A desalambrar

Por otra parte, países con megaplantaciones de transgénicos coinciden con la mayor pérdida de parcelas campesinas. Por ejemplo, Estados Unidos y Argentina han perdido más de 30 por ciento de sus propiedades agrícolas en las últimas décadas. La realidad habla claro: para afrontar el hambre no se necesitan ni transgénicos ni agricultura industrial, lo que se necesita es reconocer, respetar y apoyar la diversidad y las muchas formas de vida y producción campesinas, indígenas, de pequeña escala, incluso urbanas.

*Investigadora del Grupo ETC