Apoyan a pequeños agricultores

Por Nayla V. Magaña, Reforma, 6 de junio de 2016

A un a paso lento, el interés por los alimentos orgánicos va en crecimiento, razón por la cual un grupo de comunicólogos encabeza un proyecto para formar a pequeños agricultores.

“En los últimos tres años ha habido un cambio importante en el interés de los productos orgánicos. De hecho, en el País hay un 25 por ciento de demanda anual”, señala Gloria Ribé, cofundadora de Los Gastronautas.

“Para poder subsanar este aumento, hemos hecho alianzas con un grupo de productores locales, a quienes capacitamos y les damos la semilla para poder comprarles el producto final”.

Los Gastronautas es un grupo de sibaritas, cocineros y agricultores orgánicos formado por Ribé, guionista y productora audiovisual, y José Manuel Pintado de Wit, comunicólogo.

A través de talleres y una serie de televisión, el grupo ha dedicado sus esfuerzos a fortalecer los canales de comunicación para fomentar el interés de la población en el consumo y producción orgánica.

“Para nosotros, la agricultura orgánica no sólo es una técnica de cultivo, pues es una forma de vida, ética y filosofía que hemos tratado de fomentar en la comunidad”, comparte Ribé, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica.

El proyecto empezó como un hobbie de fines de semana, sin embargo en 2009 decidieron formalizar y dar pie a procesos de cultivo y producción más grandes.

El primer paso para consolidar la iniciativa sustentable fue la serie de televisión que llevó por nombre Los Gastronautas y que se transmitió en 2012 a través del Sistema Nacional de Radiodifusión Pública del Estado Mexicano, antes Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OCMA).

Más tarde, en la comunidad de Jalmolonga, municipio de Malinalco en el Estado de México, crearon una hortaliza de mil metros cuadrados especializada principalmente en la producción de hojas verdes como arúgula, hojas de mostaza, lechuga francesa y primavera; espinaca japonesa, caracterizada por resistir altas temperaturas; brócoli, col, albahaca, mezcla de lechugas, además de jitomate y, próximamente, fresa.

“En nuestras técnicas de cultivo utilizamos caldos minerales y bioles, es decir, alternativas de fertilización natural que nos ayudan en los plantíos a cielo abierto y los que están bajo condiciones de invernadero”, destaca Ribé.

“Nunca hemos practicado la hidroponía porque ésta depende de minerales creados por laboratorios”.

Como una estrategia más en su lucha por impulsar la producción orgánica, Los Gastronautas inauguraron el año pasado una escuela orgánica en donde Raúl Medina de Wit, consultor en agricultura sostenible dará capacitación intensiva a campesinos de la comunidad.

“La intención, además de producir alimentos orgánicos de manera sustentable, es poder difundir este tipo de conocimiento para mejorar el trabajo de los pequeños productores de la zona”, resalta la guionista.

“La gente que trabaja con nosotros son jóvenes que están interesados en aprender los procesos de la tierra en beneficio de su propia región, y, de alguna forma, están siendo ejemplo para el resto de su comunidad, pues ya no planean migrar, sino aprender a trabajar el campo”.

¡Acusan trabas a producción orgánica!

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), la producción de alimentos orgánicos en México crece 22 por ciento en promedio por año, de modo que hasta el 2015, cerca de 512 mil 246 hectáreas eran destinadas a plantíos de este tipo.

A decir de Bensi Levy, propietario de The Green Corner, cadena de tiendas de productos sustentables, convencer a pequeños agricultores para que cultiven de manera orgánica es una labor ardua.

El proceso de certificación, coincide Gloria Ribé, no es un procedimiento simple.

“La importancia de este trámite recaía en la necesidad de dar seguridad y garantía a nuestros consumidores, pero nos encontramos con que había que pagar entre 15 y 25 mil por un área incluso más pequeña que la de nosotros; se trataba de una cuota anual”, reveló.

“Es una forma de afectar al pequeño productor porque exigen mucho trámite, y para conseguir el dinero, éste debe vender gran cantidad de productos, pero no lo hace porque necesita la certificación, entonces todo se convierte en un gran círculo vicioso”.

En el pasado diciembre, Hugo Fragoso Sánchez, director general del Servicio Nacional de Inocuidad Agroalimentaria, SENASICA, informó que hasta el momento se habían certificado 84 mil 278 hectáreas de cultivos orgánicos pertenecientes a 13 mil 255 productores.

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