Alimentación, la mejor medida preventiva

Por Boletín UNAM-DGCS-616, 15 de octubre de 2013

•Debemos cambiar estilos de vida que propician el aumento de obesidad y sobrepeso, principales factores de riesgo modificables de la diabetes, planteó María Eugenia Ramírez, de la FES Cuautitlán
• Se estima que en el país los costos de atención por paciente diabético se ubican en un rango de entre 700 y tres mil 200 dólares anuales, equivalentes a entre el cinco y 14 por ciento del gasto en salud destinado a la atención de esta enfermedad y sus complicaciones, añadió
• Este 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación

Cerca de las ocho de la mañana o al filo de las tres de la tarde, la escena es recurrente en las calles de la Ciudad de México: puestos de comida que lucen repletos de comensales, ávidos de la socorrida “vitamina t”: tamales, tacos y tortas que no nutren y son muy ricos…, pero en almidones y carbohidratos, además de difíciles de procesar y susceptibles de acumularse en distintas partes del cuerpo.

A nivel mundial, México ocupa los primeros sitios en sobrepeso y obesidad, factores de riesgo relevantes para el desarrollo de diabetes, considerada la epidemia del siglo XXI y una de las principales causas de muerte en el país.

Aquí, se estima que los costos de atención por paciente se ubican en un rango de entre 700 y tres mil 200 dólares anuales, equivalentes a entre el cinco y 14 por ciento del gasto en salud, destinado a la atención de esta enfermedad y sus complicaciones.

Para prevenirlo y con el diagnóstico oportuno, tenemos a la mano alternativas culinarias sanas y económicas que debemos complementar con la práctica de actividad física, señaló María Eugenia Ramírez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.

Niños, adolescentes y adultos deben evitar el consumo de comida frita, bebidas azucaradas y golosinas. No se trata de satanizar los productos procesados, sino de adquirir buenos hábitos, planteó en ocasión del Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora este 16 de octubre.

Malos hábitos

La coordinadora de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la FES Cuautitlán, subrayó que los hábitos saludables se fomentan en el hogar. El principal es no “saltarse” el desayuno, la comida más importante del día, al constituir el aporte fundamental de nutrientes para realizar nuestras actividades, explicó.

Debe ser equilibrado. La mayoría desayuna atole y tamales, mezcla de almidones con grasa que el cuerpo no metaboliza rápidamente y se acumula con facilidad en el abdomen. Como alternativa, pueden prepararse productos con proteína, como ensaladas de atún o sardinas, planteó.

Respecto a los niños, mencionó que para nutrirse adecuadamente requieren refrigerios que incluyan frutas con cáscara, barras de amaranto, emparedados con ensalada de atún, huevo, quesos frescos, aguacate, frijoles, porciones de verduras cocinadas y agua de sabor sin azúcar. Debemos dedicar tiempo para preparar colaciones balanceadas para los pequeños.
Sobre los adultos, mencionó que llevar alimentos desde casa representa la mejor alternativa para cuidar la salud y el bolsillo. Sólo es cuestión de organizarse para preparar menús saludables y no comer en la calle.

A los menores se les debe habituar en el consumo de nopales, zanahorias, pepinos, jícamas, acelgas, espinacas, calabacitas, jitomate, amaranto, semillas, nueces, almendras y fruta seca, alternativas más sanas y económicas que una pizza, galletas altas en azúcar o sopas instantáneas. “En casa aprendemos a comer”, recalcó.

Además, en la escuela o lugares de trabajo permanecemos sentados. Para evitar el sedentarismo, debemos levantarnos por lo menos cada hora, subir escaleras y caminar. Necesitamos movernos, activar nuestro metabolismo, enfatizó.

Riqueza culinaria

En su libro En la milpa, Enrique Olvera, chef mexicano de renombre internacional, considera a ésta “un espacio en el que todo se aprovecha, en el que nada se desperdicia y cuyos frutos han nutrido la gastronomía mexicana”.

Al respecto, la académica aludió a la necesidad de preservar la variedad de los productos sembrados con este método tradicional: maíz, frijol, calabacitas, flor de calabaza, chiles, quelites, tomates, quintoniles y verdolagas, alimentos ricos en nutrientes y en sabor.

Son más económicos y al consumirlos ayudamos a las comunidades de pequeños agricultores y a los mercados locales, donde se vende lo que producen. Debemos ofrecer a los niños platillos preparados con la riqueza culinaria del país para que los incorporen en su vida diaria y no los consideren un “plato gourmet” que sólo pueden consumir en restaurantes de alta cocina.