Beneficios de la actividad agrícola en zonas urbanas

Por Rodrigo Pérez Cánovas, Milenio Ambiental, 5 de agosto de 2013

Bajo el título de Ciudades Productivas, Rodrigo Pérez Cánovas toca un tema muy delicado pero al mismo tiempo que nos debe llamar la atención sobre la producción agrícola de la cual los habitantes de las metrópolis, también comemos. El planteamiento es directo y las respuestas que da Rodrigo Pérez Cánovas, también son directas. Es más, son Casos de Éxito de producción agrícola en la Delegación Política Magdalena Contreras. Para ser exactos. Agromilenio, a través de su blog “La Noticia también es Verde”, agradece a Rodrigo su colaboración y esperemos que otros lectores del blog nos envíen historias de éxito como la presente. Rodrigo se pregunta: ¿Será posible que la actividad agrícola, en zonas urbanas, brinde los mismos beneficios que en las zonas rurales? Y responde inmediatamente: La respuesta es sí.

La producción de alimentos orgánicos producidos de forma local beneficia tanto a los consumidores como a los productores y al medio ambiente.
En las grandes ciudades como es el caso de la Megalópolis de la Ciudad de México, una gran concentración de personas genera mayor producción de residuos sólidos, contaminación ambiental, déficit de áreas verdes y escases de alimentos nutritivos, sin hacer mención de la cantidad de energía que es utilizada solamente para transportar dichos alimentos.

Es por ello que ha surgido la necesidad de producir tantos alimentos como podamos justo en el lugar donde vivimos.

Agricultura comunitaria
Los proyectos que tienen que ver con integrar a grandes grupos de personas en aspectos productivos, tales como la agricultura comunitaria, la generación de microempresas familiares rurales, entre otros, pueden ser aun más viables de lo que parece a primera vista. Basta un pequeño jardín, una azotea o contenedores en las ventanas de las viviendas para producir cantidades de alimentos que podrían dejar maravillado a cualquiera que no sepa el potencial de un diseño ambientalmente compatible, socialmente adaptable, salubre y productivo.
No es necesario tener acceso a una superficie de tierra en sí misma para producir alimentos, los espacios de producción agrícola urbanos tienen diferentes formas y tamaños como huertos familiares, escolares, comunitarios y terapéuticos, que bien podrían ser establecidos en distintas áreas de la ciudad en espacios abandonados como lo son lotes baldíos, parques, azoteas, etc. muchas veces puede ser suficiente solamente tener acceso a esta.

Hacer productivos terrenos no utilizados
Frecuentemente las autoridades locales y otros grupos o individuos poseen terrenos que no utilizan pero que tampoco quieren dejar de aprovechar, por lo que muchas veces se sienten satisfechos si alguien les ofrece trabajarlos por ellos. Gran cantidad de estos espacios han servido más para dar a las personas una idea que lo que es trabajar con hortalizas y animales de traspatio, que para tener una producción significante.
Así mismo, muchas personas hacen uso de muy pocos metros cuadrados en sus jardines o azoteas y estarían encantados en compartir este mismo tipo de actividades con sus vecinos, con el único fin de compartir una pequeña producción de alimentos altamente nutritivos.

Estilo de vida autosuficiente
Por encima de todo, un estilo de vida autosuficiente provee sistemáticamente un enfoque de vida ecológica en todos sus aspectos. Así mismo, tiene un gran valor, tanto para los profesionistas como los arquitectos, planeadores urbanos y nosotros los individuos, en permitirnos valorar como queremos vivir nuestras vidas y contribuir al fomentar una mejor calidad de vida, en un contexto de equidad y armonía.

El Cultivo Urbano y La Magdalena Contreras
La Delegación Magdalena Contreras es una de las representaciones urbanas, más recientes, que posee aún abundantes áreas verdes – considerada incluso uno de los pulmones del Distrito Federal – además de lugares de interés social, ecológico, cultural y religioso. Sin embargo, esta situación pudiera cambiar dramáticamente en los próximos años, pues ante los nuevos sistemas de producción, la sobrepoblación y la urbanización masiva; deja en consecuencia que los antiguos huertos, los campos de cultivo, los jardines y sus árboles, sean transformados, lenta pero inexorablemente, en residencias, conjuntos habitacionales y negocios.

No olvidar las tradiciones
Nuestras tradiciones por ende se ven constreñidas, corren el riesgo de que al paso del tiempo queden olvidadas.
Ante tal situación, la conservación de la cultura agrícola-herbolaria se torna muy importante, conscientes de ello, distintas agrupaciones se han avocado a la tarea de retomar e implementar conocimientos tradicionales adaptándolos a la pequeña escala, tal es el caso de grupo Los Brujos: Regresando a tus raíces, un grupo de ciudadanos que a fuerza de convivir y trabajar en nuestro huerto comunitario, hemos comprendido que la finalidad del cultivo a pequeña escala no es solo la económica, sino de mantener una tradición, la de promover una mejor calidad de vida al propiciar recreación, salud y un aumento en la diversificación de los hábitos alimentarios.

A pequeña escala
La Agricultura Urbana a Pequeña Escala, en suma, siempre ha vivido entre nosotros, es parte de nuestra historia social e individual, brindó y brinda un marco en el cual la familia, los vecinos o grupos afines, pueden aprender a observar y admirar los procesos naturales (siembra, crecimiento, cuidados, floración-reproducción, injertos, cosecha, poda, conservación, elaboración de alimentos, etc.) ayudando a fortalecer la integración y el trabajo en equipo, así como promover hábitos alimenticios saludables.