“Agricultura orgánica removerá la pobreza”

Por Juan Fernando Rojas T.* El Colombiano, 10 de Mayo de 2015

Vandana Shiva se ha dedicado a pregonar por el mundo la necesidad de garantizar una buena alimentación, para lo cual afirma que el mejor alimento se produce en las granjas pequeñas

Vandana Shiva es una física india con doctorado en teoría cuántica y altos estudios de filosofía de la ciencia. Decidió cambiar la comodidad de la academia y laboratorios para liderar una causa propia, difícil y con muchos enemigos.

Desde hace más de 30 años se volvió una especie de profeta en su tierra, y ahora en el mundo, a favor de la soberanía alimentaria como camino para superar la pobreza, el hambre y detener la debacle ambiental.

Promueve la agroecología en pequeñas parcelas en contra del modelo agroindustrial que usa fertilizantes químicos y pesticidas; plantea la biodiversidad en contra del monocultivo excluyente; impulsa la soberanía de los campesinos para sembrar semillas propias, en oposición a las genéticamente modificadas y patentadas por multinacionales como Monsanto; antepone redes de economía locales al discurso de una globalización en que pocos ganan a costa de muchos.

“Somos lo que comemos. El alimento es salud, bienestar, libertad. En el momento en que se controla la comida para forzarnos a consumir alimentos genéticamente modificados (GMO por sus siglas en inglés) y comida chatarra, la acción a tomar es el compromiso con nuestro bienestar y el del planeta”, afirma con vehemencia.

Por eso Shiva se ha vuelto una voz incómoda para poderes económicos y gobiernos que promueven los alimentos transgénicos y la biotecnología, al tiempo que asesora a otros como el de Buthan y recibe apoyos en todo el mundo.

Su causa germina desde la fundación Navdania y Bija Vidyapeeth (Universidad de la Tierra).

Con esas entidades se ha establecido 111 bancos comunitarios de semillas en India, formado a 5 millones de agricultores y la mayor red de agrocomercio justo de ese país.

El discurso de esta ecofeminista de 63 años despierta solidaridades y odios, recibe aplausos y descréditos. La defienden como adalid del bien común, pero la acusan de fundamentalista y ponen en duda sus afirmaciones (ver recuadro).

Entre muchos premios y doctorados honoris causa, ha sido reconocida por la Naciones Unidas, en 1993, por el parlamento sueco con el Premio Nobel Alternativo por su aporte al desarrollo sostenible y hasta la revista Times la catalogó de “heroína ambiental”.

Pues bien, Vandana Shiva visitó por primera vez el país.

Fue la invitada principal esta semana al congreso internacional Otromundo, organizado por la Colegiatura Colombiana, en Plaza Mayor. Allí EL COLOMBIANO dialogó con esa controversial mujer que, en todo caso, habla con convicción, humildad y desde el corazón:

En Colombia hay una intensa discusión en torno al uso de la tierra: unos defienden que solo se puede producir de forma rentable en grandes áreas y están los que defienden el cultivo pequeño, ¿cuál es su postura?

“El último reporte del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas mostró que el 70 por ciento de la comida proviene de pequeñas granjas. La agricultura a escala industrial no alimenta el mundo, provee el 30 por ciento del alimento pero usando el 70 por ciento de los recursos. Sobre la producción de soya y maíz modificado genéticamente (GMO), el 70 por ciento se destina a la producción de biocombustibles y alimentación de ganado. Para tener alimento real, necesitamos proteger a los pequeños campesinos”.

¿Pero cómo sacarlos de esa pobreza generalizada?

“La agricultura orgánica removerá la pobreza campesina, que no es porque sean menos productivos. Datos de Naciones Unidas e India muestran que pequeñas granjas producen diez veces más que la agroindustrial. Si se quiere acabar con la pobreza, debe acabarse la explotación injusta”.

¿A qué se refiere?

“Hay dos maneras en que son explotados. Una es el método de producción que les impone comprar semillas y químicos costosos, por eso tienen que endeudarse y su ingreso es incierto o nulo. La otra manera son los sistemas de distribución y comercialización.

Si se mira el caso del café, los dividendos de un cultivador han disminuido a la mitad, mientras se han duplicado la ganancias de los comercializadores internacionales como Nestlé y Starbucks.

El comercio justo es la respuesta a la pobreza creada por el comercio injusto de un sistema de alimentación global controlado por unos oligarcas de los agronegocios.