Un año de acampe contra Monsanto

Con ellos también aprendieron a convivir y, sobre todo, a superar las desconfianzas. Cuando la huelga policial en Córdoba, a finales de 2013, se desató un clima de terror. Llamaron a “los hippies” para que los ayudaran a cuidar las casas y los pequeños negocios, y allí –en medio de la crisis– cambiaron la mirada sobre los jóvenes diferentes ( MU, agosto de 2014).

Finalmente, una cuestión mayor: la creatividad. No podemos ganar siguiendo los caminos trillados. No se puede convencer sin producir cosas nuevas que muestren la potencia que emana de las resistencias. Los miembros de la asamblea aprendieron conceptos científicos, rastrearon información para difundir en el barrio, y junto a un laboratorio y la cátedra de toxicología de la Universidad de Buenos Aires realizaron extracciones de sangre a vecinos, que mostraron que siete de cada 10 tienen agroquímicos en sangre, como Aldrin y Dieldrin, que están prohibidos en buena parte del mundo.

Comunicadores y colectivos de jóvenes crearon la web Ecos Córdoba (http://ecoscordoba.com.ar/), que publica artículos, fotos y videos sobre la resistencia a Monsanto, con el propósito de dar visibilidad a las implicancias del modelo extractivista y sus consecuencias. La página contribuye a la coordinación de las luchas en provincia.

Hay más. Se podría mencionar el destacado papel de las mujeres, pero ya es casi un lugar común. Por ahora, vale insistir en que un pequeño grupo de personas, hermanadas en la acción, es capaz tanto de vencer multinacionales y estados, como de sacudir la inercia de buena parte de la población.