Emociones y Cáncer: El Camino de la Recuperación

Por Elisa Markhoff, Dr. Mercola, 28 de mayo de 2015

Hay muy pocas frases en este mundo que son tan temidas como “Usted tiene cáncer.” No importa cuán pequeño sea, de qué tipo se trate, cuál sea su grado de desarrollo, y cuáles sean las probabilidades de recuperarnos: nadie quiere tener que enfrentarse a esta enfermedad.

Sin embargo, las estadísticas indican que cada vez hay más casos diagnosticados por año, y que el cáncer no conoce límite de edad o condición social.

Una vez recibido el diagnóstico, es entendible que los pacientes sientan una mezcla de emociones negativas y profundas ¿Qué hacer? ¿En quién confiar? ¿Seguir la recomendación del doctor, buscar una segunda opinión o intentar un tratamiento alternativo? ¿Luchar hasta el final o prepararnos para morir? ¿Cómo saber la diferencia?

Frente a tantos factores y decisiones que tomar, es lógico que estemos vulnerables y experimentemos distintos grados de miedo, culpa, ansiedad, tristeza e incluso depresión.

Es que en el caso de esta enfermedad es muy difícil balancear nuestro estado emocional, mantener la esperanza durante tratamientos agresivos como la quimioterapia, tener la energía para seguir con nuestras tareas diarias, y lograr disfrutar aún de los pequeños placeres de la vida.

Pero no todo tiene que ser tan negativo: el gran desafío del cáncer no significa automáticamente una sentencia de muerte.

El cáncer puede transformarse en un gran maestro, que nos indique en qué áreas de nuestra vida hay desbalances, y puede acelerar el proceso de introspección necesario para sanar emocionalmente.

¿Cómo es posible que esto ocurra? La respuesta está en un estudio realizado por la Doctora Kelly A. Turner, PhD egresada de Harvard, y autora del libro Radical Remission: Surviving Cancer Against All Odds quien ha demostrado la importancia de las emociones en el proceso de recuperación.

Las Claves de la Remisión

Si bien el cáncer es una enfermedad muy seria, existen muchas personas que se recuperan de ella.

Algunos siguiendo las recomendaciones de su doctor, otros mezclando medicina tradicional con alternativa, y un tercer grupo rechazando la medicina occidental. Dentro de estos tres grupos, hay pacientes que logran una remisión radical del cáncer, y ellos han sido estudiados por la doctora Turner.

De acuerdo a sus estudios,1 existen 9 factores claves para lograr una remisión completa de cáncer. La especialista los identificó de esta manera, sin orden de prioridad:

Factores claves en la remisión del cáncer:

  • Cambiar radicalmente la dieta, favoreciendo alimentos naturales
  • Poner la recuperación en nuestras propias manos
  • Escuchar y seguir nuestra intuición
  • Utilizar hierbas y suplementos
  • Liberar las emociones reprimidas
  • Incrementar las emociones positivas
  • Buscar y aceptar el apoyo de nuestro entorno social
  • Profundizar nuestra conexión espiritual
  • Tener fuertes motivos para seguir con vida

Lo interesante de todos estos factores es que, salvo el caso de la dieta y las hierbas, se trata más que nada de cuidar y resolver aspectos emocionales y espirituales de nuestra vida. ¿Por qué? Porque nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu están íntimamente relacionados.

Desde un punto de vista holístico, las enfermedades no sólo tienen causas bio químicas, sino que también existen factores psíquicos y espirituales que afectan el balance químico de nuestro cuerpo.

De este enfoque se desprende que la salud y la enfermedad no pueden ser comprendidas de forma aislada. Nuestra historia personal, nuestras experiencias de vida, nuestro contexto social y nuestros patrones emocionales: todos estos factores juegan un papel fundamental en nuestra recuperación.

En el día de hoy me gustaría hablar del quinto factor: liberar las emociones reprimidas, y para ellos vamos a comenzar por definir lo que son las emociones.

¿Qué Son las Emociones?

Desde un punto de vista fisiológico, las emociones son descargas eléctricas, químicas y hormonales de nuestro sistema nervioso.

Como tales, las emociones influyen en el funcionamiento de múltiples áreas de nuestro cuerpo, en especial de nuestro sistema inmunológico.

Las emociones, biológicamente hablando, también tienen razón de ser. En el caso del miedo, por ejemplo, existe una función evolutiva por la cual esta emoción puede hacernos evitar el peligro: le tenemos naturalmente miedo al fuego, porque podemos quemarnos y morir.

El estrés, por su parte, es un sentimiento que puede ayudarnos a elevar nuestra adrenalina y escapar de un animal salvaje, evitando convertirnos en su cena.