Vigente la duda con los transgénicos

por Joel Ortiz Rivera, El Nuevo Día, 10 de julio de 2011

El anuncio de la pasada semana de que la compañía Monsanto invertirá unos $4.3 millones para establecer un laboratorio bioagrícola en Juana Díaz trae de vuelta a la palestra pública una polémica que a nivel mundial crea álgidas disputas y cumbres para discutirlas, pero en Puerto Rico parece pasar desapercibida.

El secretario de la Compañía de Fomento Industrial (Pridco), José Pérez Riera, y el secretario del Departamento de Agricultura, Javier Rivera Aquino, informaron que el acuerdo, que crearía unos 45 empleos en un laboratorio de 20,000 pies cuadrados, es para trabajar en semillas mejoradas de algodón y maíz, que en arroz y habichuelas se traduce en la creación de organismos genéticamente modificados (GMO, por sus siglas en inglés) y, en algunos casos, a la creación de organismos transgénicos, productos que han generado críticas y protestas a nivel global por las decenas de implicaciones que pueden tener.

“Puerto Rico ha sido un lugar para experimentar por décadas. Incluso se ha hecho con seres humanos”, dijo Juan Rosario, de Misión Industrial. “Se ha experimentado con plaguicidas en agua potable, con radiación, se regó Agente Naranja en fincas, hubo esterilizaciones químicas masivas… y de todas las cosas que se han experimentado ninguna es tan peligrosa como lo que han estado haciendo con los organismos genéticamente modificados”.

“Estamos jugando a la ruleta rusa”, agregó.

Un organismo transgénico es uno al que mediante la ingeniería genética se le manipula o se le agregan características de otros organismos para que, por ejemplo, sean resistentes a las plagas, a los cambios climatológicos, para que tengan mayor valor nutricional o resistan ciertos herbicidas. No es la primera planta de este tipo que se establece en la Isla. De hecho, ya operan nueve en nueve municipios: Monsanto (que ya tiene operaciones en Santa Isabel, Isabela y Aguadilla); Pioneer Hi-Bred (Salinas, Santa Isabel, Guayama y Juana Díaz); Syngenta Seeds (Juana Díaz y Salinas); AgReliant Genetics (Corozal, Santa Isabel); Dow Agrosciences (Santa Isabel); RiceTec (Lajas); Bayer CropScience (Sabana Grande); Illinois Crop Improvement Association Inc. (ICIA) (Juana Díaz) y 3rd Millenium Genetics Inc. (Santa Isabel).

“Es una decisión terrible el traer todos esos experimentos y cultivos para acá”, comentó por su parte el periodista y educador ambiental Carmelo Ruiz. “Hay toda una serie de riesgos al ambiente, a la salud humana, de tipo económico para los agricultores de Puerto Rico, los orgánicos, e incluso a todos los que no tengan que ver con esa operación”.

El también autor del libro “Balada transgénica” indicó que los estudios independientes muestran consistentemente que hay implicaciones para la salud humana, especialmente en alergias, causadas por las proteínas aberrantes que hay en el maíz transgénico, también conocido como maíz BT. Agregó que también hay riesgos de toxicidad, ya que, aunque las compañías dicen que estas plantas necesitan menos pesticidas, lo que realmente sucede es que empresas como Monsanto producen una semilla de soya transgénica llamada Roundup Ready, que resiste el herbicida Roundup que ellos mismos manufacturan.

Ruiz agregó que todos los organismos modificados en laboratorios están patentizados a nivel internacional, lo que les garantiza a las compañías un negocio que es todo ganancia ya que quien use sus semillas tiene que pagar.

“Estamos hablando de códigos genéticos. Esto es la privatizacion de la vida, de los árboles, de granos, rasgos y códigos”, indicó. “Además, todo agricultor que se mete en esto tiene que firmar un contrato básicamente encomendando su alma a la compañía”.

Desde el 2009, estas compañías se unieron y establecieron la Puerto Rico Seed Research Association (PRSRA), pero recientemente la entidad cambió su nombre a la Puerto Rico Agricultural Biotechnology Industry Association (PRABIA), luego de que el gobernador Luis Fortuño firmara en agosto del 2010 la Ley 62, que regula, promueve e incentiva a las empresas de la biotecnología que se establezcan en Puerto Rico o expandan sus operaciones.

Entre los incentivos se incluye permisología expedita y la facilitación para adquirir edificios y terrenos.

En mayo del pasado año, Pridco anunció un acuerdo con Pioneer Hi-Bred para ampliar sus operaciones de investigación y desarrollo utilizando un edificio de Pridco en Salinas. Esta es una subsidiaria de la poderosa compañía DuPont, la segunda mayor productora de semillas modificadas genéticamente en el planeta, la cual opera en Puerto Rico desde 1989.