Sólo las y los campesinos son capaces de alimentar a la humanidad con alimentos sanos y una producción agroecológica

Por Semillas de Vida AC, 16 de octubre de 2014

  • Existen datos suficientes para afirmar que el modelo de producción industrial de alimentos es insostenible por su vulnerabilidad al cambio climático, dependencia del petróleo, y los daños a la salud y al ambiente.
  • Los transgénicos son la máxima expresión de este modelo ecológicamente frágil y socialmente injusto.
  • Urge visibilizar la agricultura campesina y retomar el control de las semillas por parte de campesinos y productores.
  • La agricultura campesina de base agroecológica es el único camino de alimentarnos en una forma que beneficie a nuestra salud y a quienes producen alimentos sanos.

En el Día Mundial de la Alimentación destacados académicos y campesinos reiteran el llamado urgente a modificar la forma de producción de alimentos que ha generado graves daños a la salud de la población mundial, a la fauna y al ambiente.

El Dr. Miguel Altieri de la Universidad de Berkeley, fundador de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA) afirmó que la producción industrial de alimentos solo produce el 30% de los alimentos y propicia las condiciones que perpetúan el hambre, la obesidad y el desperdicio de alimentos. Esta situación demuestra la falacia del planteamiento, repetido múltiples veces, sobre la necesidad de la agricultura industrial para generar una mayor cantidad de alimentos para una población creciente. Si en algunos países se desperdicia hasta una tercera parte de los alimentos, mientras que en otros el hambre acecha, es evidente que existe una distribución injusta de los alimentos.

No sólo hablamos de la falsedad del modelo en términos del acceso y la cantidad de alimentos, también la calidad de la comida que se produce bajo este modelo es altamente cuestionable. Así como la depredación ambiental que esta forma de producir alimentos genera. “Este modelo se funda en premisas filosóficas falsas, esas premisas necesitan ser expuestas y criticadas para avanzar hacia una agricultura verdaderamente sostenible. Esto es particularmente relevante en el caso de la biotecnología, donde la alianza de la ciencia reduccionista y una industria multinacional monopolizada, perciben los problemas agrícolas como simples deficiencias genéticas de los organismos.” Sostuvo Miguel Altieri.

Lejos de esta visión reduccionista, la Agroecología camina de la mano con la agricultura campesina propiciando una visión amplia y profunda de los procesos naturales que se involucran en la agricultura, para proponer alternativas de manejo basadas en los propios ciclos presentes en la naturaleza, en la diversidad y en el conocimiento tradicional.

Por su parte, la Dra. Elena Álvarez-Buylla, Coordinadora de Campañas de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad e Investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) profundizó sobre los graves daños a la salud que este modelo ha generado. En Estados Unidos, máximo exponente de este modelo, crecen las evidencias científicas que relacionan el creciente uso de glifosato y de las proteínas Cry –ambos ligados a los transgénicos- con el aumento de alergias, de enfermedades autoinmunes e incluso de enfermedades mentales en niños.

Los transgénicos es una tecnología que ha sido rechazada en la mayor parte del mundo, sobretodo en Europa, incluso en últimas fechas en Rusia y China la oposición a la importación de productos genéticamente modificados ha llamado la atención. El rechazo ha llevado a los productores estadunidenses a entablar demandas contra las empresas.

Álvarez Buylla señaló que en un estudio en el que participó con científicos de todo el mundo se demostró que los cultivos transgénicos acaban con la agricultura local para darle el control a las grandes corporaciones trasnacionales sobre la forma de producción de alimentos. En Los datos que arroja Argentina en términos de devastación son sumamente preocupantes para México, en donde 39% de los alimento se producen en predios de menos de cinco hectáreas.

Nuestro país es un reservorio genético de gran trascendencia para la alimentación de la humanidad, no podemos despreciar que en esta región del planeta se originó el maíz y especies tan importantes para la alimentación de la humanidad como las calabazas, los frijoles, el chile, los jitomates, el aguacate, etc. Es fundamental preservar el territorio libre de transgenes, es imposible mantener zonas libres de transgénicos, si estos se liberan en México, rápidamente se dispersarían y contaminarían a todas las poblaciones.