Animales torturados con alimento genéticamente modificado de Monsanto

Intestinos retorcidos, úlceras y otros desórdenes digestivos

La naturaleza tenía la intención de que las vacas comieran pasto. Pero hoy, la mayoría del ganado se la pasa los últimos seis meses de sus vidas en comederos, donde es engordado con una combinación de granos, mayoritariamente de maíz, y bioproductos industriales incluyendo destilado de maíz, derivado del proceso de creación de etanol. Esta mezcla es suplementada con antibióticos y hormonas de crecimiento, para prevenir que los estresados animales se enfermen mientras los hacen crecer más rápidamente. Es una dieta poco natural que comúnmente lleva a desórdenes digestivos.

A esto se añade el glifosato usado para cultivar el maíz OGM, y tienes una receta para un huésped de condiciones dolorosas, desde intestinos retorcidos hasta diarrea con sangre, úlceras e hinchazón. Todos los cuales contribuyen a debilitar al sistema inmune, dice Dunham.

El estómago de una vaca tiene cuatro partes: el herbario, el retículo, omaso y abomaso. Un intestino retorcido, o medicamente hablando, un abomaso mal colocado, se presenta cuando el abomaso de una vaca se llena de gas, causando que se infle hasta la parte más alta del abdomen de la vaca, donde se puede retorcer. Los remedios pueden incluir cirugía o reposicionamiento del abomaso al voltear a la vaca sobre su espalda.

Eso ya es malo. Pero a veces el gas atrapado causa que el estómago de la vaca se hinche. Para aliviar el dolor del animal y mantenerlo “productivo”, un veterinario insertará una aguja hueca en el herbario de la vaca para intentar soltar el gas. Si la vaca no se recupera lo suficiente para sacar el gas por su propia cuenta, se le someterá a un puerto permanente, similar a un tratamiento de quimio para un paciente con cáncer.

De acuerdo a Dunham, los intestinos retorcidos e hinchados están generalmente asociados a una nutrición inadecuada, que lleva a problemas de balances bacterianos en las entrañas, que causan gas. A diferencia de los humanos, el ganado es huésped de grandes cantidades de bacterias que necesitan para digerir plantas y granos y absorber nutrientes disponibles de su comida. “Altera el contenido bacteriano de las entrañas de la vaca, y las entrañas se pueden volver extra ácidas, irritadas e inflamadas”, dice Dunham.

Los consumidores saben que las vacas CAFO son alimentadas con antibióticos preventivos, que alteran las bacterias de las entrañas de los animales. Pero de lo que mucha gente no se da cuenta, dice Dunham, es que los animales están consumiendo muchos más antibióticos que aquellos administrados intencionalmente para los espacios de alimento. De hecho, muchos de los pesticidas, incluyendo al glifosato patentado bajo el número #7771736, actúa no solo como un pesticida de amplio espectro, sino como un biocidas de amplio espectro. Y estos químicos antibióticos son aplicados a millones de hectáreas de plantas que terminan en el alimento animal, dice Dunham. ¿El resultado? Algunos de los organismos parásitos y bacterias de las entrañas, ya no son capaces de realizar procesos metabólicos importantes, dice Dunham.

No sería exagerado decir que forzar a los animales a consumir OGM es una forma de tortura? Hígados dañados, debilidad  para caminar, agujas insertadas en sus estómagos, problemas de sobrevivencia, es decir, sufrimientos innecesarios relacionados con la dieta.