Amaranto: la planta nutritiva que desafía a los transgénicos

Por La Gran Época, 31 de enero de 2016

Si hay una hierba noble esa es el amaranto. Más allá de los beneficios nutricionales que aporta para su consumo como cereal o vegetal, también tiene la desafiante capacidad de competir y vencer a los cultivos transgénicos.

En los extensos campos sembrados con soja o maíz transgénico, se aplica una gran cantidad de herbicida –principalmente a base de glifosato- para eliminar las malas hierbas que compiten con sus cultivos. Sin embargo, el amaranto crece y se multiplica rápidamente, arruinando así los cultivos transgénicos.

Según el genetista británico Brian Johnson, esta planta curiosamente se cruza con un grano transgénico resistente al herbicida formando un híbrido imposible de erradicar, informó la página Buena Siembra.

Esto contradice las afirmaciones de los defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG) que opinan que es imposible una hibridación entre una planta modificada genéticamente y una planta natural.

En el año 2004 un agricultor de Atlanta advirtió que algunos brotes de amaranto resistían al poderosoherbicida Roundup de la trasnacional Monsanto

Esto se comprobó en EE.UU cuando -en el año 2004- un agricultor de Atlanta advirtió que algunos brotes de amaranto resistían al poderoso herbicida Roundup de la trasnacional Monsanto (a base de glifosato), informó el portal Buena Siembra. Estos “super granos” adquirieron resistencia gracias al gen que recibieron de este herbicida.

Posteriormente, en el año 2009, los agricultores de varios distritos de EE.UU, tuvieron que abandonar cinco mil hectáreas de soja transgénica y otras cincuenta mil estaban gravemente amenazadas por el “super amaranto”.

La única solución que tienen los agricultores en caso de ser “invadidos por esta mala hierba” es arrancarla manualmente, como se hacía históricamente, solo que esto es imposible debido a las enormes dimensiones de estos cultivos y porque se encuentran muy arraigados al suelo. Por este motivo, las tierras tuvieron que ser abandonadas y los productores quedaron con cara de “gringo que perdió la cosecha”, solo que ellos literalmente la perdieron.

Más atrás de la historia escrita: la génesis del amaranto

Según registros históricos, su cultivo se remonta a más de siete mil años en el continente americano, en regiones donde hoy se encuentran países como México, Perú, Bolivia y Venezuela. En la zona andina, el amaranto o kiwicha apareció en tumbas de más de cuatro mil años de antigüedad y los Incas la consideraban una planta sagrada.

Asimismo se hallaron muestras arqueológicas de granos de amaranto en Tehuacán, Puebla, que indican que probablemente se originó en América Central y América del Sur.

Del mismo modo, la producción del grano estuvo en su máximo esplendor durante los periodos azteca y maya en Norteamérica. Se estima que estos últimos pueden haber sido los pioneros en usarlo como cultivo de alto rendimiento, apreciando especialmente su valor alimenticio. Los aztecas lo conocían como “huautli” y lo ligaban con sus ritos religiosos.

¿El alimento del futuro?

La NASA eligió esta hierba para alimentar a los astronautas debido a su alto valor nutricional, además de que sus granos son muy livianos y se digieren fácilmente, según Clarín.

Sobre un valor proteico ideal de 100, el amaranto posee 75, según datos aportados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), informó este medio.

Otro beneficio importante es que no contiene gluten así que es el cereal recomendado para los celiacos y diabéticos. Al no contener gluten y ser rico en proteínas, vitaminas y minerales, es recomendadopor la medicina para el crecimiento, por lo que está siendo difundido en hospitales y en hogares para niños débiles, desnutridos o anémicos.

El grano -una vez limpio y seco- se conserva durante años y se cocina fácilmente como cualquier otro cereal; también puede usarse en harina, sopas, dulces y como cereal para desayunos. Los tallos tiernos se toman como verdura y las hojas se guisan.

Además de nutritivo  el amaranto es muy rendidor ya que cada planta produce una media de 12.000 granos al año y las hojas-más ricas en proteínas que la soja- contienen vitaminas A y C y sales minerales; es decir que se aprovecha todo, tanto los granos como las hojas.

Por otro lado, esta prodigiosa hierba soporta la mayoría de los climas, se cultiva tanto en las regiones secas como en las zonas de monzón, y también en las tierras altas tropicales. Su cultivo puede prosperar también si hay sequía, altas temperaturas y suelos salinos; además es muy resistente a los insectos y a las enfermedades.

Biotecnología vs naturaleza

El desarrollo de la biotecnología genética al servicio de la competencia vegetal es uno de los factores determinantes de este nuevo método de siembra. Sin embargo –según los expertos– por la resistencia que adquieren las plagas combatidas, se necesita de herbicidas y plaguicidas cada vez más potentes, formando –de esta manera- un círculo vicioso.

El glifosato –herbicida de amplio espectro- en principio se presentaba como inocuo y despertaba gran entusiasmo por los resultados en términos de rendimiento por la destrucción de las malezas o “malas hierbas”.

Sin embargo, con el tiempo se comprobó que este herbicida es un probable cancerígeno y lo que este método de siembra considera una “mala hierba”-estas malezas competitivas como el amaranto- los ancestros y las nuevas generaciones con la conciencia más despierta lo consideran una “buena hierba”, por sus capacidades para alimentar y combatir a los eventos transgénicos, tan cuestionados para la salud

Si el amaranto es más económico, natural, saludable, rendidor, nutritivo y necesita menos cuidados que los cultivos genéticamente modificados. ¿Por qué no sembrar campos enteros de amaranto en vez de cultivos transgénicos?