Taller: Construcción de un plan de acción para la garantía del derecho a la alimentación, salud nutricional, soberanía y seguridad alimentaria, 14 de marzo de 2013, ANEC, Distrito Federal

Por Miguel Concha, director del Centro de Derechos Humanos

“Fray Francisco de Vitoria OP”, A.C. La lucha por los derechos humanos es la lucha por la dignidad de las personas y los pueblos. Desde que los derechos humanos se configuraron y se defienden en América Latina, la lucha por su reconocimiento y la exigencia al Estado para que los respete estuvo íntimamente ligada a los grupos organizados que buscan la liberación, un mundo más justo y más digno.

Estos grupos que lucharon desde siempre se caracterizaban por ser parte del sector popular, campesino e indígena: eran las y los pobres quienes levantaban la voz y exigían el cese de la violencia estatal de la que eran y son objeto.

En este sentido, los derechos humanos de las personas y los pueblos, universalmente reconocidos en los instrumentos internacionales, son sin lugar a duda, el “conjunto de condiciones de vida indispensables para potenciar de manera integral al ser humano, cuyo reconocimiento jurídico y ético es el resultado de procesos de lucha y de conquistas sociales que los pueblos, histórica y continuamente, llevan a cabo, a fin de lograr la libertad, la justicia social, la igual, equidad y dignidad humanas.”[1]

Los debates en relación al origen de los derechos humanos hoy están siendo superados, en cuanto que, con el paso de los años, éstos han resultado efectivos para la defensa de las personas y los pueblos. Se han encausado después de su surgimiento, al final de la década de los años cuarenta, como una herramienta utilizada cada vez más por las personas y los colectivos para frenar el abuso y la violencia del Estado y de grandes capitales transnacionales.

Los derechos han sido construidos en dos grandes grupos, por un lado los derechos humanos a los que se les denominó civiles y políticos, y por otro los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA). Esta escisión abonó a que los intereses de corte liberal predominaran con base en los derechos civiles y políticos, desdeñando por mucho tiempo a los DESCA. Sin embargo, esta división hoy día está siendo superada pues no existe argumento alguno que sostenga efectivamente que hay derechos más importantes que otros. Se reconoce que la interdependenciaintegralidad e indivisibilidad son componentes de los derechos humanos que colocan la importancia de todos en un mismo nivel, así también los interrelaciona uno con otro, y se sostiene el argumento que no hay un cumplimiento efectivo de las obligaciones del Estado si uno de los derechos está siendo violentado.

Ante el desdén de los derechos sociales, podemos decir que los derechos políticos otorgados por la ciudadanía igualmente requieren de personas que hayan resuelto condiciones mínimas para su subsistencia. ¿Cómo asegurar decisiones libres, el derecho a votar, la posibilidad de organizarse o la voluntad que se requiere para exigir cuentas a la autoridad, si antes no han sido cubiertas las necesidades nutrimentales indispensables? No puede asegurarse una nutrición saludable sino se cuenta con el derecho al agua; también la posesión de una vivienda digna, propia o rentada, influye en la calidad nutrimental de la persona (de ésta depende que el hogar familiar cuente con circunstancias adecuadas para almacenar o conservar en buen estado los alimentos).[2]

¿Cómo asegurar un nivel de adecuado sino existen condiciones suficientes para que las personas y los pueblos vivan con dignidad y paz?

Los DESCA contienen elementos clave para el buen vivir de las personas y los pueblos. Son los derechos que pueden ayudar a resarcir la pobreza extrema a la que se somete a las personas, emanada de un sistema económico individualista y que está basado en la lógica de la explotación y la acumulación. Asimismo, podemos decir que constituyen la base esencial de la supervivencia de las personas y, en concreto, para alcanzar un nivel de vida adecuado y una vida digna en la que pueden satisfacer sus necesidades básicas y desplegar al máximo sus capacidades[3].

Como ejemplo tomemos el derecho a la alimentación adecuada y sana.

Es estratégico que en nuestros procesos de lucha podamos conocer más sobre el tema del derecho a la alimentación, sus definiciones y qué es lo que compone este derecho. Será igualmente importante, comprender entre todas y todos, socializando nuestros saberes, cómo funciona el sistema internacional, en especial el sistema interamericano de protección de derechos humanos, asimismo conocer a detalle los marcos nacionales que reconocen y protegen estos derechos.