El Neoliberalismo se Mantiene Vivo, Según Se Van Sellando Tratos entre UE y América Latina

Por Akito Yoshikane * del blog inthesetimes.com

Sindicatos se oponen a nuevos tratos por falta de estándares laborales y transparencia.

A raíz de la crisis global, se podría pensar que los gobiernos serían más cautos en aprobar tratados de libre comercio. Pero eso es lo que justamente están haciendo líderes europeos y latinoamericanos en España esta semana, discutiendo la expansión de las relaciones económicas mediante el establecimiento de nuevos acuerdos comerciales.

De hecho, la Cumbre de Madrid ya ha liberalizado el comercio entre Europa y América Latina. El martes, la Unión Europea y los países centroamericanos acordaron un acuerdo de libre comercio, por primera vez. El acuerdo reduce los aranceles en ambas direcciones para los productos industriales que se desplacen entre los países UE y Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. (Perú y Colombia también acordaron un nuevo acuerdo con el bloque de las 27 naciones de la UE)

Pero sindicatos, defensores de los derechos humanos y de los trabajadores de ambos continentes se oponen al acuerdo en momentos en que Europa está luchando por recuperarse de la crisis financiera, intensificada de pronto por la reciente agitación en Grecia. La oposición popular al libre comercio es un mal augurio a similares conflictos en los Estados Unidos, pues varios tratados con países latinoamericanos están actualmente estancados en el Congreso.

Críticos han atacado los acuerdos por excluir preocupaciones sindicales. La Confederación de Sindicatos Europeos de Negocios Internacionales (ITUC siglas), celebró su propia cumbre a principios de mes para adoptar un acuerdo de oposición a las políticas de libre comercio por su falta de transparencia y su modelo orientado sólo a las ganancias. La confederación criticó el acuerdo por no enfatizar redes de seguridad social, normas internacionales de trabajo y desarrollo sustentable.

La ITUC dijo en su declaración:

La Cumbre Sindical expresa su desacuerdo con el desarrollo de las negociaciones celebradas entre la UE y Perú, Colombia (e inicialmente con la Comunidad Andina) y América Central, ya que ha habido muy poca información a disposición del público, al mismo tiempo la participación de la sociedad civil ha sido escasa y simplemente formal.

Las respuestas a las muchas propuestas sindicales y declaraciones conjuntas han estado ausentes, han sido ambiguas o han rechazado la propuesta en cuestión. La promesa de la UE a la ITUC de incluir mecanismos de participación de los sindicatos con el fin de cumplir con los aspectos en los acuerdos relacionados a los derechos de los trabajadores ni siquiera ha sido impresa en los textos finales.

Las conversaciones se revivieron también con el bloque de Mercosur, pero los sindicatos son fundamentales para cualquier nuevo acuerdo sobre la posibilidad de que se desplacen a los trabajadores agrícolas de ambos continentes. Las discusiones sobre los aranceles y los subsidios a los agricultores europeos han llegado a un callejón sin salida en varias ocasiones, ya que cada parte trata de diseñar el campo de juego a su favor.

Un informe del sindicato de la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganadores) de España encontró que los agricultores de la UE tendrán la ardua tarea de competir con la mano de obra barata de América del Sur, a la vez de manejar estrictos códigos de salud y medio ambiente. El reporte estima que los agricultores europeos perderían de $ 3.7 a 6.2 billones.

Pero los trabajadores agrícolas de América del Sur no tienen mejor trato tampoco bajo este nuevo tratado de comercio de productos agrícolas. Países de Mercosur – Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay – son tierras concentradas en grandes agroindustrias que han acaparado el mercado. A pesar de una fenomenal tasa de expansión de tierras, la propiedad de la tierras se está consolidando lejos de los pequeños agricultores.

Los resultados desfavorables para trabajadores de Europa y América del Sur serán seguidos de cerca aquí en los Estados Unidos. Corea del Sur, Perú y Colombia tienen actualmente tratados de libre comercio en receso en el Congreso debido a la oposición en varios frentes.

La semana pasada, la secretaria de Estado Hillary Clinton dijo a los periodistas que el presidente Obama se ha comprometido a los acuerdos de libre comercio con Perú y Colombia. Pero las organizaciones no gubernamentales, sindicatos y legisladores de EE.UU están especialmente preocupados por los atroces abusos laborales y de derechos humanos en Colombia.

Amnistía Internacional y la ITUC han reprochado los acuerdos de libre comercio con Colombia por no incluir disposiciones para los trabajadores de proyectos. Desde el 2008, un creciente número de sindicalistas han sido asesinados. Veinticinco este mismo año.

Pero como los acuerdos con la UE, los tratados con EE.UU. no mejorarán la vida de los trabajadores colombianos. Un estudio realizado por Oxfam Internacional en septiembre encontró que el acuerdo del tratado de libre comercio entre EE.UU y Colombia favorecería los intereses norteamericanos. Las disposiciones requerirían que Colombia elimine cualquier tipo de protección, provea a EEUU acceso comercial preferencial y que este exento de ciertas tarifas.

Mientras tanto, EEUU mantendrá sus subsidios agrícolas. Peor aún, cerca de 1.4 millones de familias que trabajan en granjas de pequeña escala verán decaer sus ganancias, según el estudio de Oxfam: Los EEUU negociaron el TLC tomando solo en cuenta consideraciones comerciales. Generalmente el tratado acordado con Colombia era menos favorable que aquellos que se han otorgado a otros países en previos tratados.

Los tratados de la UE y los EEUU son impresionantes: ambos apuntan al incremento de la corporatización y son ultimadamente dudosos pactos para los trabajadores. Los tratados bilaterales son preocupantes por su falta de transparencia, especialmente cuando las amplias políticas económicas frecuentemente afectan a aquellos que ya han sido más sacudidos por esta crisis global

Aún después del escándalo económico de estos dos últimos años que fundamentalmente retó las bases del dogma neoliberal, parece que los líderes mundiales van a seguir sirviendo a los mismos amos.

Traducido por Ana María Quispe