¿Qué son alimentos transgénicos?

Por Ecoticias, 29 de junio de 2016

“Si bien en muchos de los países que pertenecen a la UE se consumen varios derivados de los transgénicos (digan lo que digan las autoridades) e incluso se planta maíz GMO, no todos los cultivos son susceptibles de haber sido genéticamente manipulados.”

Además de la soja, el maíz, la colza, la remolacha azucarera y el algodón cuyos subproductos efectivamente consumimos, hay otros que “oficialmente” o no han entrado en la UE o ya no se cultivan o están en etapas de experimentación.

Arroz

El arroz es uno de los alimentos básicos para una gran parte de Asia.

El arroz, el maíz y el trigo son los cultivos más importantes del mundo, pero el primero constituye la principal fuente de alimento para casi la mitad de la población mundial.

El arroz se planta en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, pero en China, India y el sudeste asiático se cultiva el 90 % de la producción total de arroz. Tailandia es el primer exportador del mundo e Italia el productor más importante de Europa.

En la actualidad no hay producción a gran escala de arroz genéticamente modificado en ningún sitio; a pesar de que un tipo de arroz transgénico (LL62) ya ha sido patentado y aprobado en los EEUU, los agricultores aún no han comenzado a usarlo.

La solicitud de aprobación para el uso de alimentos y piensos derivados del arroz LL62 se ha presentado a la UE, pero se encuentra en proceso de evaluación.

Papayas

Desde 1998, las papayas genéticamente modificadas han sido cultivadas en Hawái, EEUU. Son resistentes a una enfermedad viral doméstica y está aprobado su consumo tanto en los EEUU como en Canadá.

Varios países asiáticos están desarrollando variedades de papaya transgénicas resistentes a las cepas virales locales. Este tipo de fruta no está aprobada en la UE, de hecho hasta ahora no se ha presentado ninguna solicitud al respecto.

Por lo tanto, la importación y la comercialización papayas genéticamente modificados no está permitida para los países de la UE.

Tomates

El tomate ha sido un símbolo de los alimentos modificados genéticamente desde hace muchos años. En 1994, esta fruta o verdura llegó al mercado en los EEUU como el primer cultivo modificado genéticamente disponible.

En la actualidad han desaparecido. Este tomate transgénico (FlavrSavr) tenía un gen “desactivado” por lo que la planta ya no era capaz de producir poligalacturonasa, una  enzima involucrada en el ablandamiento del fruto.

La premisa era que los tomates podrían madurar en la planta y todavía tener una vida útil más larga y desarrollar todo su sabor. Normalmente, los tomates se cosechan “verdes” y luego se maduran artificialmente.

El puré de tomate GM fue un gran éxito a mediados de los años 90 en Gran Bretaña. El hecho de que eran de origen transgénico se indicaba claramente en la etiqueta.

Más tarde, se presentó una solicitud para la UE y a pesar de que los comités de expertos científicos los evaluaron como inofensivos, no se llegó a un acuerdo. La solicitud fue retirada en 2002.

Manzanas

El fuego bacteriano es una enfermedad causada por una bacteria. Las ramas de los manzanos afectadas se ven como si estuvieran “quemadas”.

Las bacterias entran en la planta a través de aberturas tales como heridas y grietas o por las flores. Pasan el invierno en la corteza y se reproducen en la primavera.

Es una enfermedad altamente contagiosa, que afecta a las manzanas, peras y membrillos. No hay medios conocidos de controlar eficazmente el fuego bacteriano que se consideren ecológicos y seguros.

Por esta razón, varios institutos incluidos los de Europa, están trabajando en el desarrollo de nuevas posibilidades de defensa de las plantas mediante ingeniería genética.

Ciertos genes han sido transferidos a las manzanas con el fin de que produzcan determinadas sustancias que destruyan los agentes patógenos o bloqueen la infección. En EEUU hay varias patentes de manzanas GMO aprobadas, pero no están permitidas en la UE.

Se espera, sin embargo, que la cantidad de pruebas de campo de manzanas GM seguirá aumentando. También hay proyectos de frutas resistentes a los insectos y con ablandamiento retardado.

Plátanos

Cerca de cuatro millones de toneladas de plátanos se importan en la UE cada año, ninguna es GMO. Una enfermedad fúngica (Negro Sigatoka) tiene en jaque a las plantaciones de plátanos, que al realizarse en la modalidad de monocultivos, ayuda a que las infecciones se propaguen de forma incontrolada; muchos esperan que la ingeniería genética pueda ofrecer una solución, pero este tipo de proyectos está aún en estudio.

Los científicos anunciaron que tienen la intención de centrarse especialmente en las variedades de banano que se encuentran en la naturaleza. Estos plátanos silvestres pueden reproducirse por semillas y están constantemente confrontados con los hongos y otros  patógenos.

La secuenciación del genoma debería permitir a los investigadores descubrir los genes de resistencia que podrían transferirse a variedades de alto rendimiento, sin semillas. Si la cría de plátanos resistentes con la ayuda de la ingeniería genética tiene éxito (se están probando en EEUU y en Uganda) sería posible que la plantación de este tipo fruta se generalizara y que acabara por desplazar a las variedades convencionales.

Antes de que se comercialice en la UE deberá ser aprobado su uso. Uvas A mitad del siglo XIX muchas nuevas enfermedades fúngicas (moho gris, moho polvoriento y mildiu) aparecieron en Europa procedentes de América. Las variedades de vid tradicionales se hicieron particularmente vulnerables a estas infecciones.

La ingeniería genética ofrece nuevas posibilidades para el desarrollo de variedades resistentes a dichas afecciones. El éxito inmediato, sin embargo, es poco realista.

El uso intensivo de fungicidas todavía es común en muchos viñedos. Cuando la infección está muy extendida, los viticultores pueden rociar hasta ocho veces al año sus plantaciones y eso eleva los costos de produccion. A menudo algunas de las fumigaciones a las que se recurre se basan en soluciones de cobre, que contaminan el suelo con metales pesados.

Los métodos más nuevos, pero que hasta ahora resultan menos eficaces incluyen preparaciones de arcilla y extractos de plantas. A nivel mundial, varios equipos están trabajando en la transferencia de genes de resistencia en las variedades de vides tradicionales.

La idea es transferir sólo los genes mínimos necesarios para generar resistencia a las enfermedades y mantener otros rasgos de las uvas prácticamente intactos, con la intención de conservar el carácter original del vino. Por ahora todo se limita a la experimentación.