Recorrido:Flor de Alfalfa y Rancho Hondanada

Fecha: Lunes, 6 de febrero, 2012; 9:00 am en la tienda (Margarito Ledesma #2, Colonia Guadalupe, San Miguel de Allende)
Este rancho está ubicado por la carretera a Querétaro, a una hora y media de San Miguel de Allende. Es una compañía de capital 100% mexicano que elabora productos alimenticos, principalmente lácteos. Cría su ganado en amplias praderas donde las vacas pastan libre y apaciblemente a lo largo del día. Los productos Flor de Alfalfa incluyen diversos quesos, crema, mantequilla, requesón y yogurt, y no tienen conservadores ni químicos.
Costo: 450 pesos, incluye desayuno, recorrido y almuerzo.
Para mayor información y reservaciones: info@viaorganica.org; tel: 415.121.0540

Taller: Producto Destacado: Miel

Instructor: Julián Gaxiola
Fecha: Jueves, 23  de febrero, 4 PM
Lugar: Tienda Vía Orgánica (Margarito Ledesma #2, Colonia Guadalupe, San Miguel de Allende)
Entrada gratis. Si deseas cooperar, estarás apoyando futuros talleres.
Julián compartirá sobre un producto único en estos climas: la miel de mezquite. Ven a probar y aprender sobre esta miel en particular.
Para mayor información: info@viaorganica.org; tel: 415.121.0540

Mercados orgánicos en auge; las urbes, objetivo prioritario

Por Lourdes Edith Rudiño, La Jornada del Campo, 21 de enero de 2012

El interés de los consumidores por acceder a alimentos sanos, libres de agroquímicos y cultivados con aguas limpias se hace cada vez más patente con la concurrencia a los mercados y tianguis de productos orgánicos, los cuales están en proceso de crecimiento en México, sobre todo en zonas urbanas.

Allí  la interacción directa con el productor genera confianza; abre la posibilidad de conocer de primera mano la forma como se cultivan o procesan los alimentos, y permite precios accesibles, en muchos casos los mismos que pagan los distribuidores.
De acuerdo con Luis Eduardo Pérez Llamas, uno de los promotores de estos espacios –participante en el Foro Tianguis Alternativo de la Ciudad de México Colectivo Tejiendo Redes entre el Campo y la Ciudad–, desde hace unos diez años en el país se ha dado un movimiento fuerte de estos tianguis y mercados.

Explicó que la Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos, coordinada desde la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), ha sido la principal impulsora, pues ha coordinado trabajo que ya existía y trabajo nuevo; las ciudades de Guadalajara, Oaxaca, Tlaxcala, Puebla, Xalapa, Coatepec, otras, insertas en esa red, tienen una experiencia grande ya de tianguis, y si bien es cierto que se han abierto también estos mercados en zonas rurales, la mayoría se ubica en los centros urbanos, pues “allí está la gente sensible a la compra de estos productos, y con poder adquisitivo”.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, la producción de cultivos orgánicos en México creció muy rápido en los 15 años recientes, al pasar de 25 mil a 400 mil hectáreas; en todo el mundo la superficie de orgánicos suma 33 millones de hectáreas, y siete países concentran el 70 por ciento (Australia, Argentina, Italia, Reino Unido, Uruguay y Alemania).

Los productores involucrados en la producción orgánica son, según la propia Sagarpa, alrededor de 130 mil en todo México. Y las regiones con más producción son Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Chihuahua, Sinaloa, Baja California Sur, Colima y Veracruz. Los principales productos orgánicos en el país son: café, miel, cacao, aguacate, mango, piña, plátano, naranja, ajonjolí, maíz, nopal, vainilla, leche y sus derivados, huevo y plantas medicinales, y se empiezan a identificar algunos productos procesados como carnes y embutidos, jugos, galletas y mermeladas entre otros.

Es un hecho que la mayoría de los alimentos orgánicos se destinan al comercio exterior (entre 80 y 90 por ciento), pero la fórmula de los tianguis, de acercar a los productores a los consumidores, busca modificar esta tendencia.
Respecto de Ciudad de México, el principal centro consumidor del país, Pérez Llamas comenta que desde los años 90s hay una red de productores establecida aquí, pero en ese entonces “no contaban con este tipo de mercados. Lo único que ocurría era que cada tres o cuatro meses había eventos, ferias orgánicas en distintos puntos de la urbe. No había un solo mercado periódico donde se pudiera trabajar cuando menos una vez a la semana”. Lo que surgieron después fueron tiendas especializadas en productos orgánicos.

El Colectivo Tejiendo Redes impulsó una iniciativa desde hace tres años. En mayo de 2009 inició un primer intento de mercado local de productos orgánicos con la relación del productor directa con el consumidor; fue en la colonia Villa de Cortés, en la calle de Laura 82. El esfuerzo duró poco tiempo pues el lugar era muy pequeño, es una casa, y devino en una tienda alternativa, que hoy ofrece una combinación de medicina natural, talleres y cocina vegetariana. Los productores van allí y dejan su producto, no lo comercializan directamente. De manera regular se encuentran verduras, frutas, huevo, lácteos, etcétera, “y sigue resultando un espacio muy interesante”.

Entonces el Colectivo decidió crear un tianguis nuevo en la colonia Roma Norte (está en la avenida Álvaro Obregón 185, entre Monterrey y Tonalá, con horario de 10:00 a 17:00 horas), el cual abre sus puertas los domingo cada 15 días (sus próximas fechas son 29 de enero, 5 y 19 de febrero) y hasta hoy ha trabajado sietes domingos, con la asistencia de entre cien y 200 consumidores en cada ocasión.

Este tianguis tiene la modalidad de ofrecer charlas con especialistas y talleres con temas de interés para consumidores y productores. Por ejemplo, en diciembre hubo una plática sobre el papel de los medios de comunicación ante las catástrofes ambientales; niños y adultos elaboraron un mural colectivo sobre lo que comemos y lo que deberíamos comer, hubo una charla sobre la certificación participativa –esquema que permite garantizar la calidad orgánica de los productos sin necesidad de sellos establecidos por terceros, y con la ventaja de que los productos no se encarecen a causa de los sellos–, y el 15 de enero hubo una plática con una nutrióloga sobre el valor alimenticio de los cereales y otra sobre el maíz transgénico y el derecho a la alimentación.

Aquí agricultores, algunos de las delegaciones rurales de la Ciudad de México, ofrecen lácteos orgánicos, hortalizas –como zanahoria, brócoli y berenjena–, tés medicinales, miel y otros productos apícolas y café molido, pero también algunos productos procesados como vinos y vinagres, dulces de amaranto y otros artesanales, aceites aromáticos y embellecedores. “La mayoría somos productores, pero algunos acopiamos para completar la oferta. Hay ciertos productos que el púbico consumidor de orgánicos busca, como arroz Pijije de Campeche o jarabe de agave de Jalisco, o productos de la marca Manantial de las Flores de Veracruz, y si bien estamos aquí impulsando el mercado local no estamos cerrados a acercar este tipo de productos que busca la gente”, dice Luis Eduardo Pérez.

Los productores que participan en este tianguis están vinculados a tres redes: una del corredor Teotihuacán-Texcoco, otro de Tlalmanalco-Amecameca y una red de productores de la Ciudad de México conformada desde hace 15 años en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Asimismo, hay productores que vienen de Morelos, con soya, y de Tlaxcala, con trigo.

La milpa, seguro contra el cambio climático

Por Lourdes Edith Rudiño, La Jornada del Campo, 21 de enero de 2012

Ante cambio climático y carestía de insumos, la agricultura tradicional surge como alternativ ante los cambios climáticos que impone el calentamiento global, el sistema de producción de milpa está representando una especie de seguro para la alimentación de las familias campesinas, y más aún: el conocimiento y la buena utilización de la gran diversidad de semillas nativas de una misma especie –particularmente maíz– permiten sortear aunque sea parcialmente las sequías, heladas y lluvias erráticas.

Así lo expresan María de Jesús Bernardo Hernández y Espiridión Fuentes Avilés, miembros de la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias (RASA), de Jalisco, y Pánfilo Hernández Ortiz, integrante del Grupo Vicente Guerrero (GVG) de Tlaxcala, quienes coinciden en que los campesinos de sus organizaciones se dejan guiar por el método de las “cabañuelas”, el cual, según explica Pánfilo, “consiste en ver los primeros 12 días del año y con base en ello prever las condiciones climáticas del año y del ciclo agrícola”.

Esta fórmula ha permitido detectar con previsión y algo de certidumbre las situaciones erráticas del clima en los años recientes y la mejor decisión que han tomado es “no poner todos los huevos en una canasta”, afirma María de Jesús, cuya organización agrupa a 300 familias de 15 municipios, sobre todo en el centro y sur de Jalisco.

“El temporal comienza a mediados de mayo. Nosotros (los de su organización) generalmente esperamos un mes para sembrar nuestras semillas nativas –para protegerlas de la polinización de semillas híbridas de parcelas vecinas–, pero este año no llovió sino hasta julio y sólo cayeron dos lluvias normales. Entonces decidimos no limpiar el predio para proteger la humedad, y por consejos de un genetista, sembramos cinco maíces nativos diferentes, propios de la comunidad, porque son los que más resisten a este tipo de cambios climáticos bruscos. Así, con un temporal malo, hubo algunos maíces que resistieron aunque otros no, y lo mismo ocurriría si hubiera exceso de agua. Y obviamente, además de los maíces sembramos calabazas, quelites, jamaica y muchos tipos de verduras”.

“Entonces esto de cuidar la semilla nativa es muy importante. Ese material genético que estás preservando y cuidando te da el potencial para protegerte en parte de estas inclemencias de cambio climático. Si las cabañuelas o la observación de la naturaleza nos dice que el temporal va a estar muy seco, pues vamos a intentar incrementar esas variedades que resisten un poco más a la sequía”.

La milpa es la clave, dice Pánfilo: “Tú sabes que el sistema de milpa no es solo maíz, son cinco o seis cultivos. Si hay una contingencia de exceso de lluvia o las heladas, o sequía, por lo menos tres cultivos vas a salvar: si tuvieras uno solo, por ejemplo frijol, sería una quiebra total. Maíz-maíz- maíz te acaba con todo. La diversidad, el sistema de milpa te permite por lo menos amortiguar el impacto y después adaptar lo que quedó de ese impacto al próximo año”.

Los campesinos del GVG –que suman mil 200 en diez municipios con más de 30 comunidades, en la zona poniente de Tlaxcala- “tienen diferentes variedades de maíz, unas de (ciclo productivo de) tres meses y medio o tres, otras de cuatro, otras de 4.5 y unas incluso hasta de cinco. Hay campesinos que tienen una parcela aquí, otra por acá, y otra por acá. Ya saben el tipo de suelo, de vegetación, de humedad de cada lugar, y van sembrando dependiendo de las características de cada parcela; el primero que siembran siempre es de ciclo largo; después va uno de ciclo intermedio, y después, si las condiciones de humedad son desfavorables, siembran uno de ciclo corto. En Tlaxcala tenemos un maíz que se llama cañuela, es uno chiquito color ámbar, y ese lo cuidamos mucho, lo dejamos casi hasta el último. Si el ciclo es desfavorable, sembramos ese, por la humedad que viene muy atrasada, y por el frío que puede alcanzar a las siembras, su ciclo es de sólo tres meses (…) Incluso en muchas regiones y estados los campesinos van seleccionando. Dicen este es maíz para tortilla y este es de ciclo corto, mediano, largo, este es para forraje, pero también aprovechan el maíz, y le ven también la característica del peso. Piensan principalmente que el prioritario es el de la alimentación”.

Documental: El Mundo según Monsanto

El Mundo según Monsanto es un documental basado en las investigaciones de la destacada periodista Marie Monique Robin sobre la multinacional Monsanto. Monsanto es la empresa líder en la producción de plaguicidas (Round Up – glifosato), cultivos transgénicos y en el mercado de las semillas. Se ha convertido en un gigante que ejerce el control sobre la agricultura a nivel mundial, ya que posee la patente de aprox. el 90% de las semillas transgénicas.