Posicionamiento en el marco del día nacional del maíz

La defensa del maíz es motivo suficiente para que nos demos cita hoy. La importancia de este grano, radica en el sentido vital y organizativo que le da a los pueblos y a sus tierras. Si nos despojan de nuestro maíz, nos despojan de nuestra historia, nuestra identidad, nuestra cultura y de nuestros bienes bioculturales y alimenticios. El mal gobierno junto a grandes transnacionales quieren privatizar las semillas, quieren “transgenizar” la vida del campo. Como estrategia, poco a poco nos enferman, nos mal alimentan y nos reducen a meros autómatas que sólo responden al mercado capitalista. ¡Eso quieren, pero no lo permitiremos!

La defensa del maíz, de la milpa, de la tierra y el agua significa defender una forma de producir alimentos que descansa en manos campesinas y de articular acciones que reviertan la violencia a la que nos someten a todos. Monsanto y demás empresas transnacionales se han percatado de la fuerza de la organización social, como una muestra es la Acción Colectiva contra el Maíz Transgénico, que posibilitó detener las siembras de maíz genéticamente modificado. Es necesario denunciar que en medio de esto, el Estado mexicano falta a sus obligaciones de proteger y garantizar los derechos de todas personas que habitamos o transitamos por el país: el mal gobierno defiende a las empresas y olvida a las personas y pueblos que son los verdaderos titulares de los derechos a gozar de un medio ambiente sano, a una buena alimentación y a conservar los bienes comunes que nos brinda el maíz, su diversidad biológica y sus componentes culturales, alimenticios y nutrimentales esenciales para la vida de toda la población mexicana.

Defender hoy el maíz es defendernos del despojo. Defender los territorios es decir No a las reformas estructurales de muerte. No a la reforma energética. No al despojo en el Campo. No a la apropiación del agua. Sí a la vida.

Construir autonomía alimentaria, y autonomía en el uso y disfrute de los bienes comunes naturales, necesariamente conlleva una fuerte organización y contundentes, fraternas y sororas articulaciones entre los diversos movimientos, organizaciones y colectivos que se mueven en México. Confluyamos en un lugar común: la esperanza compartida de que Otro Mundo es Posible, y de que la solución a la crisis está en nuestros pueblos y en nuestras campesinas y campesinos.

México necesita apoyar el campo. El vínculo entre campo y ciudad debe fortalecerse, este tema no es sólo del México rural, es de todas y todos que consumimos o producimos maíces, que degustamos del pozole y la tortilla, el tamal, la tlayuda, los atoles, los quelites y los frijoles. El respeto al medio ambiente, la conservación del maíz nativo, el ejercicio del sistema milpa, el acompañamiento y fortalecimiento de los medianos y pequeños productores, deben convertirse en fundamentos de las propuestas para transformar a México. Los alimentos nacidos de los campos mexicanos nos pueden garantizar la Soberanía Alimentaria y son la solución ante los graves problemas de salud pública, obesidad, diabetes e hipertensión, que tenemos hoy en día. La buena salud depende de los buenos alimentos, y esos nos los da el campo mexicano. Si se privilegia el extractivismo de energéticos, por encima de la producción de buenos alimentos para los pueblos, entonces se viola el derecho fundamental de las personas, el derecho a la vida.

Queremos decidir sobre el destino de nuestros territorios, alimentos sanos producidos por campesinos y campesinas, queremos buena salud, y queremos a nuestro maíz libre de transgénicos. El Estado debe garantizarlo. Pero exigimos que así sea, ya sea por las vías institucionales o bien por las vías de la autogestión y la autonomía de nuestros territorios, cuerpos y vidas.

Que nadie se sienta sola o solo. Hoy nos convocamos a unir esfuerzos contra el despojo y en favor de la producción campesina de alimentos. Entre todas y todos nos acompañamos en esta lucha. Juntas y juntos podemos revertir este sistema de muerte y deshumanización. Dejemos que nuestros corazones se llenen de esperanza y amor por nuestras vidas, territorios y bienes naturales. ¡Que la organización solidaria emerja! ¡Que el mal gobierno termine! Son nuestros tiempos: los tiempos de los pueblos y comunidades del campo y la ciudad.

¡Si despojan a los pueblos campesinos e indígenas, nos despojan a todas y todos! ¡Sin tierra y agua no hay vida, ni milpa, ni alimentos! ¡Nos defenderemos juntas y juntos! ¡Organizados! ¡Con la firme esperanza en un mundo más justo, digno y en paz!