La agricultura campesina como solución (y no causa) de la migración juvenil

Las fincas, sin embargo, son sinónimo de opresión y avasallamiento y muchos jóvenes comparan toda migración con las relaciones de dominación semi-feudal. Agustino Cobo de la aldea Pexla Grande, Nebaj explica su decisión de no migrar al norte así: “No quiero trabajar para otra persona. No quiero ser mozo más. Quiero que mi trabajo sea para mí y si voy a sudar, debe de ser para que mi familia come y no para que come un patrón.” Este deseo de libertad y de trato digno hace que muchos jóvenes ixiles busquen construir sus futuros en sus propias comunidades.

La alta tasa de migración de los jóvenes ixiles al Norte a través de los años ha cambiado drásticamente el ambiente del pueblo de Nebaj. Con las remesas mandadas del Norte, el casco urbano de Nebaj se ha llenado de negocios y hoy parece más una pequeña ciudad de comerciantes que un pueblo callado de agricultores. La imagen del joven migrante es el que regresa con dinero para comprar su terreno, construir su casa y añadir su negocio a las calles ya alborotadas de Nebaj. Sin embargo, no todos alcanzan la altura de este modelo en incluso ha habido casos de suicidio por jóvenes que regresan sin “haber logrado” nada en el Norte.

Cada vez más se ve este “fracaso” de migrantes deportados del norte que regresan con manos vacías y los jóvenes comienzan a darse cuenta que el mítico “sueño americano” es cada vez más difícil de lograr. Agustino Cobo de Pexla Grande comenta que “me parece raro que hay muchos jóvenes de mi comunidad que tienen tierra aquí, no la trabajan, pero se van al Norte buscando trabajo. Primero hay que intentar trabajando aquí antes de ir allá. Muchos se van sin nunca ni siquiera probar la vida campesina.” Conscientes de la inestabilidad de la vida en el Norte y la fragilidad de la economía norteamericana, muchos jóvenes ixiles como Miguel Solis de Pexla Grande consideran que “si el trabajo es trabajo sea donde sea, mejor que quedamos aquí.”

Por último, existen aspectos de la espiritualidad propia de la cosmovisión maya que influyen fuertemente en esta decisión de quedarse en la comunidad y continuar con la vida campesina. La cosmovisión maya es íntimamente relacionada con la tradición agraria del pueblo Ixil; especialmente con el cultivo del sagrado maíz. Felipé de la aldea Tzalb´al lo cuenta así: “Otra razón por qué no queremos dejar de ser campesinos es por miedo de enfermarnos. Nuestros abuelos nos contaron que no se puede comprar el maíz (que se usa para tortillas, base de la dieta). Si se compra el maíz, siempre nos vamos a enfermar. Solo nos mantenemos sanos si cultivamos el maíz que consumimos.” Para muchos jóvenes ixiles que todavía valoran y respetan la cosmovisión milenaria de su pueblo, trabajar la tierra es sinónimo con la salud y la vida en sí.

Por todas estas historias, la Red de Jóvenes Chemol Txumb´al sigue creyendo que la agricultura campesina puede y debe ser un camino viable para la construcción de los futuros de la juventud Ixil. Este año, comenzó a apoyar a 25 jóvenes en sus intenciones de establecerse como pequeños campesinos. Sin embargo, no todo ha sido perfecto. En los primeros 4 meses de este esfuerzo, un joven de la Red ha migrado al norte y otro se fue a buscar trabajo en la ciudad capital.

La juventud es un tiempo donde la paciencia no es la virtud mejor cultivada. Más bien, es un tiempo de apuros y angustias que exigen respuestas y soluciones rápidas. La apuesta del esfuerzo de la Red de jóvenes Ixiles es en ayudar a los jóvenes desarrollar una visión que traspasa el momento para que puedan ver la agricultura campesina como una solución a largo plazo que implica y exige que queden en sus comunidades. Esta visión cada vez más se arraiga en la juventud Ixil.