Río, los habitantes se suman en la lucha para bien habitar nuestro planeta

Equipo Idec en RioPor Paul Maquet Madedonski, International Alliance of Inhabitats,  28 de junio  de 2012

La participación de los movimientos sociales del campo y la ciudad en la Cumbre de los Pueblos, contra el “capitalismo verde” de Rio+20 que profundiza la crisis global y del medio ambiente. Próximas etapas para los habitantes que luchan para “bien habitar nuestro planeta”, el FSU en Nápoles en septiembre y la Asamblea Mundial de los Habitantes en 2013 en Tunes.

En Río de Janeiro se celebró entre los días 20 y 22 de Junio la Conferencia Internacional Río + 20, en la que participaron ciento noventa y un países, ochenta y seis jefes de Estado, doce mil delegados y casi diez mil organizaciones no gubernamentales. Fueron notorias las ausencias de Obama y de Merkel, así como el poco interés por parte de China en esta Conferencia. En el marco de este evento se llevaron a cabo los Diálogos con la Sociedad Civil (que constaron de diez grupos que debían aportar con tres ideas claves cada uno) y el Encuentro de Alcaldes de Grandes Ciudades.

De manera paralela, se llevó a cabo la Cumbre de los Pueblos, que contó con más de 600 actividades autogestionarias y permitió el desarrollo de iniciativas importantes de redes como la Vía Campesina, la Alianza Internacional de Habitantes, y Construyendo Puentes. El día 21 se realizó también una marcha multitudinaria, de al menos 50.000 participantes, de todas las delegaciones presentes en Río, y por la mañana una gran Marcha de solidaridad de las organizaciones de habitantes con Villa Autódromo, amenazada de desalojo por el gobierno brasileño, como parte de las obras preparatorias del próximo campeonato mundial de fútbol y las olimpiadas. Así mismo, se llevó a cabo un Encuentro de la Cumbre de los Pueblos con el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon.

Rio+20: un fracaso que deja luz verde al capitalismo verde predatorio

El documento final de la Conferencia oficial se redujo de más de 200 páginas a 59, de hecho dejando luz verde al capitalismo verde predatorio. Consta de 283 párrafos distribuidos en seis capítulos. Fue aprobado por todos los países con la reserva de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Naciones Unidas destaca como acuerdos más importantes, los siguientes: a) Necesidad de elaborar un plan decenal que plantee nuevos estándares de producción y consumo sostenible, que deberá incluir el compromiso de los gobiernos para condicionar los contratos públicos al desarrollo sostenible y de las empresas para reducir sus emisiones y mitigar los daños; b) Iniciar un proceso para establecer objetivos de desarrollo sostenible sobre todo en temas tales como agua, tierra y biodiversidad; c) Fortalecer el PNUMA asignándole mayores recursos y participación de delegados de todos los países en su Consejo de Administración; d) Otorgar un mandato a las naciones Unidas para que inicie la negociación de un tratado para la protección de la biodiversidad en las aguas de jurisdicción internacional; e) Establecer un nuevo indicador de riqueza no guiado sólo por el PBI, que incorpore criterios sociales y ambientales; f) La creación de un Foro de alto nivel de desarrollo sostenible para coordinar todas las acciones de NNUU en esta área, incluyendo la definición de las fuentes financieras.

Sin embargo, la principal debilidad de la Conferencia es que no se aprobó el fondo solicitado por los países más vulnerables, de treinta mil millones de dólares, propuesta vetada principalmente por Estados Unidos, ni estableció compromisos, metas y plazos para hacer efectivas estas recomendaciones. En principio, los mismos deben empezar a negociarse en el marco de la próxima Asamblea General de NNUU que se realizará en septiembre próximo.

Como muchos analistas críticos habían adelantado teniendo en cuenta el poco interés que pusieron los principales países por el evento y el cambio de la naturaleza del evento de “Cumbre” a “Conferencia”, los resultados de Río + 20 pueden ser considerados como sumamente modestos y principalmente declarativos, carentes de la fuerza que tuvieron las conclusiones de la Cumbre de la Tierra realizada en Río en 1992. Hecho sumamente grave porque, a diferencia de aquella época, hoy día el planeta se encuentra en una situación real de emergencia debido no sólo al cambio climático sino también a la depredación de la naturaleza debida a una extracción cada vez más irracional de los recursos naturales, la contaminación y la acumulación desechos. La voracidad sin límites de las grandes corporaciones y la benevolencia cómplice de la comunidad internacional están llevando al mundo a un callejón sin salida y han terminado poniendo en cuestión el paradigma civilizatorio actual, como lo afirmó acertadamente el Presidente de Uruguay José Mujica en su exposición en Río + 20.