Crean fitofármaco con flor de jamaica contra la hipertensión

Por La Jornada, 11 de febrero de 2016

Inhibe la producción del péptido causante de que los vasos sanguíneos se contraigan

Elaborado con investigadores del IMSS, aún no está a la venta

Además de alimento, la planta ayuda a bajar el colesterol y la fiebre, explica Laura Patricia Álvarez Berber, de la UAEM

La flor de la jamaica, además de ser muy usada en la gastronomía mexicana, contiene dos compuestos que inhiben la producción de una enzima presente en la regulación de la presión sanguínea de los hipertensos, enfermedad crónica muy relevante para la salud pública del país, afirmó la doctora Laura Patricia Álvarez Berber, quien aisló esos compuestos junto con su equipo de colaboradores del Centro de Investigaciones Químicas (CIQ) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).

Se estima que 22.4 millones de mexicanos mayores de 20 años presentan ese padecimiento, de los cuales 5.7 millones están controlados con algún tratamiento farmacológico, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición realizada en 2012.

Ingerir el extracto de Hibiscus sabdariffa, nombre científico de la jamaica, tiene efectos antihipertensivos que se conocían desde la medicina tradicional; sin embargo, no se sabía cuáles eran los constituyentes químicos involucrados en esa actividad hasta que en 2009 en la tesis de doctorado en ciencias de Deyanira Ojeda Ramírez, dirigida por la doctora Álvarez Berber, se aislaron los metabolitos secundarios 3-O-sambubiósido de cianidina y 3-O-sambubiósido de delfinidina.

Trabajo en el laboratorio

“Encontramos que esos metabolitos secundarios, conocidos como antocianos, no sólo son el origen del color rojo de la flor, sino también tienen un efecto antihipertensivo, gracias a un mecanismo de inhibición de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) que producen los seres humanos. La angiotensina es un péptido que al liberarse provoca que los vasos sanguíneos se contraigan, ocasionando que suba o baje la presión arterial de un organismo. Al inhibir la acción de la ECA, se impide la formación del péptido”, comentó.

El trabajo se realizó junto con investigadores del Centro de Investigación Biomédica del Sur del Instituto Mexicano del Seguro Social que está en Morelos. Se elaboró un fitofármaco, medicamento que se prepara a partir de los principios activos de plantas, en este caso de la jamaica con la dosis de antocianos que se deben consumir en cada toma; no obstante, no está a la venta debido a restricciones de la institución.

La doctora en química orgánica e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) señaló que la jamaica, como la consumimos en agua, es efectiva para personas hipertensas. Estudios clínicos indican que podría ser un sustituto de los tratamientos farmacológicos actuales. Parte de los análisis químicos han consistido en probar si el concentrado de Hibiscus sabdariffa conserva los antocianos después de un tiempo y si son estables o se degradan con la luz y el calor.

“Teníamos la preocupación de que si se descomponían los antocianos se perdería el efecto, por ejemplo, debido a permanecer un tiempo en refrigeración; pero se comprobó que tienen la misma actividad, por lo que si en un futuro el fitofármaco se pone a la venta podría conservar sus ingredientes activos en los anaqueles, no perdería sus propiedades”, precisó Álvarez Berber.

En 2009 su aportación fue reconocida con la obtención del Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos en la categoría de bebidas. Actualmente su equipo estudia la estabilidad de los antocianos, moléculas que proporcionan el color a las flores y frutos, que va desde el amarillo, pasando por rosa, naranja y rojo, hasta el morado; y sus interacciones con otros polifenoles, como ácidos clorogénicos o cinámicos, les dan estabilidad y dan las diferentes tonalidades que vemos en flores y frutos. Al determinar la composición adecuada para cada tonalidad podrían ser utilizados de sustitutos de colorantes tóxicos.

La flor de la Hibiscus sabdariffa llegó a México con los españoles en la época de la Conquista. Originaria de África tropical, tiene un uso muy arraigado en la gastronomía mexicana como agua de sabor, infusión, salsas y guisados. Guerrero y Oaxaca concentran 91 por ciento de su cultivo. Su uso se ha extendido al resto del mundo no sólo como alimento, sino en la medicina tradicional como diurético, para reducir el colesterol y bajar la fiebre, así como contra enfermedades del hígado.

Álvarez Berber tiene especial interés en el estudio de las plantas medicinales. Aunado a la Hibiscus sabdariffa, su equipo ya ha comprobado el efecto sedante de la calderona amarilla y los efectos antitumorales de la resina Bursera fagaroides, conocida desde la época prehispánica y cuyos beneficios están documentados en el Códice de la Cruz-Badiano.

La investigadora es responsable del Laboratorio Nacional de Estructura de Macromoléculas ubicado en el CIQ. En ese espacio ha podido estudiar la relación estructura-actividad biológica de esos productos naturales, sobre todo, los que tienen efectos antinflamatorios y anticancerígenos.

Cuando era estudiante, recordó, se marginaba desde la academia el conocimiento de los pueblos indígenas documentado en códices y descrito en muy diversos listados sobre las plantas medicinales. Después, se fue comprobando que ese saber está fundamentado, por lo que se ha enfocado en validar el uso científico de las plantas medicinales del país, pues fármacos desarrollados en otras partes del mundo como la morfina, efedrina o hasta la aspirina se han obtenido de plantas.

“Si validamos científicamente su uso y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios o el gobierno apoyan el estudio de nuestras plantas, vamos a tener una alternativa como ocurre en China, India o Japón, países donde tienen su medicina tradicional basada en plantas”, concluyó.