¿Por qué decimos NO al maíz transgénico?

Por Carlos A. Ventura Callejas, Animal Político, 17 de julio de 2013

Porque sin reparo alguno, organizaciones campesinas, de productores, de derechos humanos, grupos de científicos y académicos aseguramos que se pone en riesgo la biodiversidad y la salvaguarda del maíz nativo y todos sus parientes silvestres.Y en este texto explicamos cómo sucede esto.

El maíz nativo forjó historias que han dado paso a comunidades diversas, solidarias y con estilos de vida respetuosos de la Pachamama. En los últimos cuatro años se cierne una amenaza: perder nuestro maíz nativo.

Empresas transnacionales como Monsanto han puesto sus intereses en el centro de origen, México.

La amenaza se remonta al 2009, cuando el entonces presidente Felipe Calderón otorgó los permisos para siembra de maíz transgénico en fase experimental. No dejo de mencionar que el principal articulador y mediador de estos permisos fue Bruno Ferrari, quien fue secretario de economía en el periodo calderonista, y quien además fue Presidente y Director General de Seminis Vegetable Seeds, empresa que pertenece al grupo Monsanto. En esa ocasión, los permisos se otorgaron sin evidencia plena de la viabilidad e inocuidad del maíz transgénico, sino todo lo contrario, se concedieron con base en intereses económicos del gobierno mexicano y la transnacional agroindustrial.

No podemos aceptar que en medio de un conflicto de intereses se ponga en riesgo nuestra soberanía alimentaria como país, nuestra salud, y se violente nuestro derecho a la alimentación y a un medio ambiente sano. Derechos consagrados en diversos tratados internacionales de derechos humanos, así como en los artículos primero y cuarto de nuestra Constitución Política.

¿Qué sucede actualmente?

El gobierno de Calderón, antes de dejar la presidencia en 2012, otorgó permisos a la misma transnacional para siembra de maíz transgénico en fase piloto, etapa previa a la siembra comercial. Entonces hizo caso omiso a los señalamientos que hicieron grupos de científicos, como la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), quienes evidenciaron que no puede coexistir la siembra de transgénicos con plantas convencionales, pues se generan daños irreversibles ocasionados por la constante polinización. El maíz corre el riesgo de ser contaminado con transgenes, los cuales paralizan y anulan la existencia de especies nativas y sus derivadas. De hecho, existe evidencia científica que demuestra la falsedad del argumento de que Organismos Genéticamente Modificados (OGM) son perfectamente controlables y precisos. Desde 2001 esto fue evidenciado por David Quist e Ignacio H. Chapela en un estudio realizado en Oaxaca, que auspició la Universidad de California en Berkeley, y publicó y avaló la revista científica Nature. Desde entonces se hallaron transgenes en maíces nativos.

De forma discrecional se entrega a esta corporación el territorio mexicano. Sin reparo alguno, organizaciones campesinas, de productores, de derechos humanos, grupos de científicos y académicos aseguramos que se pone en riesgo la biodiversidad y la salvaguarda del maíz nativo y todos sus parientes silvestres. Además se despoja de su historia y cultura a los pueblos indígenas y campesinos quienes viven en íntima relación alimenticia y espiritual con la milpa.

Este despojo se afianza todavía más con la entrada en vigor del Acuerdo por el que se determinan los centros de origen y centros de diversidad genética del maíz, el cual se publicó en el Diario Oficial de la Federación, en noviembre de 2012. En este instrumento oficial, el Estado mexicano define los centros de origen del maíz y determina su protección y resguardo de todo tipo de OGM. Esto no es suficiente, pues el territorio mexicano en su totalidad es centro de origen y no solamente los estados que Semarnat y Sagarpa consideran. Esta es una estrategia más que a todas luces está dirigida a garantizar la entrega de los territorios y la producción de maíz a la transnacional.

Monsanto va por la siembra de maíz comercial a rajatabla. El pasado 15 de julio de 2013 venció el plazo que tenía el gobierno mexicano para otorgarle o no permisos para sembrar maíz transgénico en fase comercial, lo que implica siembras masivas en territorios de Chihuahua, Coahuila y Durango. A la fecha ninguna de las Secretarías implicadas en esa decisión (Semarnat, Sagarpa, Salud) han fijado una postura contundente y transparente sobre la resolución final respecto a la siembra comercial.

¿Qué se ha hecho desde sociedad civil al inicio del sexenio?

El Gobierno de Enrique Peña Nieto ha tenido una posición exangüe frente a este tema. Desde su llegada a la Presidencia de la República diversos sectores de la sociedad le exigimos que fije su política agroalimentaria para el país, donde deje clara su postura frente a temas de interés público como el maíz transgénico, los OGM y los intentos de patentar la biodiversidad que existe en nuestro país.