Bimbo España Elimina Transgénicos (en México, no)

El Poder del Consumidor, 12 agosto 2009.

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La empresa Bimbo España acaba de anunciar que dejará de utilizar ingredientes transgénicos en sus productos. En contraste, Bimbo México se niega a que las etiquetas de sus productos informen a los consumidores cuál es el contenido de organismos genéticamente modificados (OGM). Así lo expresaron Greenpeace y El Poder del Consumidor.

Desde 2005, la Guía roja y verde de alimentos transgénicos de Greenpeace incluyó a Bimbo en el apartado rojo, porque la empresa no garantizaba que sus productos estuvieran libres de transgénicos. Ahora, Bimbo España ha decidido garantizar que eliminará esos ingredientes de sus alimentos, lo cual profundiza las diferencias entre los productos de esta marca en ambos países y su responsabilidad empresarial hacia los consumidores.

Bimbo España surgió como una asociación de Bimbo México con empresas españolas, pero en 1978 los empresarios mexicanos vendieran la totalidad de sus acciones. Desde entonces, ambas compañías han seguido caminos paralelos pero independientes. Muestra de ello es que la empresa mexicana no ha querido apegarse al principio de transparencia que ha seguido la española.

“En México, el gobierno no ha tenido la voluntad política para exigir a las empresas de alimentos un etiquetado que informe cuando contienen transgénicos. Así, ha permitido que las corporaciones de alimentos procesados, como Bimbo, incluyan libremente los OGM en sus productos, menospreciando la salud de los mexicanos”, señaló Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México.

Así se viola un derecho básico de los consumidores: al consumo informado.

“La negativa al etiquetado de los transgénicos se debe a que las empresas saben muy bien que perderán mercado si el consumidor tiene esa información. Por eso eligen desinformar al consumidor y mantener el control del mercado”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor AC.

Lara añade que la industria biotecnológica ha creado coartadas como el principio de equivalencia sustancial, el cual dice que los transgénicos son exactamente iguales que sus homólogos naturales, aunque ese término carece de fundamento científico y fue creado para evitar que los transgénicos fueran considerados -al menos- como aditivos alimentarios. Esto permitió a las empresas librarse de las pruebas toxicológicas y del etiquetado.

Especialistas han expresado su preocupación respecto al consumo de transgénicos. El biólogo molecular Gilles-Eric Séralini explica: “Es bien sabido que los plaguicidas son malos para la salud, inhiben la comunicación entre las células y pueden provocar enfermedades crónicas: nerviosas, de la sangre, como leucemias; reproductivas y sexuales, como el cáncer de próstata y mama, esterilidad y enfermedades de carácter inmune como las alergias. Esto no se explica por virus o bacterias, no se debe a problemas hereditarios (sólo 5% del cáncer de mama tiene relación hereditaria). Se debe en su mayoría al medio ambiente. Y ahí los productos químicos son determinantes. Como los transgénicos están diseñados para absorber químicos, algo tendrán que ver con las enfermedades” (revista XL Semanal, No. 1132, España, julio 2009).

La industria biotecnológica admite que no ha hecho ningún test sanguíneo de más de tres meses para analizar cómo afectan los transgénicos a los animales de prueba.

Por lo anterior, las organizaciones exigieron al gobierno mexicano un sistema de etiquetado a fin de permitir a los consumidores una elección informada de sus alimentos; asimismo, demandaron a Bimbo México transparentar sus procesos de producción, como lo hace su par en España.