Taller: Insectos en tu Huerto

Instructora: Ing. Azucena Cabrera
Fecha: Jueves, 10 de febrero; 4 -6 pm
Lugar: Tienda Vía Orgánica (Margarito Ledesma #2, Colonia Guadalupe, San Miguel de Allende)
Entrada gratis. Si deseas cooperar, estarás apoyando futuros talleres.
Aprende sobre todo sobre el diverso mundo de los insectos en tu huerto, patio o jardín. ¿Cuáles son “amigos” y cuales son “enemigos”? Explora distintas técnicas de mantener un equilibrio sano en tu huerto y la importancia de no usar químicos. ¡Llévate ideas para proteger tus cultivos, flores y plantas!
Azucena Cabrera es apasionada sobre los insectos, y su entusiasmo te contagiará. Pionera en promover la agricultura sustentable – fue la primera en su universidad que hizo su práctica en la agricultura orgánica. Actualmente trabaja como agrónoma con el equipo de Vía Orgánica en el huerto demostrativo.
Para más información: info@viaorganica.orgo cel 415.113.5446.

La Nueva Ofensiva del “Capitalismo Verde”

Por SENA-Fobomade, octubre 21, 2010

El capitalismo en crisis múltiple crea nuevas mercancías y desarrolla nuevos instrumentos para reproducirse, como por ejemplo el denominado “mercado de carbono”, donde compra y vende territorios, recursos naturales y “derechos” o “licencias” para contaminar y sobreexplotar la naturaleza. El clima planetario está a merced del capital, rehén del mercado de carbono. Sin embargo, todas las propuestas ambientales del capitalismo verde, entre ellos los Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), han sido ineficaces en la práctica. Estas falsas soluciones permitieron a las naciones ricas seguir incumpliendo sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); al tiempo que degradaron enormes extensiones de tierras y fuentes de agua, y alentaron la privatización de territorios indígenas y campesinos en todo el mundo.

Una alianza de países desarrollados, transnacionales, instituciones financieras internacionales (IFIs) como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organizaciones no gubernamentales (ONGs) e inclusive agencias de Naciones Unidas promocionan el “mercado de carbono” como principal herramienta de lucha contra la crisis ecológica y el cambio climático. Se trata de la mayor ofensiva del “capitalismo verde”.

El capitalismo en crisis múltiple crea nuevas mercancías y desarrolla nuevos instrumentos para reproducirse, como por ejemplo el denominado “mercado de carbono”, donde compra y vende territorios, recursos naturales y “derechos” o “licencias” para contaminar y sobreexplotar la naturaleza.

El clima planetario está a merced del capital, rehén del mercado de carbono. Aunque parezca “una dinámica extraña”, el comercio de emisiones puede financiar varios proyectos, “hacer que el desarrollo sustentable sea eficiente en costo, y lograr verdaderos progresos en la reducción de los gases de invernadero”, justifica el vicepresidente ejecutivo de Desarrollo y Mercadeo de la empresa 3Degrees Steve McDougal.

Sin embargo, todas las propuestas ambientales del capitalismo verde, entre ellos los Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), han sido ineficaces en la práctica. Estas falsas soluciones permitieron a las naciones ricas seguir incumpliendo sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); al tiempo que degradaron enormes extensiones de tierras y fuentes de agua, y alentaron la privatización de territorios indígenas y campesinos en todo el mundo.

¿Cómo funciona el mercado de carbono?

La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) asigna “responsabilidades comunes pero diferenciadas” en la lucha contra el cambio climático a los países ricos y pobres. El Protocolo de Kyoto –refrendado en 1997 y vigente desde el 16 de febrero de 2005– compromete sobre todo a los países desarrollados a poner un tope a sus emisiones de GEI.

El Protocolo habilita tres mecanismos de mercado para ayudar a las naciones industrializadas a alcanzar metas de reducción de emisiones de GEI de 5,2% entre 2008 y 2012: el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), el Comercio de Emisiones y la Implementación Conjunta.

Los mayores emisores de GEI pueden alcanzar sus metas de reducción de emisiones ya sea optimizando sus procesos productivos, utilizando combustibles más limpios, o bien comprando asignaciones de derechos de emisión.

Los principales países contaminadores del Planeta venden, compran, subastan o canjean “derechos de emisión o “licencias” para seguir ensuciando la atmósfera.

En el mecanismo de aplicación conjunta, los países desarrollados intercambian entre sí “unidades de reducción de emisiones”; mientras que en el mercado de emisiones comercian con “unidades de la cantidad atribuida”. El “canje” de emisiones es el mecanismo dominante.

Si las asignaciones canjeadas son demasiado costosas o limitadas, los emisores de GEI pueden también adquirir derechos de emisión más baratos financiando proyectos del MDL en otras partes del mundo que ayuden a reducir o a “capturar” CO2 no emitido a la atmósfera.

Al financiar proyectos de MDL, los países y empresas del primer mundo adquieren “certificados de reducción de emisiones” (CER), que también pueden ser canjeados o vendidos, y con los cuales acreditan el cumplimiento forzoso de las metas de reducción de emisiones.

Los proyectos de compensación de MDL pueden ser vertederos que captan metano; monocultivos forestales; instalaciones de energía renovable como granjas eólicas e hidroeléctricas, y factorías de agrocombustibles, entre otros.

Los bosques no ingresaron en la agenda de negociaciones de las COP como mecanismos de mercado hasta 2003; desde 2005 se observa una activación y a partir de la COP de Bali en 2007 vemos una escalada meteórica de la idea de que los bosques tropicales son fundamentales para avanzar en cualquier acuerdo de clima, describe la especialista de Amigos de la Tierra Brasil Camila Moreno.

Agricultura Orgánica Cosecha Alimento desde Argentina Hasta Haití

Por Jane Regan y Marcela Valente, IPS, octubre 22, 2010

Ni los huracanes e inundaciones, ni el demoledor terremoto de enero ni la crónica inestabilidad política de Haití descalabraron una iniciativa de huertas orgánicas que se desarrolla desde 2005. La semilla se plantó en Argentina, hace 20 años.

Unas 13.000 familias haitianas, que comprenden 90.000 personas, trabajan con 23 agrónomos en el desarrollo de “ti jaden òganik”, pequeñas huertas orgánicas en lengua creole, para producir sus propios alimentos. Y el objetivo es llegar a un millón de beneficiarios.

Pro-Huerta – Programme d’Autoproduction d’Aliments Frais (Programa de Autoproducción de Alimentos Frescos) trabaja para diseminar las huertas orgánicas en zonas rurales y urbanas.

Por eso, cuando el terremoto del 12 de enero destruyó la capital, algunas ciudades y pueblos, mató a más de 220.000 personas y dejó a 1,3 millones sin hogar, hubo familias que lograron abastecerse de comida por sí mismas, contó a IPS el agrónomo Emmanuel Fenelon, director de Pro-Huerta en Haití.

“Varias familias nos contaron que estaban contentas de no tener que sufrir la humillación de hacer cola para pedir comida”, dijo Fenelon.

La iniciativa tuvo su cuna en Argentina en 1990, donde cuenta con 630.000 huertas y granjas en 3.500 localidades urbanas y rurales de este país sudamericano. Y el modelo fue reproducido o transferido a otros vecinos de la región, como Brasil, Colombia, Guatemala y Venezuela.

Pero “la experiencia con Haití está resultando muy exitosa porque tiene un efecto significativo aun con muy poco”, dijo a IPS el agrónomo Roberto Cittadini, coordinador de Pro-Huerta en Argentina.

Según Cittadini, la horticultura en un lote de 100 metros cuadrados puede abastecer a una familia, pero la mitad de esa superficie también sirve, y si se consigue un terreno comunal o de una iglesia es igualmente bienvenido.

Los interesados toman un curso de ocho encuentros de medio día, que puede variar según las circunstancias. “Los destinatarios finales son familias vulnerables, pero no es un plan asistencialista sino que requiere participación”, aclaró.

En cada provincia un coordinador y un equipo técnico difunden el programa dos veces al año, distribuyen semillas, herramientas y manuales, y hacen seguimiento de la huerta a través de promotores voluntarios.

En 2003, Pro-Huerta fue incluido en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria de Argentina, un gran productor de alimentos que, sin embargo, tenía 17,7 por ciento de su población con necesidades básicas insatisfechas en 2001, y hoy tiene más de tres por ciento de sus 40,5 millones de habitantes en la indigencia, según cifras oficiales.

Las huertas se multiplican también en escuelas, cárceles, comedores comunitarios o asociaciones de jubilados.

El cultivo es para consumo propio. Pero hay algunas redes de comercialización. “Es una producción agroecológica, no se usan químicos, el control de plagas es natural y el suelo se recupera por rotación”, explicó Cittadini.

En Haití, donde 2,4 millones de los nueve millones de habitantes se encuentran en inseguridad alimentaria y más de la mitad de la comida es importada, los agrónomos del programa creen que las pequeñas huertas están haciendo la diferencia.

“Es admirable. Hay muchas mujeres que nos dicen que ya no necesitan comprar perejil ni repollos. Sé que estamos teniendo impacto”, dijo Fenelon, el primer agrónomo del programa, que funciona en la sede haitiana del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y cuenta también con apoyo de los gobiernos de España y Canadá.

Además del trabajo con asociaciones de mujeres, jóvenes, campesinos e iglesias, los agrónomos colaboran con los ministerios de Agricultura y de Alfabetización, entrenando a otros colegas, maestros alfabetizadores, promotores y voluntarios.

Los adultos jóvenes que están aprendiendo a leer y escribir creole –con el francés, una de las dos lenguas oficiales, pero la única que hablan todos los haitianos— reciben una guía ilustrada a todo color que muestra a una familia cultivando una huerta.

Las ilustraciones del librillo, basado en uno similar de Argentina, explican cómo iniciar las plantas en cajas, tinas o neumáticos viejos, cómo rotar los cultivos, cómo hacer composta y otras técnicas.

Desde Argentina, Pro-Huerta se fue difundiendo hacia América Latina. “Con toda la región tenemos algún tipo de interacción. O copian el modelo o toman algunos elementos, y también hay un curso internacional para capacitar a terceros países”, señaló Cittadini.

Pro-Huerta llegó a suelo haitiano en 2005, como consecuencia de la presencia militar y policial argentina en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (Minustah).

Hoy funciona en los departamentos de Artibonite, Centro, Noreste, Norte, Oeste y Sur, y pronto comenzará en Noroeste, con apoyo de los gobiernos de Colombia y Barbados. Las autoridades proyectan llegar a un millón de personas en 2013.

Para ello, una delegación encabezada por el ministro de Agricultura, Joanas Gué, visitó Argentina a fines de septiembre y recorrió varias granjas y huertas orgánicas que han avanzado en la obtención local de semillas, la producción avícola y el manejo de agua.

Pro-Huerta “es probablemente el ejemplo más acabado de cooperación Sur-Sur”, dijo el canciller argentino Héctor Timerman.

Luego del sismo, los técnicos argentinos Francisco Zelaya y David Arias Paz continuaron visitando Haití, alojándose en tiendas de campaña, e “hicieron un trabajo admirable con Fenelon, que permitió el éxito del programa pese a todas las adversidades”, contó Cittadini.

“Últimamente entrenamos a las familias para que produzcan sus propias, y buenas, semillas”, dijo Fenelon. “Esto es un paso importante para la seguridad y la soberanía alimentaria”.

La obtención de semillas es un tema clave en Haití. Después del terremoto, la corporación Monsanto donó al gobierno semillas híbridas de maíz y verduras por valor de cuatro millones de dólares, generando protestas, como la quema de semillas que, en realidad, fueron ofrecidas en venta a los campesinos.

Fenelon cree que su país no necesita semillas híbridas. “Con un programa como Pro-Huerta podemos ayudar a la población a mejorar sus semillas, su alimentación y su situación económica, todo al mismo tiempo”, concluyó. (FIN/2010)

La Producción Orgánica Son La Alternativa

Por Karin Nansen y Pablo Galeano, REDES, octubre 18, 2010

Amigos de la Tierra Uruguay se sumó el sábado a la celebración del Día Mundial de la Soberanía Alimentaria y se hace eco de las demandas de los pequeños productores nacionales por medidas que impulsen la producción local de alimentos.

Los ambientalistas saludan en esta fecha especialmente a los productores familiares y orgánicos de Uruguay, y a las mujeres rurales, con los cuales trabajan regularmente estos temas. REDES destaca particularmente el programa de “Rescate y Revalorización de Variedades Nativas y Criollas y Soberanía Alimentaria”, en el que participa junto a la Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay (APODU) y la Facultad de Agronomía.

La soberanía alimentaria es una demanda política lanzada en 1996 por La Vía Campesina, red internacional de organizaciones del campo. Esa consigna de lucha defiende el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas sustentables y justas de producción, distribución y consumo de alimentos, que privilegien a la agricultura familiar y ecológica.

En Uruguay, alrededor de un millón de hectáreas están dedicadas en la actualidad a la forestación y la industria de la celulosa transnacional. Se espera que el año que viene los monocultivos de soja transgénica ocupen la misma cantidad de tierras. No es un porcentaje menor en un país que tiene 16 millones de hectáreas de tierras cultivables.

El modelo productivo actual del país, marcado por una creciente concentración y extranjerización de la tierra, que deja sin espacio a los pequeños productores, fue el tema central de un diálogo nacional sobre función social de la tierra realizado el 30 de septiembre y 1 de octubre en la Cruz de los Caminos, entre Totoral del Sauce y San Jacinto (Canelones). La actividad fue convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR).

Allí se informó que en Uruguay 284 empresas concentran 2,5 millones de hectáreas de tierra. El desplazamiento de los agricultores familiares, el deterioro de la biodiversidad por los monocultivos y la intensificación del uso de agrotóxicos, y la pérdida de soberanía alimentaria son algunas de las consecuencias más graves de este modelo.

Una de las principales características de este esquema es la expansión de los transgénicos, en particular la soja. En Uruguay está autorizado desde 1996 el cultivo comercial de la soja transgénica RR (de la estadounidense Monsanto), y desde 2003 y 2004 se permiten los maíces transgénicos MON 810 (también de Monsanto) y Bt 11 (de la suiza Syngenta) respectivamente. Durante 2009 se aprobaron siete nuevos eventos transgénicos de maíz y soja para ensayos de cultivares y producción de semillas para exportación.

Hoy resulta alarmante la celeridad con la que se aprobaron los nuevos transgénicos, aun cuando los técnicos que participaron en la evaluación de riesgos reconocieron que se les dio un plazo muy breve, de una semana en algunos casos, para expedirse.

El actual modelo productivo uruguayo, transnacional, concentrador, biotecnológico, destinado a las exportaciones, hace cada vez más difícil la sobrevivencia de quienes tradicionalmente han producido nuestros alimentos, los pequeños productores del medio rural. REDES – Amigos de la Tierra Uruguay reivindica sus demandas por incentivos para la producción ecológica y familiar, acceso a tierras y bienes de producción, y mejores servicios en el medio rural, en beneficio de la mayoría de la población y de nuestra soberanía.

Taller: Insectos en el Huerto

Instructores: Equipo de Vía Orgánica
Lugar: Huerto Vía Orgánica, Parque Landeta/Vivero Municipal, San Miguel de Allende
Duración del taller: 4 u 8 horas
Objetivos del taller: Proveer una experiencia teórico- práctica a los participantes para que entiendan la diferencia entre presencia y plaga en su huerto; manejen estrategias para atraer y mantener poblaciones de insectos benéficos, y puedan incorporar el uso de extractos para el control ecológico de insectos.
Dirigido al público general, especialmente productores orgánicos y estudiantes.
Temas:

    Identificación de Insectos en el Huerto
    Rol de Asociaciones y Rotaciones
    Rol de Extractos
    Plaga vs. Presencia
    Estrategias para Atraer/Mantener Insectos Benéficos

Prácticas: Preparación de Extractos
Costo: 300 pesos (4 horas) ó 650 pesos (8 horas)  por persona (no incluye IVA si requiere factura) Fechas flexibles; Nos adaptamos a las necesidades de grupos de mínimo de 8 personas
Información: info@viaorganica.org