Demandan a la ONU evitar en el país la siembra comercial de granos modificados

Por Elizabeth Velasco, La Jornada, 21 de marzo de 2013

Ante la oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas en México (Oacnudh), integrantes de organizaciones campesinas, civiles y el movimiento #YoSoy132 Ambiental demandaron la intervención de ese organismo para evitar que el gobierno de Enrique Peña Nieto autorice la siembra comercial, el consumo y la exportación del maíz transgénico NK-603, en aproximadamente 2 millones 400 mil hectáreas del territorio nacional.Creemos que debe tomarse en cuenta la recomendación para el restablecimiento de la moratoria con respecto a la siembra de maíz transgénico que hace el relator especial para el Derecho a la Alimentación de la ONU, Olivier de Schutter, indicó Magdiel Sánchez, en representación de la Red en Defensa del Maíz, la Unorca-Vía Campesina, ETC Group, el Uprez-Mup, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, Jóvenes ante el desastre y la emergencia nacional y de #YoSoy132 Ambiental.

Antes de entregar la petición a Javier Hernández Valencia, representante de la Oacnudh, Sánchez dijo que la demanda principal es que el gobierno y sus instituciones se atengan al principio precautorio, sugerido por investigadores nacionales e internacionales de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, la cual señala que ante la falta de certeza científica sobre los efectos a la salud de los transgénicos, se evite la aplicación de la tecnología respectiva que puede dañar la salud humana y los ecosistemas.

La petición obedece, explicaron, a que las trasnacionales Monsanto, Pioneer-Dupont y Dow han solicitado al gobierno federal permisos para la siembra de este grano en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.

El activista también advirtió de los riesgos en la capacidad de producción del grano, al existir una fuerte dependencia y subordinación de los productores hacia las compañías agroindustriales; en el deterioro ecológico, por la pérdida de variedades milenarias del alimento por la cruza con plantas transgénicas, así como la devastación ambiental que significa la agricultura industrial en su conjunto por el cambio en el uso del suelo y expansión del agrícola que provocarían erosión, contaminación de cuerpos de agua, pérdida de biodiversidad, entre otros. El cultivo de transgénicos es, además, un atentado contra los rasgos culturales más profundos de los pueblos de México, subrayó.

Sobre los daños a la salud, afirmó que a pesar de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aseguró –con base en análisis hechos en otros países– que la variedad 603 no representa un riesgo, en realidad estos estudios utilizan cantidades de maíz menores a las que consume de manera habitual la población mexicana.