¡Industria de la chatarra a la carga vs Latinoamérica!

Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, junio de 2015

Coca Cola, Pepsico, Nestlé, Unilever, Danone, Kraft, Bimbo & Co., actúan individualmente, en asociaciones nacionales y en un organismo regional de América Latina, en forma coordinada, para reventar las políticas de salud pública que están diseñadas para combatir la epidemia de obesidad y diabetes y que pueden afectar el creciente consumo de sus productos ultraprocesados.

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Lo hacen a través de sus aliados en los gobiernos, del sometimiento de las asociaciones profesionales a través de financiamientos, de la complicidad de investigadores e instituciones académicas a los cuales pagan millonarias investigaciones a modo y, especialmente, a través de multimillonarias inversiones en cabildeo en los poderes legislativos y ejecutivos de la región.

Parece ser que el lema de la gran industria de alimentos y bebidas en Latinoamérica: ¡¡Industria  de la Chatarra de Latinoamérica Unios vs la Salud!!.

Latinoamérica es la región del mundo que está a la vanguardia en el diseño de políticas públicas para contrarrestar la epidemia de sobrepeso y obesidad y frente a esta situación, la gran industria de los alimentos y bebidas ultraprocesadas se ha unido para arremeter contra estas iniciativas, para descarrilarlas, para someterlas.

En este momento la batalla está en Chile, Ecuador y Perú. En México lograron imponerse gracias a acuerdos con COFEPRIS para que el etiquetado de sus productos y la regulación de la publicidad que dirigen a los niños fuera elaborada bajo sus criterios y no afectara sus ventas.

La gran industria trasnacional de alimentos y bebidas se ha agrupado en organismos empresariales nacionales y estos en la Alianza Latinoamericana de Asociaciones de la Industria de Alimentos y Bebidas.

Esta agrupación latinoamericana, en coordinación con las nacionales (como Conméxico en nuestro país) y con acciones directas de las propias corporaciones está combatiendo las políticas públicas recomendadas para enfrentar la epidemia de obesidad, tratando de obtener el respaldo de la Organización Mundial de Comercio y del Codex Alimentario.

El cabildeo, similar al que ha impulsado la industria tabacalera contra las regulaciones que le afectan, está dirigido contra las regulaciones a la publicidad de alimentos y bebidas enfocada a la infancia, contra el etiquetado de alimentos y bebidas que advierte del alto contenidos de azucares, grasas y sal, contra las medidas fiscales y contra toda política que afecte el crecimiento de sus ganancias.

Los propios análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS)/Organización Panamericana de la Salud (OPS) muestran que el sobrepeso y la obesidad alcanzan su mayor impacto en el continente americano y que más del 56% de los adultos latinoamericanos sufren sobrepeso u obesidad, comparado con un promedio global de 34%.

Al mismo tiempo la OPS muestra que el sobrepeso y la obesidad presentan una relación directa con el nivel de consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas, los que son producidos por esta industria. A mayor el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas, mayor el índice de masa corporal entre la población.

La Alianza Latinoamericana de Asociaciones de la Industria de Alimentos y Bebidas, que agrupa a 14 países y 19 gremios, se conformó en 2013 teniendo como uno de sus objetivos centrales la necesidad de “generar una red de apoyo en materia regulatoria”, que traducido significa: parar las regulaciones contra la obesidad que afectan sus ganancias e intervenir para diseñarlas de tal manera que sean inocuas, que no afecten sus ganancias.

En esta misión se ha lanzado esta Alianza contra el etiquetado frontal y las regulaciones que se están implementando en Chile para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad y lo han hecho ya contra el etiquetado frontal que se aprobó en Ecuador.

Sin duda, estos dos etiquetados para todos los alimentos y bebidas procesadas y que debe ir en el frente del producto, son los mejores que existen en el mundo.

En Ecuador ya se aplica  y el de Chile ya fue aprobado y está por aplicarse.

Hasta ahora, estos son los únicos etiquetados diseñados que permiten a los consumidores saber, de manera muy clara, sencilla y útil si un producto contiene altos contenidos de azúcar, grasas y/o sodio.

En el caso de Chile, los grupos de enfoque incluyeron, incluso, a niños que pudieron interpretar el etiquetado aprobado. Esto contrasta con el etiquetado introducido por la propia industria y que se ha establecido en México, un etiquetado que ni los estudiantes de nutrición pudieron interpretar, de acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública.