución”— reglamentos amigables para productores y consumidores que ya están en vigor en la Unión Europea—-para que “nosotros, la gente” podamos retomar el control sobre Monsanto, políticos responsables, y la actual tecnología de ingeniería genética descontrolada.

Veracidad de etiqueta: El temor más grande de Monsanto y de la industria Bio-tecnológica

En términos prácticos la coexistencia entre GMOs y orgánicos en la Unión Europea, el mercado agrícola más grande del mundo, no es un tema. ¿Por qué? Porque prácticamente no hay cultivos de GMOs, ni productos para el consumidor en los supermercados dentro de la EU, punto. Y ¿ Porqué es así? Los GMOs casi no existen en Europa, porque en las leyes Europeas, como demandado por los consumidores, todos los productos que contienen GMOs o ingredientes con GMOs, deben estar etiquetados. Consumidores tienen la libertad de elegir productos con o sin GMOs, mientras agricultores, procesadores de alimentos y comerciantes tienen (por ley) el derecho de lanzar alimentos con GMOs mientras estén etiquetados. Naturalmente consumidores, en su gran mayoría, no quieren consumir alimentos GM. Productores Europeos y compañías alimenticias, hasta aquellas de comida “chatarra” como McDonald’s y Wal-Mart, entienden bien el axioma expresado por el ejecutivo de Monsanto al principio de este artículo: “Si pones una etiqueta en alimentos genéticamente elaborados puedes poner directamente una clavera con la cruz”.

La industria bio- tecnológica y los Corporativos Alimenticios están altamente conscientes del hecho que consumidores Norte Americanos, como sus compañeros Europeos, están conscientes y sospechosos de los alimentos GM. Aún sin Doctorado, consumidores entienden que no quieres ser parte de un experimento involuntario sobre seguridad alimentaria. No quieres que las decisiones sobre tus alimentos y la sustentabilidad ecológica sean tomadas por compañías químicas con políticas de ganancia a cualquier costo como Monsanto, Dow o Dupont– la misma gente que nos trajo los pesticidas tóxicos, Agent Orange, PCBs y ahora el calentamiento global. Los líderes de la industria están al tanto del hecho de que cada una de las encuestas de gobierno o de las industrias hace 16 años han mostrado que 85-95 % de consumidores Americanos quieren etiquetas reglamentadas sobre los alimentos GM. ¿Por qué? Para poder evitar comprarlos! Alimentos GM no tienen en absoluto beneficios para consumidores ni para el ambiente, solo peligros. Por esta razón Monsanto y sus amigos en la administración de Bush, Clinton y Obama han prevenido que exista una discusión pública en el Congreso sobre las etiquetas de veracidad para los consumidores sobre los GMOs, y mucho menos permitir tales legislaciones de ser puestas a voto. Operativos de la campaña de Obama (y Hilary Clinton) en 2008 declaran que Obama poyaba el etiquetado legislativo para GMOs, pero no hemos escuchado nada sobre esto en la Casa Blanca desde el Día de Inauguración.

A pesar de que el hombre del Congreso Dennis Kucinich (demócrata, Ohio) hace un llamado al etiquetado legislativo sobre alimentos GMO y a la investigación sobre seguridad en cada reunión de Congreso, no esperen a que el Congreso tome armas en la veracidad del e tiquetados ni en los derechos del consumidor a saber que hay en sus alimentos. Especialmente después de la decisión de la Suprema Corte del 2010 en el caso de la así llamada “Ciudadanía Unida” en donde dieron el derecho de gastar inmensas cantidades de dinero a las grandes corporativas y a los billonarios (que permanecen anónimos) para comprar las elecciones, nuestras probabilidades de pasar leyes federales sobre las etiquetas de GMOs en contra de los deseos de Monsanto y de la Corporativa Alimentaria son inexistentes.

Por lo tanto debemos cambiar nuestro enfoque y actuar localmente. Debemos concentrar nuestras fuerzas en donde tenemos poder y ventaja, en los espacios del mercado, a un nivel de comercio independiente; presionando a pequeños comerciantes de alimentos de etiquetar sus productos de forma voluntaria; mientras que en el frente legislativo nos debemos de organizar con una coalición amplia para pasar las leyes de etiquetado de GMO (y CAFO) a nivel de ciudad, municipal y al nivel del estado.